ANTÁRTIDA
También llamada Continente Antártico, es el
continente sobre el cual se encuentra el Polo Sur. Sin embargo, es más
frecuente referirse a los territorios (incluidos los insulares) al Sur del
paralelo 60ºS, que coincide con la zona a que se refiere el Tratado Antártico y
es la que cuenta a efectos internacionales.
La superficie total es de 14 millones de Km2
(mayor que Europa); el área libre de hielo durante el verano austral es de
280.000 Km2 (3%, principalmente en la Península Antártica, que apunta hacia
Sudamérica). En ciertas zonas, el manto glaciar supera ampliamente los límites
del continente, formando extensas barreras de hielo permanente sobre las
grandes bahías, aumentando la superficie emergida hasta 30 millones de Km2
durante el invierno.
Sobre casi toda la superficie impera el clima
polar, aquél en que la temperatura media del mes más cálido no supera los 0º
(el ‘clima de tundra’, donde sí los supera, se presenta sólo en algunas zonas
costeras, islas adyacentes e islas subantárticas). La temperatura media es de
-17º y la mínima absoluta (la más baja registrada sobre la Tierra) se registró
en la base rusa de Vostok, en 1983: -89,3º. También se dan los vientos más
intensos: 327 Km/hora en 1972.
Por el calentamiento global, la temperatura
de las aguas ha aumentado 1º en los últimos años, con deshielo en las costas
occidentales, pero compensado, al menos hasta ahora, con un aumento en la masa
total de hielo, al haber crecido algo las precipitaciones.
La mayor parte de la atmósfera que cubre la
zona sufre un importante déficit de ozono, con el consiguiente aumento de
radiación UV. La causa es la emisión de clorofluorocarbonados por acción humana
industrial, sobre todo en el hemisferio Norte.
Existen, bajo el inlandsis o capa de hielo
(que puede tener más de dos mil metros de espesor), importantes yacimientos
carboníferos, y probablemente también de petróleo y de otros metales. En 1990
se acordó prohibir toda explotación minera por 50 años.
La población, nunca autóctona, oscila entre
1.000 y 10.000 habitantes, según sea invierno o verano. Existe un turismo
regular (principalmente desde Argentina) desde la mitad de los años sesenta. Es
casi siempre de cabotaje, y con frecuencia no llega a la costa del mismo
continente.
En la Antigüedad, pensadores griegos llegaron
a la conclusión de que, si la tierra era esférica, debía tener por simetría una
contrapartida en latitudes polares a la masa continental del hemisferio Norte.
De acuerdo con tal criterio, Ptolomeo confeccionó un planisferio con un inmenso
territorio meridional, la Terra Australis Incognita), que hubiera comprendido,
no sólo la Antártida, sino Australia, Nueva Zelanda y vastas zonas oceánicas.
Tal concepción aparece reflejada en el mapa de Ortelius (1570), que vemos a
continuación.
En 1520, Magallanes, al descubrir el estrecho
que lleva su nombre, creyó que la Tierra de Fuego era un sector de la Terra
Incognita. La exploración de Francisco de Hoces descubrió el error. El primer
avistamiento lo realizó Gabriel de Castilla, en 1603, tras haber zarpado de
Valparaíso a la caza de corsarios holandeses; llegó a las islas Shetlands del
Sur (60ºS).
En 1773, el capitán Cook bajó hasta los
71º10´S, pero sin avistar tierra más allá de los 60ºS. Los avistamientos y
desembarcos ocasionales se multiplicaron en el siglo XIX. Entre 1839 y 1843, el
capitán James Clark Ross realizó la primera expedición propiamente dicha. En
1902, Scott y Shackleton alcanzaron la latitud 82º17´S. En 1907, Shackleton
volvió, llegó a 180 Km del Polo, realizó la primera ascensión al volcán Erebus
y localizó el Polo magnético, además de otros descubrimientos.
En 1910, dos expediciones llegaron a la
Antártida con el mismo objetivo: alcanzar el Polo Sur. La expedición Scott
utilizó ponies para una primera etapa y sólo la fuerza humana en la segunda;
llegó al Polo el 17 de enero de 1912, pero el noruego Amundsen ya había estado
allí el 14 de diciembre de 1911, utilizando perros polares. Scott y sus cuatro
compañeros murieron en la travesía de regreso.
