martes, 13 de marzo de 2012

ESTADOS UNIDOS EN EL PACÍFICO




Los Estados Unidos arrebataron a México, en 1848 y en una guerra más que discutible, diversos territorios, entre ellos California con su amplia fachada al Pacífico (en 1846 habían firmado con Gran Bretaña el Tratado por el que accedían asimismo a la costa de Oregón).

Cuando miraron al Pacífico, se les ocurrieron ideas. Precisamente por aquellos años se estaba popularizando la expresión ‘Manifest Destiny’, creada por el congresista Robert Winthrop, expresión ambigua donde las haya, pero práctica para evitar púdicamente el uso del grosero término ‘Imperialismo’, adecuado para países europeos viejos, decadentes y poco respetuosos de los derechos de los pueblos indígenas.

Es cierto que aún quedaban por delante muchos años de guerras indias, pero eso eran pláticas de familia que se podían resolver tras el telón de la forma más expeditiva posible.

O sea, que el Océano Pacífico estaba ahí, tentador. En 1854, el comodoro Perry ‘abre’ el Japón al comercio internacional con persuasivos métodos, comienza el interés por China y por Samoa, por no hablar de Hawai, que merece capítulo aparte. Después vendrán las Filipinas y Guam, y más tarde lo que caiga. Desgraciadamente no vamos a poder hablar en esta entrada de las Filipinas, una de las perlas de la saga, pero tiempo y ocasión habrá, Dios mediante.


HAWAI


Las islas Hawai constituyen un archipiélago de 8 islas de origen volcánico situadas al NE del Pacífico (ver mapa general al comienzo). Una de ellas se llama también Hawai, lo que no deja de prestarse a confusión. La capital, en la isla de Oahu, es Honolulu, escogida por el rey Kanehamea III.

Es posible, pero no seguro, que las avistara Ruy López de Villalobos en 1555. El descubrimiento oficial se debe al capitán James Cook, en 1778. Tenían una abundante población polinesia, y las llamó Sandwich, nombre que conservaron mucho tiempo, en honor del Primer Lord del Almirantazgo, protector suyo, más conocido, no obstante, por el tipo de bocadillo que inventó para no tener que interrumpir las partidas de póker.

En un segundo viaje, en 1779, buscando el ‘paso del NO’, volvió a tocar en ellas. Llevaba cierto tiempo de mal humor, por razones que no han sido determinadas. Reaccionó de forma intemperante e imprudente, con ocasión de un pequeño incidente en la playa con los nativos; alguien disparó, hubo un muerto, y los nativos se lo tomaron muy a mal. El resultado final fue que los restos mortales del más célebre navegante del XVIII acabaron inextricablemente mezclados con los jugos gástricos de un cierto número de polinesios airados.

Con todo, parecía que el destino de las islas era acabar como otro protectorado británico más. El rey Kamehamea I(muerto en 1819) es el organizador del estado hawaiano comprensivo de todas las islas del archipiélago. Su sucesor, Kamehamea II, fue llevado a Londres en 1823 con su joven esposa para ser ambos presentados al monarca Jorge IV y formalizar el protectorado. No hubo ocasión. Los dos polinesios murieron de neumonía con pocos días de diferencia. Fue la venganza simbólica y climática de Albión por el festín en que involuntariamente participó el capitán Cook.

Entre tanto, en Hawai estaban sucediendo cosas. Numerosos barcos balleneros y dedicados a tráficos varios recalaban en las islas procedentes de Nueva Inglaterra, tierra de marinos (recordemos al capitán Achab a bordo del ‘Pequod’), y la mayoría de ellos ni eran temerosos de Dios ni se comportaban como ‘gentlemen’. Las noticias de sus hazañas y fechorías llegaron a Nueva Inglaterra, a la puritana Boston, y se organizó una cruzada, pero una cruzada ‘a lo calvinista’, como vamos a ver.

El 23 de octubre de 1819 zarpó de Boston el bergantín ‘Thadeus’, cargado de misioneros puritanos cuyos nombres se conservan tan religiosamente como los del ‘Mayflower’; y no es para menos, porque en pocos años se van a convertir en la élite dirigente, tanto económica como política, del archipiélago.

