Los Estados Unidos arrebataron a México, en
1848 y en una guerra más que discutible, diversos territorios, entre ellos
California con su amplia fachada al Pacífico (en 1846 habían firmado con Gran
Bretaña el Tratado por el que accedían asimismo a la costa de Oregón).
Cuando
miraron al Pacífico, se les ocurrieron ideas. Precisamente por aquellos años se
estaba popularizando la expresión ‘Manifest Destiny’, creada por el congresista
Robert Winthrop, expresión ambigua donde las haya, pero práctica para evitar
púdicamente el uso del grosero término ‘Imperialismo’, adecuado para países
europeos viejos, decadentes y poco respetuosos de los derechos de los pueblos
indígenas.
Es cierto que aún quedaban por delante muchos
años de guerras indias, pero eso eran pláticas de familia que se podían
resolver tras el telón de la forma más expeditiva posible.
O sea, que el Océano Pacífico estaba ahí,
tentador. En 1854, el comodoro Perry ‘abre’ el Japón al comercio internacional
con persuasivos métodos, comienza el interés por China y por Samoa, por no
hablar de Hawai, que merece capítulo aparte. Después vendrán las Filipinas y
Guam, y más tarde lo que caiga. Desgraciadamente no vamos a poder hablar en
esta entrada de las Filipinas, una de las perlas de la saga, pero tiempo y ocasión
habrá, Dios mediante.
HAWAI
Las islas Hawai constituyen un archipiélago
de 8 islas de origen volcánico situadas al NE del Pacífico (ver mapa general al
comienzo). Una de ellas se llama también Hawai, lo que no deja de prestarse a
confusión. La capital, en la isla de Oahu, es Honolulu, escogida por el rey
Kanehamea III.
Es posible, pero no seguro, que las avistara
Ruy López de Villalobos en 1555. El descubrimiento oficial se debe al capitán
James Cook, en 1778. Tenían una abundante población polinesia, y las llamó
Sandwich, nombre que conservaron mucho tiempo, en honor del Primer Lord del
Almirantazgo, protector suyo, más conocido, no obstante, por el tipo de
bocadillo que inventó para no tener que interrumpir las partidas de póker.
En un segundo viaje, en 1779, buscando el
‘paso del NO’, volvió a tocar en ellas. Llevaba cierto tiempo de mal humor, por
razones que no han sido determinadas. Reaccionó de forma intemperante e
imprudente, con ocasión de un pequeño incidente en la playa con los nativos; alguien
disparó, hubo un muerto, y los nativos se lo tomaron muy a mal. El resultado
final fue que los restos mortales del más célebre navegante del XVIII acabaron
inextricablemente mezclados con los jugos gástricos de un cierto número de
polinesios airados.
Con todo, parecía que el destino de las islas
era acabar como otro protectorado británico más. El rey Kamehamea I(muerto en
1819) es el organizador del estado hawaiano comprensivo de todas las islas del
archipiélago. Su sucesor, Kamehamea II, fue llevado a Londres en 1823 con su
joven esposa para ser ambos presentados al monarca Jorge IV y formalizar el
protectorado. No hubo ocasión. Los dos polinesios murieron de neumonía con
pocos días de diferencia. Fue la venganza simbólica y climática de Albión por el
festín en que involuntariamente participó el capitán Cook.
Entre tanto, en Hawai estaban sucediendo
cosas. Numerosos barcos balleneros y dedicados a tráficos varios recalaban en
las islas procedentes de Nueva Inglaterra, tierra de marinos (recordemos al capitán
Achab a bordo del ‘Pequod’), y la mayoría de ellos ni eran temerosos de Dios ni
se comportaban como ‘gentlemen’. Las noticias de sus hazañas y fechorías
llegaron a Nueva Inglaterra, a la puritana Boston, y se organizó una cruzada,
pero una cruzada ‘a lo calvinista’, como vamos a ver.
El 23 de octubre de 1819 zarpó de Boston el
bergantín ‘Thadeus’, cargado de misioneros puritanos cuyos nombres se conservan
tan religiosamente como los del ‘Mayflower’; y no es para menos, porque en
pocos años se van a convertir en la élite dirigente, tanto económica como
política, del archipiélago.
Tras cubrir apresuradamente las turgencias,
demasiado aparentes, de las nativas, se dedicaron de forma rápida y febril a su
tarea de evangelización y civilización, pero a su manera, lo cual supone:
-Un espíritu excluyente y poco tolerante. En
1839, apareció la fragata francesa ‘Arthémise’, que dio 48 horas al rey para
autorizar el culto católico y poner en libertad a los papistas encarcelados por
los bostonianos como si fuesen agentes del demonio, tras lo cual se celebró una
misa en tierra firme bajo la protección de 150 marineros armados.
