ESLOVENIA
Europa del Sur
Capital: Liubliana
Forma de gobierno: República parlamentaria
Fecha de independencia (de Yugoslavia): 25 de
junio de 1991
Superficie: 20.273 Km2 (155º)
Población: 1.999.617 hab (146º) Densidad: 98,5 hab/Km2
PIB/cápita: 28.600 $ (47º)
Miembro de: UE, OTAN
La República de Eslovenia, sita en el extremo
NO de lo que fue Yugoslavia, limita con Italia al O. con Croacia al S y al E, y
con Austria y Hungría al N. Tiene salida al Mar Adriático.
Culturalmente fue siempre un cruce de
elementos eslavos, germánicos e italianos.
Se formó al independizarse de Yugoslavia,
tras un conflicto armado corto (se le llama la ‘guerra de los diez días’) y
relativamente poco sangriento. La facilidad de la independencia tuvo que ver
con el rápido reconocimiento de Europa Occidental y con la baja proporción de
otros grupos étnico-culturales en el país.
Así y todo, y por si acaso, tras la
independencia hubo una expulsión en masa de residentes yugoslavos no eslovenos,
que, revocada luego por el Parlamento, fue sin embargo confirmada por
referéndum popular en 2004.
La transición de una economía estatal a otra
de mercado fue relativamente fácil, al tratarse del territorio más próspero de
la antigua Federación.
En 2004 ingresó en la OTAN y en la Unión Europea;
se integró en el euro el 1 de enero de 2007, y desde 2010 forma parte de la
OCDE.
Los lazos históricos ya aludidos con Europa Occidental, una economía
fuerte y una democracia estable la han ayudado a convertirse en un estado
moderno y desarrollado.
Aludiremos muy brevemente a los antecedentes
históricos.
En el siglo VIII hubo allí un primer estado
eslavo, que, no sin discordias previas, se convirtió al cristianismo a fines de
ese mismo siglo.
Durante el XIV, el territorio, que comprendía
parte de lo que hoy es Austria, pasó a poder de los Habsburgo, lo que le
llevaría en su momento a formar parte del Imperio Austriaco, después Imperio
Austrohúngaro, fase ésta en la que estaba gobernado desde Viena, no desde
Budapest.
Con el colapso en 1918 de la monarquía
austrohúngara, los eslovenos fueron llevados a integrarse en el que pronto se
llamaría Reino de Yugoslavia. Esto se refiere fundamentalmente a las antiguas
provincias de Estiria y Carniola, pues la mayor parte de Carintia decidió por
referéndum incorporarse a la nueva república austriaca, donde hoy continúa.
(Ver entrada ‘Plebiscitos’).
Durante la Segunda Guerra Mundial, la actual
Eslovenia fue ocupada en parte por los italianos y en parte (el Norte) por los alemanes;
a partir de septiembre de 1943, el ejército alemán ocupó toda la zona. En 1945
pasó a integrarse en la República Federal Socialista de Yugoslavia, de la que,
como ya vimos, sería la primera en separarse en junio de 1991.
Es en la actualidad una república
parlamentaria, cuyo Presidente se elige cada 5 años por voto popular. El Jefe
del Gobierno es elegido por el Parlamento, que es bicameral.
Durante muchos años, Eslovenia ha mantenido
malas relaciones con su vecina Croacia, llegando incluso a intentar boicotear
el ingreso de ésta en la OTAN y en la UE. La causa han sido disputas sobre
límites territoriales, sobre todo en la zona costera de Piran y recelo ante las
reclamaciones croatas de aguas territoriales. La situación parece haberse por
fin arreglado.
Cuatro regiones se distinguen en el país: la
costa mediterránea, las montañas llamadas Alpes Dináricos, la zona alpina y la
llanura panonia.
El litoral esloveno, lleno de recuerdos
arquitectónicos de la vieja época veneciana, es corto, de sólo 46,6 Km, encajado
entre el territorio italiano de Trieste y la península de Istria, actualmente
croata en su casi totalidad.
En los Alpes Dináricos, entre Liubliana y la
costa, las omnipresentes formaciones kársticas están excavadas por ríos
subterráneos y llenas de enormes cavidades, como las cuevas de Postoijne, de 19
Km de longitud y las mayores de Europa.
El clima varía entre el mediterráneo de la
costa y el más extremado de las regiones interiores, con mayores lluvias en la
septentrional zona alpina. La nieve es bastante frecuente en invierno.