Tras cubrir apresuradamente las turgencias, demasiado aparentes, de las nativas, se dedicaron de forma rápida y febril a su tarea de evangelización y civilización, pero a su manera, lo cual supone:

-Un espíritu excluyente y poco tolerante. En 1839, apareció la fragata francesa ‘Arthémise’, que dio 48 horas al rey para autorizar el culto católico y poner en libertad a los papistas encarcelados por los bostonianos como si fuesen agentes del demonio, tras lo cual se celebró una misa en tierra firme bajo la protección de 150 marineros armados.

-La convicción de que la Divinidad manifiesta su predilección por sus elegidos otorgándoles el mayor éxito material posible. Una de sus primeras tareas fue la de convencer al monarca de que permitiera y regulara la propiedad privada de la tierra, la mayor y mejor parte de la cual pasó a ser controlada por ellos, que además, poco a poco, fueron creando su grupo de hawaianos colaboracionistas y prebendados.

Historiador tan eminente y ecuánime como Jacques Pirenne señala que ‘a raíz del Tratado de Comercio de 1875, Hawai se había convertido de hecho, económicamente, en una colonia de EE.UU.; todos los capitales invertidos eran norteamericanos y casi todas sus exportaciones iban dirigidas allí’.

En 1887, el gobierno de EE.UU. obligó al rey Kalakaua a otorgar una Constitución que establecía un sistema parlamentario, el cual, dadas las normas electorales, otorgaba a los plantadores norteamericanos y a sus colaboracionistas bien situados el gobierno de las islas, a través de un Parlamento artificioso. La primera medida del gobierno nacido de este régimen de opereta (sigue diciendo Pirenne) fue autorizar a los EE.UU. la creación de una importante base militar en Pearl Harbour.

Cuando, unos años más tarde, la nueva reina, Liliuokani, hermana y sucesora del anterior, planteó una reforma electoral para dar más peso a la mayoría de la población nativa, se formó un ‘Comité de Seguridad’ que decidió derribar el trono y pedir la anexión por EE.UU., tras haber pedido a éstos que enviaran tropas.

Fueron los ‘marines’ quienes tuvieron el dudoso honor de desalojar por la fuerza a la reina de su palacio, por orden de un tal Lorrin A. Thurston (nombre de indudable raigambre polinesia), que a la sazón presidía el Comité de Seguridad, el cual pasó a transformarse en Gobierno Provisional. El 4 de julio de 1894 se proclamó la República. Faltaba el último paso, pero Cleveland, Presidente en aquel momento y consecuente con la posición anticolonialista de su partido, el Demócrata, no estaba por la labor.

Hubo que esperar a la elección del republicano McKinley, flanqueado por el inevitable ‘Teddy’ Roosevelt, para que, en 1897, se firmara un tratado de anexión que, por lo demás, nunca fue ratificado en forma por el Senado. La anexión formal se produjo, de todas maneras, el 12 de agosto de 1898.

En 1959, el Territorio se convirtió en Estado de la Unión. Falta añadir que, en 1993, una resolución conjunta de las dos cámaras del Congreso, ratificada por el presidente Clinton, pidió disculpas por haber derribado el trono hawaiano. Nunca es tarde si la dicha es buena, dice el proverbio.

Se estima que, en 1778, la población estaba entre 300.000 y 400.000 personas. Luego vinieron la viruela y el cólera. En el año 2000, se censaron sólo 6.000 de sangre puramente nativa, aunque el número de mestizos es mayor.

El reino de Hawai emitió sellos de 1851 a 1891. La República, de 1893 a 1898. Los representados aquí son de 1883 (rey Kalakaua) y de 1894.


SAMOA


No consta claramente cuándo barcos americanos empezaron a visitar con cierta regularidad el archipiélago de Samoa, localizado al O. de las islas Cook y al N. de Tonga; pero está claro que la política de expansión en Oceanía del Imperio Alemán obligó a clarificar las cosas.

En 1889 estuvo a punto de darse un combate naval en la bahía de Pago-Pago entre 3 buques alemanes y 3 americanos, pero un inesperado tifón hundió a los seis, por lo que tuvo que suspenderse el partido por falta de jugadores.

En 1899, ambas naciones llegaron a un acuerdo de reparto. La Samoa alemana, al Oeste, es hoy un estado independiente. La Samoa oriental, más reducida, quedó para los EE.UU., que la ocupó formalmente en 1900 y estableció allí una importante base de carboneo para la flota del Pacífico.