-La convicción de que la Divinidad manifiesta
su predilección por sus elegidos otorgándoles el mayor éxito material posible.
Una de sus primeras tareas fue la de convencer al monarca de que permitiera y
regulara la propiedad privada de la tierra, la mayor y mejor parte de la cual
pasó a ser controlada por ellos, que además, poco a poco, fueron creando su
grupo de hawaianos colaboracionistas y prebendados.
Historiador tan eminente y ecuánime como
Jacques Pirenne señala que ‘a raíz del Tratado de Comercio de 1875, Hawai se
había convertido de hecho, económicamente, en una colonia de EE.UU.; todos los
capitales invertidos eran norteamericanos y casi todas sus exportaciones iban
dirigidas allí’.
En 1887, el gobierno de EE.UU. obligó al rey
Kalakaua a otorgar una Constitución que establecía un sistema parlamentario, el
cual, dadas las normas electorales, otorgaba a los plantadores norteamericanos
y a sus colaboracionistas bien situados el gobierno de las islas, a través de
un Parlamento artificioso. La primera medida del gobierno nacido de este
régimen de opereta (sigue diciendo Pirenne) fue autorizar a los EE.UU. la
creación de una importante base militar en Pearl Harbour.
Cuando, unos años más tarde, la nueva reina,
Liliuokani, hermana y sucesora del anterior, planteó una reforma electoral para
dar más peso a la mayoría de la población nativa, se formó un ‘Comité de
Seguridad’ que decidió derribar el trono y pedir la anexión por EE.UU., tras
haber pedido a éstos que enviaran tropas.
Fueron los ‘marines’ quienes tuvieron el
dudoso honor de desalojar por la fuerza a la reina de su palacio, por orden de
un tal Lorrin A. Thurston (nombre de indudable raigambre polinesia), que a la
sazón presidía el Comité de Seguridad, el cual pasó a transformarse en Gobierno
Provisional. El 4 de julio de 1894 se proclamó la República. Faltaba el último
paso, pero Cleveland, Presidente en aquel momento y consecuente con la posición
anticolonialista de su partido, el Demócrata, no estaba por la labor.
Hubo que esperar a la elección del
republicano McKinley, flanqueado por el inevitable ‘Teddy’ Roosevelt, para que,
en 1897, se firmara un tratado de anexión que, por lo demás, nunca fue
ratificado en forma por el Senado. La anexión formal se produjo, de todas
maneras, el 12 de agosto de 1898.
En 1959, el Territorio se convirtió en Estado
de la Unión. Falta añadir que, en 1993, una resolución conjunta de las dos
cámaras del Congreso, ratificada por el presidente Clinton, pidió disculpas por
haber derribado el trono hawaiano. Nunca es tarde si la dicha es buena, dice el
proverbio.
Se estima que, en 1778, la población estaba
entre 300.000 y 400.000 personas. Luego vinieron la viruela y el cólera. En el
año 2000, se censaron sólo 6.000 de sangre puramente nativa, aunque el número
de mestizos es mayor.
El reino de Hawai emitió sellos de 1851 a
1891. La República, de 1893 a 1898. Los representados aquí son de 1883 (rey
Kalakaua) y de 1894.
SAMOA
No consta claramente cuándo barcos americanos
empezaron a visitar con cierta regularidad el archipiélago de Samoa, localizado
al O. de las islas Cook y al N. de Tonga; pero está claro que la política de
expansión en Oceanía del Imperio Alemán obligó a clarificar las cosas.
En 1889 estuvo a punto de darse un combate
naval en la bahía de Pago-Pago entre 3 buques alemanes y 3 americanos, pero un
inesperado tifón hundió a los seis, por lo que tuvo que suspenderse el partido
por falta de jugadores.
En 1899, ambas naciones llegaron a un acuerdo
de reparto. La Samoa alemana, al Oeste, es hoy un estado independiente. La Samoa
oriental, más reducida, quedó para los EE.UU., que la ocupó formalmente en 1900
y estableció allí una importante base de carboneo para la flota del Pacífico.
La peculiaridad es que, aunque exista un
cierto nivel de autonomía, nunca se le ha dado un status formal mediante una
ley del Congreso, y por ello figura simplemente como ‘Territorio no
incorporado’, igual que las islas Vírgenes en el Caribe, y, como ellas, está
incluido entre los 16 territorios pendientes de descolonización según la ONU.
