ARGELIA
Norte de África
Argelia, en la costa sur del Mediterráneo,
situada entre Marruecos y Túnez, fue islamizada entre los año 670 y 808, no sin
duras luchas con la población indígena bereber. Gran parte de los moriscos
emigrados de España en 1502 y de los expulsados en 1609, se refugiaron allí. En 1509,
tropas españolas conquistaron la ciudad de Orán y el puerto de Mers-el-Kebir y
se mantuvieron, con algún intervalo, hasta 1791.
Desde el siglo XVII hasta 1830 fue una
provincia, lejana y con gran autonomía, del Imperio Otomano. El Dey,
representante del Sultán, residía en Argel. Las ciudades argelinas, conocidas
colectivamente como ‘los Estados de Berbería’, fueron bases para la piratería
en el Mediterráneo y la esclavitud de los cristianos.
Argelia francesa.
La política colonial de Francia había sufrido
un vuelco en la segunda mitad del siglo XVIII a raíz del engrandecimiento de la
Corona británica. Después de la Restauración de 1814, los franceses
reemprendieron un programa de expansión colonial, y Argelia constituía una zona
ideal y estratégica para Francia, decidida a fundar colonias en África
Septentrional.
El desembarco se llevó a cabo el 14 de junio
de 1830, todavía en el reinado del último Borbón, Carlos X, pocos días antes de
la Revolución que supuso su derrocamiento y sustitución por Luis Felipe. Ya el
5 de julio el Dey capituló y marchó al exilio, pero las operaciones militares
contra el emir Abd- el- Kader, que lideró una resistencia nacional, duraron
hasta 1847. Sólo una vez derrotado el emir, se pudo emprender la conquista del
interior incluyendo el macizo de la Cabilia, al E de Argel. La zona sahariana
quedaría para más tarde.
Asimilada Argelia a los departamentos de la
metrópoli, con las peculiaridades que en seguida se verán, acudieron cientos de
miles de inmigrantes europeos, principalmente franceses (más tarde conocidos
como ‘pieds noirs’). Sin embargo, los argelinos nativos siempre constituyeron
la mayor parte de la población.
Napoleón III concedió la nacionalidad
francesa a los indígenas en 1865 (y en 1870 a los 35.000 judíos residentes,
suprimiendo su estatuto particular). Todos estaban sujetos al servicio militar,
pero el de los musulmanes era más largo y peor retribuido. La discriminación
culmina con la publicación en 1881 del ‘Código del Indígena’, que distinguía a
los ‘ciudadanos’ franceses (con orígenes europeos) de los ‘súbditos’ franceses
(los musulmanes), privados de la mayoría de los derechos políticos. Los
indígenas de cultura musulmana podían, en teoría, acceder a la ciudadanía plena
renunciando a sus tradiciones, pero el procedimiento era exigente y complicado.
A
menudo repartidos por las zonas más pobres, muchos de ellos se convierten en
trabajadores de grandes explotaciones agrícolas ganadas a las marismas. Rara
vez tenían acceso a la educación. Estando prohibidas su cultura y su lengua, en
1929 sólo el 6% de los niños indígenas iban a la escuela primaria. El francés
era la lengua exclusiva de la administración y la educación, exclusión que
impidió 'afrancesar' a la población indígena, lo que hubiera sido interesante para la propia colonización, pero los ‘pieds noirs’, sostenidos por la prensa, siempre se
opusieron a la creación de ‘escuelas para árabes’. En 1959, los ‘pieds noirs’
eran 1.025.000 (10,4% de la población total, elevándose a más del 30% en los
departamentos de Argel y Orán).
Entre tanto, se llevaba a cabo la conquista
de la extensa zona sahariana, que ya había tenido un antecedente en la toma del
oasis de Biskra en 1844. En 1898 comienza el envío sistemático de columnas
militares y la construcción de fortines, en medio de enfrentamientos con las
tribus tuareg, todo lo cual se cubrirá con el nombre de ‘penetración pacífica’
(tan mentiroso que parece actual). En realidad, de pacífico no tuvo aquello
nada, siendo numerosos los autores que hoy lo ven como la destrucción de las
estructuras sociales de las tribus saharianas, con masacres como las de Tit en
1902.