La peculiaridad es que, aunque exista un cierto nivel de autonomía, nunca se le ha dado un status formal mediante una ley del Congreso, y por ello figura simplemente como ‘Territorio no incorporado’, igual que las islas Vírgenes en el Caribe, y, como ellas, está incluido entre los 16 territorios pendientes de descolonización según la ONU.

El territorio consta de 5 islas volcánicas muy montañosas y 2 atolones coralinos. La isla mayor es la de Tutuila, donde viven el 95% de los habitantes, que suman en total unos 65.000, de los cuales el 91,6% son originarios del archipiélago. La capital es Pago-Pago, en Tutuila, donde también se halla el único aeropuerto internacional.

La agricultura es la principal ocupación (taro, coco, plátano, naranja, piña, ñame). Otras actividades son la pesca y enlatado del atún, la artesanía y el turismo.

No se incluyen sellos de la Samoa americana porque nunca los hubo. Como es sabido, los llamados ‘territorios externos’ de los EE.UU. utilizan los sellos de la metrópoli, con alguna rara excepción que se indicará.


GUAM


Por el Tratado de París de 10 de diciembre de 1898, España cedía a los EE.UU. el archipiélago de las Filipinas y la isla de Guam, en las Marianas.

Diversos  historiadores consideran que el verdadero objetivo de la guerra hispano-norteamericana, provocada de forma calculada por los EE.UU. y de resultado perfectamente previsible, no era conseguir la independencia de los cubanos (los americanos habían intentado comprar Cuba en repetidas ocasiones, y si Cuba resultó relativamente independiente fue por causas de política interior americana, que no nos corresponde examinar aquí),ni tampoco lograr la hegemonía en la zona del Caribe, hecho que se habría producido de todas formas, sino proyectar su imperialismo hasta el otro lado del Pacífico, proyecto preparado por la tenaz y constante usurpación del poder en las Hawai, que ya ha sido examinado.

Resultan al respecto especialmente significativas ciertas fechas: cuando se produce el sospechosísimo incidente del ‘Maine’ (15 de febrero), ya hace días que una flota, al mando del comodoro Dewey y por órdenes de ‘Teddy’ Roosevelt, Subsecretario de Marina, ha partido hacia las Filipinas; esperará, haciendo ejercicios navales, en las proximidades de Hong Kong, bajo la benevolente mirada de los británicos. Estados Unidos declara la guerra el 25 de abril, y así el comodoro Dewey podrá presentarse en la bahía de Manila ya el 1 de mayo. Más prisa, imposible.

Como ya dijimos, las Filipinas merecen una entrada separada; ocupémonos, pues, de Guam.

Se trata de la isla mayor y más meridional de las Marianas. Fue incorporada formalmente a la Corona española en 1565, con llegada de colonos y misioneros en el XVII. Constituyó importante puerto de escala para el Galeón de Manila. En aquella época se la denominaba Guaján.

Tiene 544 Km2 (48 Km de largo y entre 6 y 12 de ancho). Está en zona sísmica, pero no tiene actividad volcánica; se halla rodeada en casi su totalidad por un arrecife coralino.

Codiciada por los norteamericanos por su posición estratégica, éstos se apresuraron a construir una base naval. Capturada por los japoneses en 1941, fue recuperada en 1944, tras larga batalla.

En 1950 se concedió a la isla un régimen de autonomía interna, pero internacionalmente constituye (como Samoa Oriental) un territorio no incorporado, sujeto como tal a la teórica vigilancia del Comité de Descolonización de la ONU.

Hoy, sus instalaciones aeronavales cuentan entre las mayores y más importantes del Pacífico, sobre todo desde que se cerraron las bases de las Filipinas. Un 25% de la isla se halla bajo jurisdicción militar.

La economía depende de las bases, del turismo (sobre todo japonés) y de otras aportaciones federales. Goza de un régimen fiscal especial.

La población estimada era en 2007 de 173.456 personas: 57% nativos (chamorros); 25,5%, filipinos; 10%, caucásicos. La religión dominante es la católica (85%).

Entre las lenguas, es frecuente el chamorro (no se trata propiamente de un criollo español, sino de un idioma nativo muy influido en su gramática y léxico por el español). Existen nombres y apellidos hispánicos, y actualmente se promueve el estudio del idioma en algunos centros.

Como caso excepcional en los territorios americanos, se utilizaron sellos propios en 1899 (estadounidenses sobrecargados), uno de los cuales se reproduce aquí.

