ALEMANIA
Europa Occidental
ANTIGUOS ESTADOS. Finalizado el periodo
napoleónico, el Congreso de Viena en 1815 reunió los estados germánicos del
antiguo Sacro Imperio, abolido por Napoleón, en una laxa y compleja
‘Confederación Germánica’ en la cual convivían numerosos estados de diferente
extensión y rango, ciudades hanseáticas libres y dos estados principales
(Prusia y Austria), con intereses y miras contrapuestos, que constituían los
dos polos de la Confederación, por lo demás muy débilmente institucionalizada.
Los
vientos de la Historia soplaban a favor de la unidad de una ‘Pequeña Alemania’,
centrada en Prusia y excluyendo a Austria. Si bien el proyecto, en el marco de
la Revolución de 1848, fracasó en el último momento por las escrúpulos doctrinales
del Rey de Prusia, se reanudaría con éxito a partir de 1866.
En este periodo diferentes entidades
políticas alemanas emitieron los primeros sellos. Se acompañan ejemplos de los
siguientes:
BADEN.
Gran ducado desde 1806. Emite desde 1851 a 1868. Entra en el Imperio en 1871.
Mucho más tarde, en 1952, se reunirá con Württenberg para formar un Land de la
actual República Federal.
BRAUNSCHWEIG. Antiguo ducado del Norte de
Alemania. Emite de 1852 a 1866, cuando se integra en la Confederación de
Alemania del Norte (a partir de ahora se utilizará para ella la abreviatura
C.A.N.).
HAMBURGO. Reconocida como ciudad libre y
soberana. Emite de 1859 a 1866, cuando se integra en la C.A.N. Sin embargo,
ésta conservará en Hamburgo una oficina postal especial en 1868/69.
Baden Braunschweig Hamburgo |
HANNOVER. Reino hasta convertirse en
provincia prusiana en 1866. Emite de 1850 a 1864.
LÜBECK. Ciudad libre y hanseática hasta 1868,
cuando se incorpora a la C.A.N. Emite entre 1859 y 1866.
OLDENBURG. Gran ducado sito en la
desembocadura del Weser. Emite desde 1852. Absorbido en 1868 por la C.A.N.
Hannover Lübeck Oldenburg |
PRUSIA. Reino punto de partida de la
unificación. Su rey Guillermo I se convertirá en Emperador en 1871. Emite desde
1850. Sus sellos son reemplazados por los de la C.A.N. en 1868.
SAJONIA. Reino integrado en 1868 en la C.A.N.
y en el Imperio en 1871. Emite de 1850 a 1867.
MECKLENBURG SCHWERIN. Gran ducado en la costa
del Báltico. Emite en1864. En1868 se incorpora a la C.A.N.
Prusia Sajonia Meckl.Schwerin |
SCHLESWIG-HOLSTEIN. Ambos ducados van a
parar en 1852 a Dinamarca, que los pierde en 1864 en provecho de Austria y
Prusia. Son anexionados por Prusia en 1866.
Se emiten sellos comunes para ambos en 1852;
hasta 1864 sólo sellos daneses. De nuevo emisión común en 1865. Holstein
emitirá sellos propios en 1864-66; Schleswig, 1864-67. Todos son sustituidos el
1-enero-1868 por los de la C.A.N.
Schleswig-Holstein Schleswig Holstein |
BERGEDORF. Esta ciudad del norte
de Alemania emitió una serie de sellos en 1861. En 1867 pasó a depender de
Hamburgo.
BREMEN. La ciudad libre de Bremen tuvo sellos
propios entre 1855 y 1867. Fueron reemplazados por los de la Confederación de
Alemania del Norte.
MECKLENBURG-STRELITZ. Este gran ducado emitió
únicamente una serie en 1864.
Bergedorf Bremen Meckl.Strelitz |
BAVIERA. El reino entra en 1871 en el Reich,
conservando un mayor grado de autonomía que los demás. Emite de 1849 a 1918.
En noviembre de 1918, al hundirse el Imperio,
se proclama una República bávara, reintegrada en el país en 1920, que también
emite sellos propios.
WÜRTTENBERG. El reino en cuestión ingresó en
el Imperio en 1871. Cuando se hundió éste, se convirtió, en pleno furor
revolucionario, en un ‘Estado Libre’, integrado en 1920 en la República de
Weimar.
El reino emitió de 1851 a 1894; el correo fue
reunido en 1902 al del Imperio, pero se siguieron emitiendo sellos de servicio
oficial hasta 1924; esto significa que todos los sellos del que se hizo
llamar ‘Estado libre’ son de servicio
oficial.