La operación duró aproximadamente hasta 1930,
y a medio plazo produjo buenos resultados. En efecto, es en esa zona donde se
descubrirán, en 1956, los primeros yacimientos de petróleo y gas. En otro
aspecto, es también allí donde se realizará la primera tanda de ensayos
nucleares franceses (4 pruebas atmosféricas y 13 subterráneas entre 1961 y
1966). Pueden extrañar las fechas, pero hay que tener en cuenta que el Tratado
de Evian de 1962, que establecía la independencia argelina, incluía un artículo
secreto, el cual concedía a Francia, durante cinco años, el uso de bases
aéreas, terrenos, lugares e instalaciones militares que le fueran necesarias.
El 8 de mayo de 1945, con ocasión de las
celebraciones de la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial, se producen
las primeras manifestaciones nacionalistas, con muerte de 130 franceses. De
Gaulle ordena una represión brutal, con cifra oficial de 1.500 argelinos
muertos, aunque la mayor parte de los autores estima que fueron muchos más.
Esto caldeó el ambiente, comenzó la preparación clandestina de varios grupos,
entre los que destacó el FLN (Frente de Liberación Nacional) y, en definitiva,
dio lugar a la guerra, que empezó en 1954 y en la que los argelinos contaron
con apoyo de países como Túnez, Marruecos y Egipto.
Fue una guerra en forma de lucha de
guerrillas en el campo y, sobre todo, de atentados terroristas en las ciudades,
respondidos después por atentados de las organizaciones armadas pro-francesas
(OAS, es decir, Organización del Ejército Secreto). Las divergencias sobre el
número de víctimas hacen todo cálculo poco fiable, teniendo en cuenta además
que el FLN mataba, no sólo a los argelinos que consideraba ‘colaboracionistas’,
sino también, para aumentar la complicación, a los miembros del movimiento
independentista rival MNA.
Tema particularmente polémico fue el uso, por
unidades militares especiales, y sobre todo durante la llamada ‘batalla de
Argel’ de 1957, de la tortura como medio para localizar terroristas. Años más
tarde, el general Massu, responsable, cuando era coronel, de la operación,
diría que ‘en todo caso, nos mantuvimos en los límites de la ley de ojo por ojo
y diente por diente’.
La prolongación del conflicto condujo a la
sublevación de un importante sector de las ya por entonces numerosas tropas
francesas en Argelia. Si bien no triunfó, provocó en Francia la llamada al
retirado general De Gaulle, en la creencia de que él podría mantener la
‘Argelia francesa’. Y lo que ocurrió fue precisamente lo contrario.
De Gaulle,
aparte de promover un cambio
constitucional que todavía perdura (la ‘Quinta República’), convencido de que
la situación no tenía salida inició conversaciones con el FLN que condujeron al
Tratado de Evian (5 de julio de 1962), por el que se reconocía la independencia
de Argelia y que, incidentalmente, determinó la expulsión de ese país de
350.000 judíos y colonos europeos, así como la de muchas decenas de miles de
argelinos ‘colaboracionistas’.
Los dirigentes de la insurgencia argelina
eran unos tiranos y unos terroristas, pero habían sido percibidos como
legítimos por la población de su país; por eso ganaron la guerra, después de
haber perdido todas las batallas.
Como inciso diremos que Francia empezó a
emitir sellos para Argelia en las siguientes fechas: franceses sobrecargados,
en 1924; específicos para el territorio, en 1926. Se puede observar que nunca
son bilingües, sino con leyendas exclusivamente en francés.
Argelia independiente
Forma de gobierno: República
presidencialista.
Fecha independencia (de Francia): 5- julio- 1962.
Superficie: 2.381.740 Km2 (11º).
Población: 37.367.226 hab. (34º) Densidad:
15,7 hab/Km2
PIB/cápita: 7.500$ (134º).
Miembro de: UA, OPEP, Liga árabe.
Desde el litoral al interior se pueden distinguir:
-Las pequeñas llanuras costeras, muy reducidas por la proximidad de las montañas al Mediterráneo.
-La cadena septentrional del Atlas.
-Las altas mesetas, con sus depresiones, cubiertas en parte por lagos salados.
-La rama meridional del Atlas.
-La zona desértica, que ocupa la mayor parte de Argelia y presenta un relieve muy variado, por la presencia de antiguas montañas muy trabajadas por la erosión eólica.
Ya quedó dicho que los dirigentes del FNL
eran unos tiranos; y, porque lo eran, al llegar al poder implantaron de hecho
una dictadura.
Ben Bella no tuvo grandes dificultades para
eliminar el ala moderada de Ferhat Abbas y presidir el Gobierno Provisional. El
8 de septiembre se había aprobado, tras referéndum, una Constitución que
implantaba el partido único y era marcadamente presidencialista. Elegido
Presidente y con autoridad prácticamente sin restricciones, aspiró al liderazgo
de las naciones del Tercer Mundo y se comportó de forma cada vez más
autocrática.