Aproximadamente la mitad del país está
cubierta de bosques, que lo convierten en la tercera nación más boscosa de
Europa, detrás de Finlandia y Suecia. Las zonas de prados, por su parte, cubren
5.593 Km2. Existen 216 Km2 de viñedos. En comparación con otros países de la
región, no hay mucho viento, por la protección que suponen los Alpes.
En los comienzos de su independencia, la
guerra en la región la afectó no poco en el comercio, turismo y afluencia de
refugiados. El PIB/cápita bajó en 1992 a 6.052 $, grave descenso comparado con
los 9.120 $ de la fecha de la independencia. Los dirigentes supieron tomar las
medidas necesarias para dar un giro a la economía, favoreciendo la
liberalización del mercado y de los bancos, y promoviendo las privatizaciones necesarias.
Hoy puede ser considerado un país
desarrollado. En 2007 su crecimiento fue de un 6,8%.
Aunque sólo un 2% de la población se dedica a
la agricultura, la producción de cereales satisface la demanda interna e
incluso permite la exportación. Produce también patatas, lúpulo y remolacha,
así como vinos de calidad; ello sin contar con la producción pecuaria y la
avicultura.
Cuenta con reservas de petróleo, lignito y
zinc. La industria se halla bastante diversificada, pudiéndose destacar la
metalurgia del hierro, aluminio, plomo y zinc, la electrónica (incluyendo la
militar), la producción de automóviles, camiones y equipamiento eléctrico y la
farmacéutica. Liubliana y Maribor son los más importantes centros industriales;
Alemania, Italia y Austria, los principales socios comerciales.
Este panorama de prosperidad se ha visto
bastante alterado por la fuerte incidencia de la crisis financiera iniciada en
2008. La recesión llegó en 2009 al 8%, tanto en producción industrial como en
exportaciones, y el paro ha aumentado hasta un 12% en 2012.
Además, la crisis y las medidas adoptadas por
el gobierno, han enrarecido el ambiente político. Se alzan voces contra la
corrupción de una serie de políticos y se ha creado un clima de desconfianza
frente a los parlamentarios. En noviembre/diciembre de 2012 hubo violentas manifestaciones
en Maribor, la segunda ciudad del país; hacía muchos años que no se veía a la
policía haciendo uso de gases lacrimógenos.
Étnicamente hay un 83,1 de eslovenos, con
pequeñas minorías procedentes de otras regiones ex - yugoslavas. La minoría
húngara es del 0,4%, y la italiana, del 0,1%.
El idioma oficial es el esloveno (91% de la
población). Debe tenerse en cuenta que las diferencias entre esloveno, croata y
serbio son tan sutiles que casi se quiebran, debiéndose más la distinción entre
las tres lenguas a razones políticas que filológicas; sin perjuicio,
naturalmente, de que el esloveno, como el croata y a diferencia del serbio,
utilice caracteres latinos y no cirílicos. En las zonas fronterizas
correspondientes, tienen asimismo carácter oficial el italiano y el húngaro.
Predomina la religión católica (57,8%).
Musulmanes, 2,4%; ortodoxos, 2,3%. Un 10,1% se manifiestan ateos o agnósticos;
un 22,8% no hicieron declaración alguna.
Se halla entre los últimos países de Europa
por densidad de población, la cual, además, tiende a disminuir. En efecto, la tasa hijos/mujer es de sólo
1,31, lo cual está provocando un descenso poblacional de 0,185% anual. La
esperanza de vida es 77,48 años; el índice de alfabetización, 99,7%.
Diremos finalmente que una gran ventaja de
Eslovenia es su ubicación como encrucijada de grandes ejes de comunicación
europeos. Por el contrario, la estrechez de su litoral únicamente permite tres
puertos, de los cuales Koper (la antigua Capodistria) es el más importante. Los
otros dos, Isola y Piran, cuentan más como focos de atracción turística.
CROACIA
Europa del Sur
Capital: Zagreb
Forma de gobierno: República parlamentaria
Fecha de independencia (de Yugoslavia): 25 de
junio de 1991
Superficie: 56.542 Km2 (126º)
Población: 4.480.043 hab (123º) Densidad: 79 hab/Km2
PIB/cápita: 18.100 $ (68º)
Miembro de: OTAN, UE
La República de Croacia ocupa hoy parte del N
y el O de la antigua Yugoslavia. Teniendo como vecino occidental a Eslovenia,
limita asimismo con Hungría, Serbia, Bosnia-Herzegovina y, en su extremo Sur,
con Montenegro. Es miembro de la OTAN desde 2009 y de la Unión Europea desde 2013.