La evolución política de los territorios que vamos a considerar a partir de ahora, se ajusta a un esquema general común, expuesto a continuación para no tener que repetirlo caso por caso.


En 1898, perdidas las Filipinas, a una España agotada no le compensaba mantener unas posesiones tan lejanas, secundarias y dispersas, mientras que Alemania seguía empeñada en constituir y agrandar su imperio colonial en el Pacífico. En consecuencia, le fueron vendidos en 1899.


La colonización alemana duró pocos años, pues perdió esas posesiones a manos de sus enemigos durante la Primera Guerra Mundial.


Acabada ésta, los archipiélagos de que hablamos fueron asignados a Japón (que  figuraba en el bando vencedor) por la recién nacida Sociedad de Naciones, en concepto de Mandatos.

La colonización japonesa supuso la afluencia de gran número de nipones.


Terminada la Guerra del Pacífico (que fue básicamente un enfrentamiento entre los imperialismos japonés y norteamericano) en 1945 con las luminarias de Hiroshima y Nagasaki, las islas quedaron en poder de Estados Unidos, que las recibió como fideicomiso de la recién nacida ONU.


Años después, tras una fase de autonomía, acabaron por ingresar en la ONU como estados independientes, aunque su independencia real sigue mediatizada por EE.UU. en varios aspectos políticos y no digamos económicos.

Este esquema general presenta algunas variantes que irán siendo señaladas.


MARIANAS


Son un grupo de 15 islas volcánicas, situadas al E de Filipinas y al S del Japón. Inicialmente conocidas como Islas de los Ladrones, Magallanes tomó posesión de ellas para la Corona española, pero la ocupación y colonización efectiva comenzó en 1667; entonces fueron llamadas ‘Marianas’ en honor de Mariana de Austria, Reina Regente de España.

Hay dos variantes importantes con relación al esquema anterior: la primera, que, como acabamos de ver, la isla principal, la de Guam, fue segregada en 1898 en favor de EE.UU., y ya nunca se reunificó administrativamente con las restantes. Por eso, el nombre oficial es ‘Marianas del Norte’.

La segunda, que en su momento la población rechazó la independencia, prefiriendo quedar bajo el estatuto de ‘Estado Libre Asociado’ (es decir, igual que Puerto Rico).

La superficie de la mancomunidad es de 477 Km2, y su población, 86.616 habitantes. El inglés es la lengua oficial; el chamorro y el carolinio, cooficiales.

Desde la época alemana, nunca ha tenido sellos propios, utilizando hoy los de EE.UU.

En sus proximidades, al SE, se halla la ‘fosa de las Marianas’, la más profunda del mundo; según la medición más reciente, de 1962, arroja una profundidad de 11.022 m.


MICRONESIA


Capital: Palikir
Forma de gobierno: República federal democrática
Independencia (de EE.UU.): 22 de diciembre de 1990
Superficie: 702 Km2
Población: 135.869 hab (176º)   Densidad: 194 hab/Km2
PIB/cápita: 2.200$ (148º)

Los Estados Federados de Micronesia constan de 607 islas, que coinciden con la mayor parte de las llamadas históricamente Islas Carolinas, al E de las Filipinas. Casi todas son atolones y arrecifes coralinos asentados sobre cordilleras submarinas y, en muchos casos, antiguos volcanes.

España no emitió sellos para las Carolinas (se utilizaban los de Filipinas), pero sí lo hizo Alemania.

El 10 de mayo de 1979, cuatro de los cinco distritos del territorio fiduciario ratificaron una Constitución para convertirse en Estados Federados de Micronesia. 

En 1986, un Tratado de Libre Asociación supuso un status de semiindependencia. En 1990, el ingreso en la ONU puso fin al fideicomiso.

El Tratado de 1986, revisado en 1999 después de la independencia, exige a Micronesia seguir determinadas líneas de política exterior; a cambio, EE.UU. se encarga de la defensa del país y de la asistencia económica. Por lo demás, existe un sistema de separación de poderes; a pesar de no estar prohibidos, no hay ningún partido político establecido.

La economía se basa en la agricultura de subsistencia y en la pesca (exportada a Japón); algún yacimiento de fosfatos y algunos turistas, pero faltan infraestructuras.

La principal fuente de ingresos es la ayuda externa. EE.UU. aportó en 2001 el 65% de los ingresos del Estado. También hay aportaciones significativas de Australia y Nueva Zelanda. Hoy se halla metido el país en un proceso de liberalización para reducir el sector público (45%) a los límites que el Banco Mundial considera adecuados.