Aunque oficialmente rechazó el marxismo, llevó
a efecto una política basada en la gestión ‘socialista’ de las empresas, la
nacionalización de servicios públicos y de tierras y empresas de los colonos
que habían abandonado el país. Dió prioridad a la industria pesada en
detrimento de la agricultura y de la producción de bienes de consumo. El modelo
adoptado presentó muy pronto síntomas de agotamiento.
Ben Bella se convirtió en uno de los líderes
del bloque de ‘países no alineados’, lo que implicaba recibir armas de Egipto,
URSS y democracias populares, sin rechazar por eso ayudas de los EE.UU. Mantuvo
una excelente relación personal con el cubano Fidel Castro y se permitió
sostener una corta guerra por cuestiones fronterizas con Marruecos, apoyado
éste por Francia y los EE.UU.
El 18 de junio de 1965, su mandato terminó
abruptamente por el golpe de estado del Ejército, sin disparar un solo tiro. El
ejecutor fue Boumedienne, Jefe del Estado Mayor.
Boumedienne, presidente entre 1965 y su
muerte en 1978, mantuvo una línea parecida, pero más moderada y menos
estridente. Alcanzó una importante dimensión internacional. En 1973 dijo a
Henry Kissinger: 'Argelia no puede más que apoyar las decisiones de los
palestinos. Exigir más que ellos es demagogia; menos, es traición'.
Fue sucedido por Bendjedid; moderado, no
identificado con ninguna facción, apoyado por el ejército. Durante su mandato
se observa una influencia creciente del islamismo, sobre todo a partir de 1982.
El gobierno comenzó tratándolos con respeto e incluso haciéndoles concesiones
tan importantes como un ‘Código de Familia’ estrechamente ligado a la Sharía.
Desde 1985, la crisis económica engendró
malestar social y desórdenes graves, de lo que se aprovechó el islamismo
(organizado como FIS, Frente Islámico de Salvación) para conseguir aún más
seguidores. En febrero de 1989, nueva Constitución mucho más moderada que la
anterior. En diciembre de 1991, tras seis meses de ley marcial, elecciones.
La
Ley Electoral, en principio pensada para beneficiar al FLN, acabó favoreciendo
al FIS, el cual consiguió el 43% del total de escaños.
Esto llevó a los
generales a interrumpir el proceso electoral y a detener a gran número de
dirigentes y afiliados; Benjedid dimite el 11 de enero de 1992 y se forma un
Alto Consejo de Estado para gobernar al país; el FIS sería disuelto en mayo de
1992.
En la nueva guerra se enfrentaron las tropas
del Gobierno con varios grupos islamistas, de radicalismo diverso. Las masacres
alcanzaron su punto álgido en 1997, en las fechas cercanas a las elecciones al
Parlamento, en que obtuvo la victoria un nuevo partido (RND) favorable al
ejército. Se calcula que el número de muertos oscila entre 150.000 y 200.000.
En 1999, el nuevo presidente Bouteflika, que, reelegido, continúa hoy en el
poder, concedió una amnistía. Sin embargo, la rechazó un grupo radical
salafista, que declaró su apoyo a Al-Qaeda y continuó matando civiles y arrojando bombas.
Aunque los expertos dudan si tal grupo tiene lazos operativos directos con Al-Qaeda, sus métodos son los mismos, así como la elección de objetivos, prefiriendo los trabajadores extranjeros y las instalaciones de la ONU en Argel.
En la región sahariana se están reagrupando gentes bajo ese movimiento, reforzadas por armas obtenidas durante la guerra de Libia.
Se concedió una nueva amnistía en 2006,
previo referéndum, ya que los familiares de los muertos se oponían a ella.
Desde entonces, las acciones terroristas son dispersas (principalmente en las
montañas del Este), pero no parece próximo el fin total de la violencia.
Los principales recursos son los hidrocarburos,
los fosfatos y otros minerales.
Los combustibles fósiles son con diferencia la
primera fuente de ingresos (98% de los ingresos por exportación en 2006). En la
clasificación de países con mayores reservas de petróleo, Argelia ocupa el
número 14, pero son más importantes las reservas de gas natural (8º país del
mundo).
Los indicadores económicos y financieros
mejoran desde 1990, debido a las reformas apoyadas por el FMI, a la negociación
de la deuda externa y al incremento en 2000/2001 del precio del crudo. En 2001
firmó un Tratado de Asociación con la UE y en 2006 pagó una parte importante de
la deuda externa antes de lo estipulado. Sin embargo, hay fallos en la
diversificación económica, atracción de inversiones y mejora del nivel de vida.