El territorio consta de 5 islas volcánicas
muy montañosas y 2 atolones coralinos. La isla mayor es la de Tutuila, donde
viven el 95% de los habitantes, que suman en total unos 65.000, de los cuales
el 91,6% son originarios del archipiélago. La capital es Pago-Pago, en Tutuila,
donde también se halla el único aeropuerto internacional.
La agricultura es la principal ocupación
(taro, coco, plátano, naranja, piña, ñame). Otras actividades son la pesca y
enlatado del atún, la artesanía y el turismo.
No se incluyen sellos de la Samoa americana
porque nunca los hubo. Como es sabido, los llamados ‘territorios externos’ de
los EE.UU. utilizan los sellos de la metrópoli, con alguna rara excepción que
se indicará.
GUAM
Por el Tratado de París de 10 de diciembre de
1898, España cedía a los EE.UU. el archipiélago de las Filipinas y la isla de
Guam, en las Marianas.
Diversos
historiadores consideran que el verdadero objetivo de la guerra
hispano-norteamericana, provocada de forma calculada por los EE.UU. y de
resultado perfectamente previsible, no era conseguir la independencia de los
cubanos (los americanos habían intentado comprar Cuba en repetidas ocasiones, y
si Cuba resultó relativamente independiente fue por causas de política interior
americana, que no nos corresponde examinar aquí),ni tampoco lograr la hegemonía
en la zona del Caribe, hecho que se habría producido de todas formas, sino
proyectar su imperialismo hasta el otro lado del Pacífico, proyecto preparado
por la tenaz y constante usurpación del poder en las Hawai, que ya ha sido
examinado.
Resultan al respecto especialmente
significativas ciertas fechas: cuando se produce el sospechosísimo incidente
del ‘Maine’ (15 de febrero), ya hace días que una flota, al mando del comodoro
Dewey y por órdenes de ‘Teddy’ Roosevelt, Subsecretario de Marina, ha partido
hacia las Filipinas; esperará, haciendo ejercicios navales, en las proximidades
de Hong Kong, bajo la benevolente mirada de los británicos. Estados Unidos
declara la guerra el 25 de abril, y así el comodoro Dewey podrá presentarse en
la bahía de Manila ya el 1 de mayo. Más prisa, imposible.
Como ya dijimos, las Filipinas merecen una
entrada separada; ocupémonos, pues, de Guam.
Se trata de la isla mayor y más meridional de
las Marianas. Fue incorporada formalmente a la Corona española en 1565, con
llegada de colonos y misioneros en el XVII. Constituyó importante puerto de
escala para el Galeón de Manila. En aquella época se la denominaba Guaján.
Tiene 544 Km2 (48 Km de largo y entre 6 y 12
de ancho). Está en zona sísmica, pero no tiene actividad volcánica; se halla
rodeada en casi su totalidad por un arrecife coralino.
Codiciada por los norteamericanos por su
posición estratégica, éstos se apresuraron a construir una base naval.
Capturada por los japoneses en 1941, fue recuperada en 1944, tras larga
batalla.
En 1950 se concedió a la isla un régimen de
autonomía interna, pero internacionalmente constituye (como Samoa Oriental) un
territorio no incorporado, sujeto como tal a la teórica vigilancia del Comité
de Descolonización de la ONU.
Hoy, sus instalaciones aeronavales cuentan
entre las mayores y más importantes del Pacífico, sobre todo desde que se
cerraron las bases de las Filipinas. Un 25% de la isla se halla bajo
jurisdicción militar.
La economía depende de las bases, del turismo
(sobre todo japonés) y de otras aportaciones federales. Goza de un régimen
fiscal especial.
La población estimada era en 2007 de 173.456
personas: 57% nativos (chamorros); 25,5%, filipinos; 10%, caucásicos. La
religión dominante es la católica (85%).
Entre las lenguas, es frecuente el chamorro
(no se trata propiamente de un criollo español, sino de un idioma nativo muy
influido en su gramática y léxico por el español). Existen nombres y apellidos
hispánicos, y actualmente se promueve el estudio del idioma en algunos centros.
Como caso excepcional en los territorios
americanos, se utilizaron sellos propios en 1899 (estadounidenses sobrecargados),
uno de los cuales se reproduce aquí.