La población se compone de varios grupos etnolingüísticos, con un crecimiento del 3% anual, que viene a compensarse con la emigración. La población filipina tiende a aumentar. El inglés es la lengua del gobierno y de la administración.

Rasgo característico son los sistemas de clanes, generalmente matriarcales, que pueden extenderse a más de una isla, así como la importancia de las familias extensas tradicionales.

La isla de Yap es famosa por las piedras rai. Son grandes discos de caliza, de hasta 4 metros de diámetro, con un gran agujero en su centro, que suelen provenir de otras islas. Se utilizan como moneda, pero, dado su tamaño y peso, la piedra no se cambia de sitio, sino que se traspasa la propiedad de la misma. Se calcula que hay unas 6.500 repartidas por toda la isla.





PALAOS


Capital: Melekeok
Ciudad más poblada: Koror
Forma de gobierno: República
Independencia (de EE.UU.): 1 de octubre de 1994
Superficie: 458 Km2
Población: 20.842 hab (192º)   Densidad: 44 hab/Km2
PIB/cápita: 8.100 $ (94º)

La República de Palaos está formada por el sector más occidental de las antiguas islas Carolinas. Se encuentran a 890 Km al E de las Filipinas.


La presencia española sólo comenzó a manifestarse con la evangelización iniciada a fines del XVII, y la administración se delineó en el XVIII. Ya antes de esas fechas, habían arribado balleneros y comerciantes, que las utilizaban como escala. Sobre todo en el siglo XIX, las enfermedades traídas por los barcos diezmaron la población, a lo que contribuyó la introducción de armas de fuego utilizadas para resolver diferencias tribales. Se calcula que la población no pasaba de unos 3.700 habitantes a principios del XX.


En 1885, Alemania ocupó algunas de las islas, desencadenando una tensa disputa con España, dirimida por el arbitraje del Papa León XIII, que resolvió a favor de España con algunas concesiones comerciales a los alemanes.


Más tarde, tras la venta en 1899, dependieron de la Nueva Guinea alemana, por lo que no emitieron sellos propios. Los alemanes comenzaron a extraer algo de bauxita y fosfato.


En el periodo japonés hubo un intenso programa de desarrollo económico, con abundante inmigración de nipones y coreanos. Construyeron infraestructuras para el transporte, incluyendo los primeros aeropuertos. Con ellos apareció el budismo y el sintoísmo. En 1940, la población indígena sumaba 7.000 personas; la japonesa, 23.000.

La población sufrió duramente los rigores de la guerra, con combates que tuvieron como escenario el archipiélago durante casi 2 años y medio. Con el fin de la contienda, desapareció casi totalmente la población japonesa.

Los palauanos rechazaron en 1979 unirse a la Federación de Micronesia. En 1981 se pasó a una situación de autonomía, manifestándose fuerte rechazo a que pudieran atracar barcos norteamericanos provistos de armas nucleares y temor a que el territorio fuera a ser utilizado para prácticas militares.

Esta cuestión retrasó la independencia y el tratado de libre asociación anejo a ella. Sólo cuando los palauanos se tragaron, previo referéndum, sus escrúpulos y temores, pudieron, en 1994, conseguir la independencia, el fin del fideicomiso, el ingreso en la ONU y, sobre todo, los dólares.

El Tratado implica ayuda financiera de los EE.UU. por periodos de 15 años a cambio de ciertos derechos en lo relativo a defensa; lo cual no obsta para que, en 2006, Palaos fuera sede de la primera cumbre entre la República de China y sus aliados en el Pacífico.

El estado está compuesto por unas 200 islas de origen volcánico y coralino. Babeldaob es la mayor y más importante, unida por un puente a la isla de Koror, donde se encuentra la nueva capital y el aeropuerto internacional. Las islas de origen volcánico son fértiles y cubiertas de espesos bosques, con grandes terrazas y pastizales. La vida marina presenta una fauna muy rica.

La economía se basa en el turismo (con visitantes provenientes sobre todo de Taiwan y Japón), la agricultura de subsistencia y la pesca. Las principales exportaciones son atún, copra y mariscos.

El gobierno suministra el 30% de los puestos de trabajo del país, muy dependiente, por otra parte, de la ayuda norteamericana. De hecho, no tienen banco central, utilizando el dólar USA como moneda.