La pobreza sigue extendida y el desempleo es alto, particularmente entre los jóvenes. La corrupción endémica y el pobre nivel de los servicios públicos se añaden como causas crónicas de la insatisfacción popular.
Protestas importantes tuvieron lugar en enero de 2011, por el precio de los alimentos y el desempleo, llegando a choques con las fuerzas de seguridad, que supusieron dos muertos. El gobierno reaccionó ordenando bajadas en los precios de los alimentos de primera necesidad, y revocó la ley de 1992 que declaraba el estado de emergencia.
Por lo demás, en 2001 se atendieron una serie de demandas de la minoría bereber. No consiguieron ninguna autonomía pero sí, por ejemplo, que se estableciese la enseñanza de su lengua en las escuelas.
Solamente el 9,4% de la población trabaja
actualmente en la agricultura. Son importantes los cereales, olivos y tabaco.
Exporta gran cantidad de frutas y verduras, especialmente cítricos.
La población argelina es joven, con una edad
media de 28,1 años, siendo el promedio de hijos por mujer 2,78 en 2010,
más bien bajo para África. La mortalidad infantil es alta, de 23,4
por mil.
El 66% de los argelinos vive en zonas urbanas.
Del millón de colonos europeos que vivían en Argelia antes de la independencia,
quedan hoy 576.000.
La esperanza de vida es de 74,73 años, y la tasa de alfabetización 69,9%.
Argelia tiene una gran variedad cultural. Los
modos de vida difieren entre el Norte fértil y el Sur desértico: en el Norte se
ha desarrollado más la cultura de tipo europeo, mientras que la del Sur ha
mantenido mejor sus características tradicionales. Los grupos bereberes (aproximadamente un 15%) residen
con preferencia en el Norte de Argelia, más poblado.
El árabe clásico es la lengua oficial (el
bereber es considerado lengua nacional, pero no cooficial). En la vida diaria,
los argelinos hablan un árabe dialectal, bastante diferenciado del clásico en
cuanto a vocabulario. El bereber cuenta con variantes regionales, existiendo
asimismo el targui en el Sahara. El francés es hablado por un 70% de los
argelinos como segunda lengua, especialmente presente en el sistema educativo y
en los medios de comunicación.
El 99% de la población es sunnita; el 1%,
católica. Quedan sólo 500 judíos en todo el país.
Como apéndice a todo lo dicho, parece
oportuno insertar una cita del escritor y publicista Amin Maalouf, libanés
residente en París y que en 2010 ha sido galardonado con el premio Príncipe de
Asturias. Su interés especial radica en que su contenido es aplicable, no sólo
a Argelia, sino, como él mismo señala, a otros países musulmanes: Túnez, Egipto
y un largo etcétera.
‘Muchos países musulmanes se preguntan hoy
hacia dónde se dirigen, cuál es nuestro modelo. Algunos han optado por el
modelo nacionalista, que ha fracasado. Otros, por el modelo socialista, que
también ha fracasado. No hay modelo. Tienen todos los problemas que puede tener
el Tercer Mundo, problemas de vivienda, paro, una juventud perdida a la que no
se le ofrece nada, a la que nadie propone nada porque hay una crisis moral en
el mundo. Hay crisis de modelos en el mundo entero. La gente se pregunta: ¿qué
debemos hacer? ¿qué clase de régimen, qué sociedad queremos?’.
‘Por esta razón son tan proclives a aceptar
tesis primarias, tesis que les dicen que lo importante es aferrarse a su propia
religión. Puedo asegurar que el 40% de los argelinos que han votado por un
partido islámico, realmente no sienten ningún deseo de establecer un estado
teocrático en Argelia. Habrá sin duda una minoría que lo pretende, pero con ese
voto la inmensa mayoría vota contra la ingobernabilidad, contra la corrupción.
Ése es un voto de protesta porque los ciudadanos no tienen vivienda, porque no
pueden casarse ya que no cuentan con un hogar, porque no tienen trabajo, porque
hay carencia de todos los productos esenciales, puesto que sus dirigentes
acaparan toda la riqueza’.
‘Que la gente vote por un partido islámico no
quiere decir que el 40% de los argelinos – o los ciudadanos de cualquier otro
país musulmán, Irán incluido – vote por un estado teocrático, sino que vota
contra todos sus problemas.’
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