La evolución política de los territorios que
vamos a considerar a partir de ahora, se ajusta a un esquema general común,
expuesto a continuación para no tener que repetirlo caso por caso.
En 1898, perdidas las Filipinas, a una España
agotada no le compensaba mantener unas posesiones tan lejanas, secundarias y
dispersas, mientras que Alemania seguía empeñada en constituir y agrandar su
imperio colonial en el Pacífico. En consecuencia, le fueron vendidos en 1899.
La colonización alemana duró pocos años, pues
perdió esas posesiones a manos de sus enemigos durante la Primera Guerra
Mundial.
Acabada ésta, los archipiélagos de que
hablamos fueron asignados a Japón (que
figuraba en el bando vencedor) por la recién nacida Sociedad de
Naciones, en concepto de Mandatos.
La colonización japonesa supuso la afluencia
de gran número de nipones.
Terminada la Guerra del Pacífico (que fue
básicamente un enfrentamiento entre los imperialismos japonés y norteamericano)
en 1945 con las luminarias de Hiroshima y Nagasaki, las islas quedaron en poder
de Estados Unidos, que las recibió como fideicomiso de la recién nacida ONU.
Años después, tras una fase de autonomía,
acabaron por ingresar en la ONU como estados independientes, aunque su independencia
real sigue mediatizada por EE.UU. en varios aspectos políticos y no digamos
económicos.
Este esquema general presenta algunas
variantes que irán siendo señaladas.
MARIANAS
Son un grupo de 15 islas volcánicas, situadas
al E de Filipinas y al S del Japón. Inicialmente conocidas como Islas de los
Ladrones, Magallanes tomó posesión de ellas para la Corona española, pero la
ocupación y colonización efectiva comenzó en 1667; entonces fueron llamadas
‘Marianas’ en honor de Mariana de Austria, Reina Regente de España.
Hay dos variantes importantes con relación al
esquema anterior: la primera, que, como acabamos de ver, la isla principal, la
de Guam, fue segregada en 1898 en favor de EE.UU., y ya nunca se reunificó
administrativamente con las restantes. Por eso, el nombre oficial es ‘Marianas
del Norte’.
La segunda, que en su momento la población
rechazó la independencia, prefiriendo quedar bajo el estatuto de ‘Estado Libre
Asociado’ (es decir, igual que Puerto Rico).
La superficie de la mancomunidad es de 477
Km2, y su población, 86.616 habitantes. El inglés es la lengua oficial; el
chamorro y el carolinio, cooficiales.
Desde la época alemana, nunca ha tenido
sellos propios, utilizando hoy los de EE.UU.
En sus proximidades, al SE, se halla la ‘fosa
de las Marianas’, la más profunda del mundo; según la medición más reciente, de
1962, arroja una profundidad de 11.022 m.
MICRONESIA
Capital: Palikir
Forma de gobierno: República federal
democrática
Independencia (de EE.UU.): 22 de diciembre de
1990
Superficie: 702 Km2
Población: 135.869 hab (176º) Densidad: 194
hab/Km2
PIB/cápita: 2.200$ (148º)
Los Estados Federados de Micronesia constan
de 607 islas, que coinciden con la mayor parte de las llamadas históricamente Islas
Carolinas, al E de las Filipinas. Casi todas son atolones y arrecifes coralinos
asentados sobre cordilleras submarinas y, en muchos casos, antiguos volcanes.
España no emitió sellos para las Carolinas
(se utilizaban los de Filipinas), pero sí lo hizo Alemania.
El 10 de mayo de 1979, cuatro de los cinco
distritos del territorio fiduciario ratificaron una Constitución para
convertirse en Estados Federados de Micronesia.
En 1986, un Tratado de Libre
Asociación supuso un status de semiindependencia. En 1990, el ingreso en la ONU
puso fin al fideicomiso.
El Tratado de 1986, revisado en 1999 después
de la independencia, exige a Micronesia seguir determinadas líneas de política
exterior; a cambio, EE.UU. se encarga de la defensa del país y de la asistencia
económica. Por lo demás, existe un sistema de separación de poderes; a pesar de
no estar prohibidos, no hay ningún partido político establecido.
La economía se basa en la agricultura de
subsistencia y en la pesca (exportada a Japón); algún yacimiento de fosfatos y
algunos turistas, pero faltan infraestructuras.
La principal fuente de ingresos es la ayuda
externa. EE.UU. aportó en 2001 el 65% de los ingresos del Estado. También hay
aportaciones significativas de Australia y Nueva Zelanda. Hoy se halla metido
el país en un proceso de liberalización para reducir el sector público (45%) a
los límites que el Banco Mundial considera adecuados.