Aunque el dato es controvertido, se considera
generalmente que los croatas forman parte del grupo de los eslavos
meridionales. Sí hay certeza documental de la fecha de su llegada a la zona, el
año 626.
Después de formar un reino en el siglo IX y
de unirse con Hungría en 1102, en el momento de la gran expansión otomana del
siglo XVI los croatas pidieron auxilio a los Habsburgo, que se lo prestaron.
De esta forma, hacia fines del XVIII la
Croacia histórica formaba parte del Imperio Austriaco, mientras que parte de la
península de Istria y la costa dálmata dependían de la República de Venecia y,
al Sur, de la de Ragusa.
Desaparecidas ambas, a partir de 1815 también
esa zona pasó a depender del Imperio Austriaco. Al constituirse el Imperio
Austrohúngaro, la Croacia histórica y Eslavonia, al E de la misma, pasaron a
depender de Budapest, mientras que Istria y Dalmacia estaban bajo la dirección
directa de Viena. En esa época, Opatija (la antigua Abbazia), al sur de Istria,
fue el principal centro balneario y de vacaciones del Imperio.
Tras la Primera Guerra Mundial, Croacia, y
asimismo Istria y Dalmacia, pasaron a formar parte del nuevo reino que luego se
llamaría Yugoslavia; eso a pesar de que, ya en 1918, el Sabor (Parlamento
autónomo croata) reclamó la independencia.
En 1924, el carácter centralista del reino
yugoslavo se acentuó, aumentando consiguientemente el malestar croata. Se
formaron grupos nacionalistas con frecuencia violentos, que cometieron
atentados como el que en 1934 costó la vida en Marsella al rey yugoslavo
Alejandro I. El principal fue el partido ustachi (traducible por ‘rebeldes’),
influido por el fascismo italiano, pero mucho más radical. Su líder fue Ante
Pavelic.
El Estado Independiente de Croacia (Nezavisna
Drzava Hrvatska).
Cuando en 1941 Yugoslavia fue invadida por
tropas del Eje (ver entrada ‘Yugoslavia’), se creó el Estado susodicho,
proclamado el 10 de abril.
Oficialmente fue un Reino que tenía como
soberano a Tomislav II, nombre bajo el que se ocultaba el duque de Saboya,
primo segundo de Víctor Manuel III de Italia (y, dicho sea de paso, nieto de
Amadeo I de España). El soberano en cuestión, a quien no le hizo ninguna gracia
la idea, jamás puso los pies en Croacia.
A esta solución se llegó previo compromiso de
ceder Dalmacia a Italia (la cual ya poseía la península de Istria, la ciudad de
Zadar y el estado montenegrino). El nuevo estado croata apenas tuvo pues salida
a la costa, y perdió el Sandjak de Novi Pazar ocupado por Hungría (vieja
reivindicación húngara que arrancaba también de 1918). En cambio, se incluyó en
él la totalidad de Bosnia-Herzegovina.
El poder estuvo en manos de los ustachi,
dirigidos por Pavelic, que asumió el título de ‘Poglavnik’. Fue un estado
totalitario, fiel aliado del III Reich e imbuido de un fuerte nacionalismo.
El nuevo país siguió ocupado por tropas
italianas y alemanas (desde septiembre de 1943 sólo alemanas), pero las
milicias ustachis llevaron a cabo duras persecuciones de serbios, judíos y
gitanos, con numerosas muertes de las tres etnias.
En cambio, los musulmanes de Bosnia fueron
muy bien tratados y considerados ciudadanos de pleno derecho.
El estado croata, naturalmente, se hundió con
la derrota del Eje. Pavelich logró escapar. Los ustachi fueron eliminados, como lo habían sido los chetniks monárquicos, por los partisanos comunistas.
El nuevo dueño del poder fue Josip Broz (Tito), y la consecuencia inevitable resultó ser la integración en la
nueva Federación Yugoslava, republicana y comunista.
Tito era croata, y procuró mantener un cierto
equilibrio entre los distintos pueblos yugoslavos, pero prácticamente todos los
altos cuadros militares eran serbios, con las consecuencias que luego se
verían.
La muerte de Tito en 1980 supuso el principio
del fin. El estallido se produjo en 1990, pero las cosas no fueron en Croacia
tan fáciles como en Eslovenia. La guerra contra los serbios fue larga y dura.