El primer establecimiento permanente, con
familias civiles y una escuela primaria tuvo lugar en la argentina Base
Esperanza a partir de 1977. Chile siguió el mismo camino en 1984.
Pero la pauta general son las bases ocupadas
por científicos solamente, durante todo el año o parte del mismo; existen unas
100 de alrededor de 26 países. La más antigua en operación continua es la
argentina Orcadas (1904). La mayor, la base McMurdo (EE.UU.). La Amundsen-Scott
(EE.UU.) se halla a pocos kilómetros del Polo Sur geográfico, mientras que la
rusa Vostok y la francoitaliana Concordia están muy próximas al Polo Sur
magnético. España mantiene dos bases estivales en las Shetland.
Existen siete países que mantienen una
reclamación territorial sobre partes de la zona antártica. Para solucionar, al
menos temporalmente, los conflictos, se firmó en 1959 el Tratado Antártico,
entrando en vigor el 23 de junio de 1961. La Secretaría tiene su sede en Buenos
Aires. Mantiene reuniones consultivas anuales. Cuenta con dos clases de
miembros: consultivos o plenos (con voz, voto y veto) y no consultivos, con
derecho a voz. España es uno de los primeros. Ha sido firmado por 50 países
hasta 2012, tiene vigencia indefinida y
no puede modificarse sino por unanimidad de sus miembros consultivos, que han
crecido hasta 28 desde los 12 originales.
Los restantes miembros podrán llegar a ser
consultivos si construyen una base antártica o realizan ‘investigaciones
científicas importantes en la región’.
Considera la zona Antártica como reserva
científica, estableciendo libertad de investigación y prohibiendo la actividad
militar, así como pruebas nucleares, utilización como depósito de residuos
nucleares y, por el momento, explotación de minerales.
Especifica que las reclamaciones anteriormente presentadas no son afectadas por el Tratado, que ni las legitima ni las invalida. Ha ‘congelado’, por tanto, los litigios territoriales. Cada país reclamante puede considerar sus territorios reclamados como le plazca, siempre que no contravenga el Tratado. Los estados no reclamantes tienen garantizado el ejercicio de sus derechos sin que la Antártida sea repartida mientras dure el Tratado.
Especifica que las reclamaciones anteriormente presentadas no son afectadas por el Tratado, que ni las legitima ni las invalida. Ha ‘congelado’, por tanto, los litigios territoriales. Cada país reclamante puede considerar sus territorios reclamados como le plazca, siempre que no contravenga el Tratado. Los estados no reclamantes tienen garantizado el ejercicio de sus derechos sin que la Antártida sea repartida mientras dure el Tratado.
Han presentado reclamaciones eventuales para
el futuro Brasil, Ecuador, EE.UU., Rusia, Perú y Uruguay.
La zona afectada por el Tratado es la
comprendida al Sur del paralelo 60ºS. Los territorios son sectores delimitados
por meridianos con vértice en el Polo Sur. Se exceptúa la reclamación noruega
de la isla de Pedro I y la imprecisión con que este país delimitó los límites
norte y sur de su sector reclamado.
Hay superposiciones: las islas Orcadas del
Sur son reclamadas por Argentina y Reino Unido; las Shetlands del Sur, por
Argentina, Chile y Reino Unido.
Reclamaciones oficiales:
Territorio Antártico Británico (Territorio de
Ultramar) 1908 20ºO – 80ºO
Dependencia Ross (Dependencia de Nueva
Zelanda) 1923 160ºE – 150ºO
Tierra Adelia (Distrito de las Tierras
Australes y Antárticas Francesas) 1924 136ºE -142ºE
Isla Pedro I (dependencia de Noruega) 1929
Territorio Antártico Australiano (Territorio
Externo) 1933 45ºE-160ºE (salvo Tierra Adelia).
Tierra de la Reina Maud (Dependencia de
Noruega) 1939 costa de 20ºO a 45ºE
Territorio Chileno Antártico (Territorio
nacional) 1940 53ºO – 90ºO
Antártida Argentina (Territorio nacional)
1942 74ºO – 25ºO
Está sin reclamar el sector comprendido entre
90ºO y 160ºO.