TOUR y TAXIS. En este caso no se trata de
territorios, sino de un antiguo privilegio, que se remonta, con el contenido de
gozar del monopolio del correo, nada menos que a cédulas imperiales de
comienzos del siglo XVI. Tal privilegio se mantenía en 1852 en una parte de
Alemania. Existen dos apartados, diferenciados también por la moneda en que
están impresos: A) Estados del Norte: 1851-1867. B) Estados del Sur: 1852-1867.
Los correos de Tour y Taxis fueron comprados por Prusia y los sellos suprimidos
en 1867.
Norte Sur |
CONFEDERACIÓN DE ALEMANIA DEL NORTE. Es el
antecedente inmediato de la unificación alemana.
Bismark redactó la Constitución (en vigor
desde 1-julio-1867). Según la misma, era Presidente el rey de Prusia, apareciendo
Bismark como Canciller.
Se trataba prácticamente de un estado
federal, siendo vigas maestras el Zollverein (unión aduanera) y el Bundesrat,
en el que estaban representados todos los estados integrantes (43 escaños, de
ellos 17 prusianos).
La Federación manejaba el correo y emitía
sellos desde el 1-enero-1868, con la leyenda Norddeutscher Postbezirk. Se
imitaba el sistema de Tour y Taxis en cuanto a la división Norte y Sur con
diferente moneda. El 1-enero-1872 fueron reemplazados por los del nuevo Imperio
alemán.
Fuera de la Confederación quedaban ya sólo
los ‘Estados del Sur’, última baza con la que podía contar ya el Imperio
austríaco. La llamada guerra austro-prusiana de 1866, en la que Prusia obtuvo
una resonante y decisiva victoria en Sadowa sobre Austria y los ‘Estados del
Sur’ (Baviera, Württenberg, Baden y uno de los dos ducados de Hesse), eliminaba
a Austria del espacio alemán y dejaba todo preparado para el último acto.
IMPERIO ALEMÁN.
Francia, regida por Napoleón III a título de
Emperador, no estaba dispuesta en modo alguno a permitir la constitución de un
fuerte estado alemán unificado, que además sería un fuerte obstáculo para las
nunca extinguidas pretensiones francesas de llevar sus fronteras
septentrionales hasta el Rin; pero ahora ya no podía contar con Austria.
La constitución de un fuerte estado alemán
implicaba de manera indefectible la guerra con Francia, y Bismark lo sabía;
pero prefería que fuese Francia quien declarase la guerra, convencida de su
superioridad militar. Sin poder entrar en detalles, el Canciller monta un sutil
juego diplomático (telegrama de Ems), contando con la soberbia y la prepotencia
francesas. Francia cae en la trampa y declara en 1870 una guerra que se
resolverá en un desastre francés sin paliativos y, prisionero el mismo Napoleón
III, motivará la caída de su régimen.
Así, el 18 de enero de 1871 y en la Galería
de los Espejos del ocupado palacio de Versalles, los soberanos alemanes
reunidos proclaman Emperador de Alemania a Guillermo I, rey de Prusia.
La Constitución de la C.A.N. de 1866 se
convirtió, con algunos ajustes, en la Constitución alemana de 1871: Cámara Baja
(Reichstag) elegida por sufragio universal masculino, y Bundesrat (consejo de
diputados de los estados del Reich). El poder ejecutivo residía en el Emperador
(y rey de Prusia), Kaiser con amplios poderes. El Canciller, responsable de
conducir todos los asuntos del Estado, era como un Gabinete de un solo hombre.
En la práctica el Imperio estaba dominado por
el estado más grande y poderoso, Prusia (2/3 de la superficie y 3/5 de la
población). Los otros estados conservaron aspectos de la soberanía en su mayor
parte honoríficos. Baviera y Sajonia tuvieron sus propios ejércitos,
coordinados en tiempo de guerra por el gobierno federal. Vimos que Baviera y
Württenberg conservaron sus propios sellos.
La primera emisión de sellos del Imperio es
de 1872, con la leyenda ‘Deutsches Reich’. La polivalencia de la palabra
‘Reich’ hizo posible mantener la misma leyenda durante los periodos políticos
subsiguientes, hasta 1945.
Desde el punto de vista filatélico es
bastante pobre; no hay sellos conmemorativos; el tema más repetido fue la
alegoría consistente en una severa matrona provista de coraza, repetida en
numerosas tiradas en uno o en dos colores. Posiblemente por el carácter federal
del Estado, nunca apareció la imagen del Kaiser, contrariamente a lo habitual
en las monarquías.
El Imperio terminó como consecuencia de la 1ª
guerra mundial (1914-18), en la que intervino junto al Imperio austrohúngaro,
Turquía y Bulgaria. Tuvo enfrente una amplia coalición, de la que formaban
parte Francia, Gran Bretaña (con todo su Imperio), Rusia y EE.UU., cuya
intervención en 1917 fue determinante.