Los habitantes serbios, apoyados por el
ejército federal yugoslavo, se negaron a reconocer la secesión, y proclamaron
ellos mismos su independencia, dándose el nombre de ‘República serbia de
Krajina’.
Tras cuatro años de lucha, el gobierno croata
logra desalojar a las fuerzas serbias de Krajina mediante la importante
‘Operación Tormenta’, que trajo consigo el éxodo de más de 350.000 serbios, los
cuales se reubicaron y se enrocaron en la todavía hoy llamada Bosnia serbia.
Lo que incluso el Tribunal Penal para la ex –
Yugoslavia consideró ‘limpieza étnica’, se ha visto después que (como el propio
Tribunal se ha visto obligado a reconocer) fue en realidad una evacuación
planeada y organizada por las propias autoridades de Krajina.
La recuperación por el gobierno croata de la
Eslavonia oriental (ver mapa adjunto) se llevó a cabo de manera negociada con
Belgrado en 1998, bajo supervisión de la ONU, pero no antes de que hubiera
quedado totalmente destruida la principal ciudad, Vukovar, centro
histórico-artístico.
La nueva Croacia.
Comprende la Croacia histórica, Eslavonia,
casi toda la península de Istria y la costa de Dalmacia, con sus numerosísimas
islas. La franja costera se interrumpe brevemente al Sur permitiendo una
estrecha salida al mar de Bosnia-Herzegovina, cuya única utilidad consiste en
el montaje de grandes chiringuitos para turistas en la carretera costera, y que
no tiene origen en la todavía reciente guerra, como a veces se cree, sino en la
cesión que, en el siglo XVII, hizo la República de Ragusa a los turcos, para
suavizar sus relaciones con ellos.
En el extremo sur, ya lindando con
Montenegro, aparece Dubrovnik, la antigua Ragusa, muy dañado por los bombardeos
en la última guerra de los montenegrinos (que combatían al lado de los serbios).
Hoy, totalmente restaurada (quizá incluso excesivamente), es uno de los grandes
centros del turismo internacional en el Mediterráneo.
Así pues, el país, que viene a doblar en
tamaño a Bélgica, tiene una forma peculiar: se encorva como un bumerang desde
las llanuras de Panonia en Eslavonia, a través del centro montañoso,
comprendiendo después la península de Istria, y entonces tuerce hacia el sur a
lo largo de Dalmacia.
La principal atracción de Croacia la constituyen
sus costas, 1778 Km sin contar las islas; éstas son 1185, pero sólo 66 están
habitadas, contando también con centros histórico-artísticos. El país cuenta
con 7 sitios del Patrimonio Mundial y con 7 Parques naturales, dotados de
abundante fauna. El más conocido y visitado por los extranjeros es el de
Plitvice.
El clima varía del costero mediterráneo al
continental del interior. Las montañas que bordean la costa actúan como escudos
frente a los fríos vientos del norte, permitiendo primaveras tempranas y otoños
tardíos. En Eslavonia y las montañas nieva en el invierno.
Es una República que tuvo entre 1990 y 2000
un sistema semipresidencialista, con ribetes autoritarios, marcado por la
fuerte personalidad del presidente Franjo Tudman, muerto en 1999. En la reforma
constitucional del 2001, hubo un giro hacia un sistema parlamentario,
transfiriendo funciones al Parlamento, que, desde esta reforma, es unicameral.
El Presidente, elegido por voto popular para
5 años (puede ejercer su cargo por un máximo de 10) es el Comandante de las
Fuerzas Armadas. Nombra al Primer Ministro con el consentimiento del
Parlamento.
Las negociaciones para la entrada en la UE
han sido largas y complejas, por el recelo ante eventuales criminales de guerra
croatas en libertad y por la obstaculización de Eslovenia, país ya miembro con
el que se dijo en su momento que Croacia tenía problemas fronterizos
pendientes.
Superados los obstáculos, Croacia se ha convertido en el 28º estado
miembro en julio de 2013.
Antaño una de las más ricas repúblicas
yugoslavas, Croacia sufrió mucho, también en lo económico, durante la guerra de
1991-1995. La producción se colapsó y el país no estuvo en condiciones de
recibir las primeras oleadas inversoras de Occidente a la caída del Muro de
Berlín.