Nos fijaremos ahora en particular en los
territorios para los que se emiten sellos específicos:
TERRITORIO ANTÁRTICO AUSTRALIANO. Corresponde
al 42% de toda la Antártida (aprox. 6 millones de Km2).
En 1933, una cédula
imperial británica transfirió los ‘derechos’ británicos a esa zona (no se
olvide que Australia era súbdita del Rey-Emperador, y de ahí lo de la ‘cédula
imperial’). El Parlamento australiano aceptó el regalo.
Aunque algunos de los sellos emitidos sean
utilizados por los turistas visitantes y residentes científicos, la mayor parte
se venden en el exterior para coleccionistas.
DEPENDENCIA DE ROSS. Misma historia de la
‘cédula imperial’, pero referida a Nueva
Zelanda y con fecha 1923.
Desde 2005, el ‘gobernador’ de la Ross Dependency es
el Gobernador General de Nueva Zelanda, en nombre de Su Graciosa Majestad, y
nombra anualmente funcionarios para administrarla.
Dos bases científicas (Nueva Zelanda y
EE.UU.) son las únicas ocupadas permanentemente, con la peculiaridad de contar
con una pista que garantiza accesibilidad por avión sobre nieve o hielo durante
todo el año. Tiene un servicio postal propio con sellos apreciados por los
coleccionistas.
TERRITORIO ANTÁRTICO BRITÁNICO. Pretende
hacer remontar sus derechos a 1841. La
reclamación se superpone parcialmente con el área reclamada por Chile, y
totalmente con la reclamada por Argentina. Incluye, además de la parte
continental, diversas islas de entre las que destacan las Orcadas del Sur y las
Shetlands del Sur.
Al firmarse el Tratado Antártico, separó el
territorio al Sur del paralelo 60ºS de las llamadas ‘dependencias de las
Falkland’, y en 1962 creó con dicha parte meridional el Territorio Antártico
Británico. El Territorio (aparte de sellos desde 1963) ha llegado a emitir
moneda en 2008, y, desde 2002, el organismo administrativo correspondiente
puede conferir la ciudadanía británica.
Georgia del Sur y Sandwich del Sur, próximas
al paralelo 60ºS pero al Norte de él, pueden ser consideradas tierras australes
en términos geográficos, pero nos ocuparemos de ellas en la entrada
correspondiente a 'Malvinas/Falkland'.
TIERRAS AUSTRALES Y ANTÁRTICAS FRANCESAS.
Territorio de Ultramar, con una capital
(Port-aux Français, en las Kerguelen, solamente en verano) y un Gobernador
General (todo el año). Comprenden:
- Tierra Adelia (432.000Km2), en la
Antártida, afectada por el Tratado Antártico y de la que ya hemos hablado.
- Tierras Australes, conjunto disperso de
islas de entre las que destacaremos:
- Islas Kerguelen, que habitualmente se
relacionan con la gran población de pingüinos.
- Islas Crozet. En un tiempo eran visitadas
con frecuencia por cazadores de focas, hasta que mataron a la última hacia 1835; después
vinieron los balleneros. Los hundimientos han sido frecuentes en la zona. Un
barco británico cazador de focas se hundió en 1821 y los supervivientes pasaron
dos años allí. Después, la Armada Británica enviaba un barco cada cierto número
de años para ver si había algún superviviente de algún naufragio.
-Desde
2007, Islas Dispersas del Océano Índico, grupo de atolones coralinos en el
Canal de Mozambique; deshabitados, salvo uno de ellos (Fromelin), que cuenta
con una guarnición militar de unos 15 soldados para reforzar la soberanía
francesa en la región, habida cuenta de las reivindicaciones de Madagascar y
Mauricio.
En total, 7.829 Km2 y una población variable
que no supera los 200 habitantes.
Es lógico que Argentina y Chile no emitan
sellos para sus territorios antárticos, puesto que los consideran sin más parte
integrante de su territorio.
Ello no es óbice para que, tanto uno como
otro país, cuenten con sellos para todo su espacio nacional, en los que la
cuestión de las reclamaciones antárticas sea el tema de los mismos.
Me encanto, excelente!
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