La población se compone de varios grupos
etnolingüísticos, con un crecimiento del 3% anual, que viene a compensarse con
la emigración. La población filipina tiende a aumentar. El inglés es la lengua
del gobierno y de la administración.
Rasgo característico son los sistemas de
clanes, generalmente matriarcales, que pueden extenderse a más de una isla, así
como la importancia de las familias extensas tradicionales.
La isla de Yap es famosa por las piedras rai.
Son grandes discos de caliza, de hasta 4 metros de diámetro, con un gran
agujero en su centro, que suelen provenir de otras islas. Se utilizan como
moneda, pero, dado su tamaño y peso, la piedra no se cambia de sitio, sino que
se traspasa la propiedad de la misma. Se calcula que hay unas 6.500 repartidas
por toda la isla.
PALAOS
Capital: Melekeok
Ciudad más poblada: Koror
Forma de gobierno: República
Independencia (de EE.UU.): 1 de octubre de
1994
Superficie: 458 Km2
Población: 20.842 hab (192º) Densidad: 44 hab/Km2
PIB/cápita: 8.100 $ (94º)
La República de Palaos está formada por el
sector más occidental de las antiguas islas Carolinas. Se encuentran a 890 Km
al E de las Filipinas.
La presencia española sólo comenzó a
manifestarse con la evangelización iniciada a fines del XVII, y la
administración se delineó en el XVIII. Ya antes de esas fechas, habían arribado
balleneros y comerciantes, que las utilizaban como escala. Sobre todo en el
siglo XIX, las enfermedades traídas por los barcos diezmaron la población, a lo
que contribuyó la introducción de armas de fuego utilizadas para resolver
diferencias tribales. Se calcula que la población no pasaba de unos 3.700
habitantes a principios del XX.
En 1885, Alemania ocupó algunas de las islas,
desencadenando una tensa disputa con España, dirimida por el arbitraje del Papa
León XIII, que resolvió a favor de España con algunas concesiones comerciales a
los alemanes.
Más tarde, tras la venta en 1899, dependieron
de la Nueva Guinea alemana, por lo que no emitieron sellos propios. Los
alemanes comenzaron a extraer algo de bauxita y fosfato.
En el periodo japonés hubo un intenso
programa de desarrollo económico, con abundante inmigración de nipones y
coreanos. Construyeron infraestructuras para el transporte, incluyendo los
primeros aeropuertos. Con ellos apareció el budismo y el sintoísmo. En 1940, la
población indígena sumaba 7.000 personas; la japonesa, 23.000.
La población sufrió duramente los rigores de
la guerra, con combates que tuvieron como escenario el archipiélago durante
casi 2 años y medio. Con el fin de la contienda, desapareció casi totalmente la
población japonesa.
Los palauanos rechazaron en 1979 unirse a la
Federación de Micronesia. En 1981 se pasó a una situación de autonomía,
manifestándose fuerte rechazo a que pudieran atracar barcos norteamericanos
provistos de armas nucleares y temor a que el territorio fuera a ser utilizado
para prácticas militares.
Esta cuestión retrasó la independencia y el
tratado de libre asociación anejo a ella. Sólo cuando los palauanos se
tragaron, previo referéndum, sus escrúpulos y temores, pudieron, en 1994,
conseguir la independencia, el fin del fideicomiso, el ingreso en la ONU y,
sobre todo, los dólares.
El Tratado implica ayuda financiera de los
EE.UU. por periodos de 15 años a cambio de ciertos derechos en lo relativo a
defensa; lo cual no obsta para que, en 2006, Palaos fuera sede de la primera
cumbre entre la República de China y sus aliados en el Pacífico.
El estado está compuesto por unas 200 islas
de origen volcánico y coralino. Babeldaob es la mayor y más importante, unida
por un puente a la isla de Koror, donde se encuentra la nueva capital y el
aeropuerto internacional. Las islas de origen volcánico son fértiles y cubiertas
de espesos bosques, con grandes terrazas y pastizales. La vida marina presenta
una fauna muy rica.
La economía se basa en el turismo (con
visitantes provenientes sobre todo de Taiwan y Japón), la agricultura de
subsistencia y la pesca. Las principales exportaciones son atún, copra y
mariscos.
El gobierno suministra el 30% de los puestos
de trabajo del país, muy dependiente, por otra parte, de la ayuda
norteamericana. De hecho, no tienen banco central, utilizando el dólar USA como
moneda.