Existen problemas ambientales, como la escasez de agua potable y tierra arable, pero la población disfruta de un PIB/cápita alto para la región, y superior al de Filipinas.

El mayor grupo étnico son los nativos palauanos, de origen micronesio (más del 70%); en los últimos años ha habido un fuerte incremento de trabajadores extranjeros, sobre todo filipinos. Las lenguas oficiales son el palauano y el inglés. En cuanto a la religión, 49,94% son católicos; 21,26%, protestantes; 5,3%, adventistas del séptimo día.


ISLAS MARSHALL


Capital: Majuro
Forma de gobierno: República
Independencia (de EE.UU.): 22 de diciembre de 1990
Superficie: 181 Km2
Población:: 66.223 hab (186º)    Densidad: 331 hab/Km2
PIB/cápita: 2.500 $ (142º)

La República de las Islas Marshall se ubica al E de Micronesia. Está compuesta por 2 archipiélagos y algunos arrecifes coralinos que apenas emergen sobre las cordilleras submarinas. La altura máxima del país es 8 metros.

Son, en total, unas 1.152 islas, que abarcan un área marítima de aproximadamente 1 millón de Km2, aunque el área emergida sólo alcance los 181 Km2. El ascenso del nivel del océano ya inunda parte del territorio durante las pleamares, siendo evidente el riesgo de sumersión total del país, tal como ocurre en Maldivas, Vanuatu, Kiribati, Tuvalu y parte de la Federación de Micronesia.

Pese a las posibles lluvias torrenciales, la pequeñez, la elevada insolación durante todo el año, la baja altitud y la porosidad del terreno, hacen que el agua dulce sea escasa y se acumule en charcas o en la savia de las plantas antes de evaporarse o filtrarse.

El explorador español Álvaro de Saavedra desembarcó y tomó posesión de ellas en 1529, llamándolas ‘Islas de los Pintados’ por la espectacularidad de los tatuajes de los isleños. El nombre de Marshall proviene de la visita de un explorador inglés en 1799. Fueron reclamadas por España en 1874, y reconocida su soberanía por la comunidad internacional, pero, dada su lejanía de las Filipinas, fueron vendidas a Alemania ya en 1884. La evolución posterior es la conocida.


De 1946 a 1958, hubo 67 pruebas nucleares en varios atolones, aparte de construirse un importante radar en Kwajalein. En 1979, los americanos, satisfechos por la evolución política de las islas, admitieron una Constitución estableciendo el consabido status de autonomía.

En 1990 se concedió la independencia completa. En general, el sistema ha funcionado bien. Las islas, que habían firmado el acostumbrado Acuerdo con EE.UU., recibieron entre 1986 y 1999 180 millones $ por el uso del atolón de Kwajalein, 250 millones en compensación por las pruebas nucleares y 600 millones por otros conceptos.

A pesar de la Constitución, el gobierno fue ampliamente controlado por los jefes tradicionales. Sólo en 1999 fue derrocado el gobierno ‘aristócrata’ y subió al poder un ‘plebeyo’.

Como recursos naturales hay que destacar depósitos de fosfatos y la fabricación de copra. La producción agrícola está concentrada en pequeñas granjas, siendo cultivos dignos de mención, aparte del coco, los tomates, melones y el árbol del pan.

Es muy importante la pesca, aunque las aguas próximas son poco abundantes en peces al tratarse de mares cálidos, por lo cual las compañías pesqueras con base nominal en el país, suelen faenar en aguas más frías.

La industria es la de la copra, el aceite de coco y la congelación de pescado para exportación, pero la ayuda americana es el pilar fundamental de la economía. Al fin y al cabo, las importaciones superan con mucho a las exportaciones, y el turismo es sólo una expectativa de futuro. Las aportaciones dinerarias anuales de EE.UU. durarán hasta 2023, cuando comenzarán a hacerse efectivos los rendimientos de un fondo de fideicomiso creado por las aportaciones de una y otra parte.

La mayoría de la población son mormones; el 93,7% está alfabetizado. La esperanza de vida es relativamente baja (67,5 y 71,5 para hombres y mujeres respectivamente). El índice de fertilidad es alto (4,12 hijos por mujer). La tasa de natalidad no ha tenido un impacto importante debido a la alta emigración a Guam y Hawai. El porcentaje de desempleo es de un 31%.




No hay comentarios:

Publicar un comentario