El tratado de Versalles de 1920, impuesto sin
negociación por los vencedores (en la práctica, por Francia y Gran Bretaña,
pues EE.UU. se desentendió) suponía, hablando solamente de aspectos
territoriales, la pérdida de Alsacia – Lorena (a Francia), Eupen – Malmedy (a
Bélgica), Posnania y un corredor a través de Prusia Oriental (a Polonia), la
creación de la Ciudad Libre de Dantzig y la prohibición expresa de un
plebiscito para determinar si los restos germánicos del despedazado Imperio
austriaco querían unirse a Alemania.
En cambio, como manifestaciones del principio
de autodeterminación (uno de los objetivos de la guerra proclamados) se
disponían plebiscitos en Schleswig, Allenstein, Marienwerder y Silesia. El
territorio alemán del Sarre, con su enorme riqueza carbonífera, quedaría bajo
administración francesa. (Ver entrada ‘Plebiscitos’).
A diferencia de lo que ocurriría a partir de
1945, los únicos sellos de ocupación emitidos entonces fueron los de:
ALEMANIA (Ocupación belga), puestos en
circulación por Bélgica para las provincias disputadas (eran de población
mixta) de Eupen y Malmedy, que, como ya se ha dicho, quedarían para Bélgica. Se
trata de sellos belgas sobrecargados con la inscripción
‘Allemagne-Duitschland’, bilingüe como corresponde a la tradición belga.
REPÚBLICA DE WEIMAR.
El hundimiento del sistema, al final de la guerra,
resultó traumático para el país. Aparte de las humillaciones, pérdidas
territoriales ya aludidas e indemnizaciones terribles impuestas con verdadera
saña por el Tratado de Versalles de 1920, lo reciente de la Revolución rusa
suscitó imitadores radicales que pretendieron crear una Alemania soviética, a
los que se enfrentó el Ejército, organizaciones paramilitares de excombatientes
(Stahlhelm) y, algo más tarde, las milicias SA del nuevo NSDAP (Partido obrero
alemán nacionalsocialista).
Si bien en la tranquila ciudad de Weimar,
lejos de los disturbios de Berlín, los políticos lograron elaborar una
Constitución republicana (no federal), las crisis, los enfrentamientos entre
partidos y las violencias presidieron la vida del sistema hasta dar al traste
con él.
La república de Weimar resulta un régimen
gris y algo triste. Contó con políticos honestos y comprometidos con la idea
del pacifismo, pero ninguno de verdadero relieve. Por otra parte, un sector muy
considerable de la población vivía con la sensación de que el país había sido
‘traicionado’ por las revueltas en la retaguardia en el último momento, pero no
propiamente ‘derrotado’.
En realidad, no era así; las causas que
habían hecho fracasar a Alemania en la primera guerra mundial (sin ser la
primera ni principal responsable), pese a su excelente ejército y a su
desarrollada industria, fueron dos: por una parte, la desproporción de recursos
humanos y militares con relación al otro bando (la presencia de tropas
americanas fue la gota que colmó el vaso) no destruyó al ejército alemán, pero
sí lo forzó a retroceder ordenadamente, sin esperanzas de poder plantear una
nueva ofensiva. Por otra parte, los sufrimientos de la población civil por el
déficit, debido al bloqueo, de alimentos y materias energéticas socavaron poco
a poco la moral de la retaguardia.
La Alemania de Weimar vivió siempre con
penurias económicas, con la sombra de las enormes reparaciones impuestas en
Versalles y exigidas con especial brutalidad por Francia.
La crisis monetaria de 1923, a la que luego
se aludirá, logró superarse, pero después fue Alemania el país europeo más
afectado por la crisis mundial de 1929, a consecuencia de la retirada masiva de
los muy importantes capitales norteamericanos invertidos, con lo que el paro se
disparó y las turbulencias aumentaron, protagonizadas por marxistas por un lado
y por el partido nacionalsocialista, ya en franco crecimiento, por otro.
Las emisiones filatélicas de la nueva
república (con la leyenda ‘Deutsches Reich, como ya se dijo) se iniciaron en
1919 y duraron hasta 1933. Persiste la escasa variedad y la pobreza que ya eran
propias del período anterior.
Las efigies de los dos sucesivos presidentes
(el socialista Ebert y el mariscal Hindenburg, héroe de la guerra) aparecen con
frecuencia.
Resultan llamativos los sellos coincidentes
con la tremenda inflación de 1923: valores faciales de hasta 50.000 millones de
marcos; sellos emitidos sin valor facial previo para añadir cada día el que
procediera. Reflejo de una situación caótica que terminó bruscamente con la
supresión de la moneda y su sustitución por otra nueva.