Sin embargo, entre 2001 y 2007 la economía
fue mejorando, con un PIB que creció de manera moderada pero firme entre el 4%
y el 6% anual, ayudada por el impulso del turismo, para favorecer el cual se
realizaron numerosas obras de infraestructura. La inflación fue escasa, y la
moneda, estable.
Pero experimentó un duro y brusco golpe con
la crisis general de 2008, del que todavía espera recobrarse. Quedan por
resolver importantes problemas, como el índice de paro (19%), el déficit
comercial creciente y las desigualdades en el desarrollo regional.
El actual gobierno ha anunciado la
privatización de empresas nacionales y diversas medidas estructurales. Croacia
volvió a entrar en recesión en 2012 (-1,1%) y Zagreb comenzó a cortar gastos,
sobre todo en medidas sociales.
La alta deuda exterior, lo anémico del sector
de las exportaciones y una quizá excesiva esperanza en los ingresos del turismo
son obstáculo a medio plazo para el crecimiento.
El sector agropecuario está diversificado,
pudiéndose destacar las frutas, hortalizas y vid. Otro tanto cabe decir del
industrial, que comprende astilleros, metalurgia, industria mecánica y química.
Tiene una pequeña producción de petróleo y
gas, que no cubre las necesidades del país. Obtiene el 47,2% de la electricidad
de combustibles fósiles, y el 44,7% de plantas hidroeléctricas.
El 89,6 de la población es étnicamente
croata. Hay 20 minorías reconocidas, destacando la de los serbios (4,5%). Por
lo demás, la diáspora croata es numerosa y se halla extendida por todo el
mundo; después de Zagreb, la australiana Melbourne es la que recoge mayor
cantidad de personas de esa etnia.
La lengua oficial es el croata (96,1%), muy
similar al serbio, pero se escribe con caracteres latinos. Profesan la religión
católica el 87,8%, y la ortodoxa, el 4,4%. Los musulmanes ascienden al 1,3%.
La tasa de crecimiento es negativa (-0,092%),
lo que corresponde a una fertilidad de 1,44 hijos/mujer.
La población urbana supone el 58% del total.
La esperanza de vida es de 76 años, y la tasa de alfabetización, el 98,8%.
Para terminar, vale la pena tocar dos
aspectos:
La República de Ragusa. Ha sido mencionada
más de una vez en esta entrada.
Durante las invasiones eslavas y ávaras del
siglo VII, los ilirios romanizados de la región se refugiaron en ese
emplazamiento, en su origen insular. Primero bizantina, después veneciana y
luego húngara, pasó a ser virtualmente independiente en el periodo otomano, sin
más que pagar un tributo.
La actividad comercial y marítima comenzó
pronto, pero alcanzó su cenit en los siglos XV y XVI, cuando llegó a tener 200
barcos y a rivalizar con Venecia, por su riqueza y su hábil diplomacia. Era una
oligarquía autoritaria, gobernada por una aristocracia de mercaderes que
establecieron un sistema parecido al veneciano.
En 1667 sufrió un espantoso terremoto, que
mató a casi 5.000 habitantes (de un total de 12.000), entre ellos a gran parte
de la antigua nobleza, pues el Gran Consejo se hallaba reunido deliberando.
Para la repoblación, se autorizó a instalarse a miles de eslavos, lo que cambió
la composición étnica de la república de Ragusa. Los descendientes de los
dálmatas neolatinos quedaron representados solamente por la aristocracia y una
pequeña parte de la burguesía.
Napoleón acabó con ella, y en 1815 el
Congreso de Viena no la restauró. En el transcurso de los siglos XIX y XX fue
sometida a un proceso de eslavización que en cierto modo aún continúa.
El actual nombre de Dubrovnik aparece ya
citado durante el Medievo.
El interés del dato estriba en que Udania,
hombre de origen humilde, sabía hablar el dálmata, que se extinguió con él,
aunque hoy algunos quieran resucitarlo a través de Internet.
Contra lo que pudiera pensarse, no era una
lengua eslava, sino que pertenecía al grupo de lenguas románicas derivadas del
latín.
Antes del año 1000 se extendía por toda la
región, y aún conservaba vigor en la costa durante el siglo XV, siendo la
lengua de la República de Ragusa. Después, la competencia de los dialectos
vénetos y eslavos lo hizo ir declinando hasta el final citado.
A título de curiosidad, se puede señalar que
es más parecido al español o italiano que el rumano, al estar menos contaminado
por léxico y estructuras eslavas.
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