Existen problemas ambientales, como la
escasez de agua potable y tierra arable, pero la población disfruta de un
PIB/cápita alto para la región, y superior al de Filipinas.
El mayor grupo étnico son los nativos
palauanos, de origen micronesio (más del 70%); en los últimos años ha habido un
fuerte incremento de trabajadores extranjeros, sobre todo filipinos. Las
lenguas oficiales son el palauano y el inglés. En cuanto a la religión, 49,94%
son católicos; 21,26%, protestantes; 5,3%, adventistas del séptimo día.
ISLAS MARSHALL
Capital: Majuro
Forma de gobierno: República
Independencia (de EE.UU.): 22 de diciembre de
1990
Superficie: 181 Km2
Población:: 66.223 hab (186º) Densidad: 331 hab/Km2
PIB/cápita: 2.500 $ (142º)
La República de las Islas Marshall se ubica
al E de Micronesia. Está compuesta por 2 archipiélagos y algunos arrecifes
coralinos que apenas emergen sobre las cordilleras submarinas. La altura máxima
del país es 8 metros.
Son, en total, unas 1.152 islas, que abarcan
un área marítima de aproximadamente 1 millón de Km2, aunque el área emergida
sólo alcance los 181 Km2. El ascenso del nivel del océano ya inunda parte del
territorio durante las pleamares, siendo evidente el riesgo de sumersión total
del país, tal como ocurre en Maldivas, Vanuatu, Kiribati, Tuvalu y parte de la
Federación de Micronesia.
Pese a las posibles lluvias torrenciales, la
pequeñez, la elevada insolación durante todo el año, la baja altitud y la
porosidad del terreno, hacen que el agua dulce sea escasa y se acumule en
charcas o en la savia de las plantas antes de evaporarse o filtrarse.
El explorador español Álvaro de Saavedra
desembarcó y tomó posesión de ellas en 1529, llamándolas ‘Islas de los
Pintados’ por la espectacularidad de los tatuajes de los isleños. El nombre de
Marshall proviene de la visita de un explorador inglés en 1799. Fueron
reclamadas por España en 1874, y reconocida su soberanía por la comunidad
internacional, pero, dada su lejanía de las Filipinas, fueron vendidas a Alemania
ya en 1884. La evolución posterior es la conocida.
De 1946 a 1958, hubo 67 pruebas nucleares en
varios atolones, aparte de construirse un importante radar en Kwajalein. En
1979, los americanos, satisfechos por la evolución política de las islas,
admitieron una Constitución estableciendo el consabido status de autonomía.
En 1990 se concedió la independencia
completa. En general, el sistema ha funcionado bien. Las islas, que habían
firmado el acostumbrado Acuerdo con EE.UU., recibieron entre 1986 y 1999 180
millones $ por el uso del atolón de Kwajalein, 250 millones en compensación por
las pruebas nucleares y 600 millones por otros conceptos.
A pesar de la Constitución, el gobierno fue
ampliamente controlado por los jefes tradicionales. Sólo en 1999 fue derrocado
el gobierno ‘aristócrata’ y subió al poder un ‘plebeyo’.
Como recursos naturales hay que destacar
depósitos de fosfatos y la fabricación de copra. La producción agrícola está
concentrada en pequeñas granjas, siendo cultivos dignos de mención, aparte del
coco, los tomates, melones y el árbol del pan.
Es muy importante la pesca, aunque las aguas
próximas son poco abundantes en peces al tratarse de mares cálidos, por lo cual
las compañías pesqueras con base nominal en el país, suelen faenar en aguas más
frías.
La industria es la de la copra, el aceite de
coco y la congelación de pescado para exportación, pero la ayuda americana es
el pilar fundamental de la economía. Al fin y al cabo, las importaciones
superan con mucho a las exportaciones, y el turismo es sólo una expectativa de
futuro. Las aportaciones dinerarias anuales de EE.UU. durarán hasta 2023,
cuando comenzarán a hacerse efectivos los rendimientos de un fondo de
fideicomiso creado por las aportaciones de una y otra parte.
La mayoría de la población son mormones; el
93,7% está alfabetizado. La esperanza de vida es relativamente baja (67,5 y
71,5 para hombres y mujeres respectivamente). El índice de fertilidad es alto
(4,12 hijos por mujer). La tasa de natalidad no ha tenido un impacto importante
debido a la alta emigración a Guam y Hawai. El porcentaje de desempleo es de un
31%.
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