jueves, 25 de agosto de 2011

AZORES


AZORES      Océano Atlántico



Las Azores constituyen un grupo de islas portuguesas situadas en el Océano Atlántico, a unos 1.500 Km. de Lisboa, formando parte de la llamada Macaronesia (juntamente con Madeira, Canarias e islas de Cabo Verde).

Fueron descubiertas, casualmente o no, hacia la mitad de la década de 1.420. Se atribuye comúnmente el descubrimiento a Diego de Silves. No estaban habitadas por seres humanos.
La colonización comenzó en 1.439.


De 1.868 a 1.932 se emitieron sellos específicos para ellas.


De 1.893 a 1.906, los tres distritos entonces existentes (Angra, Ponta Delgada y Horta) emitieron también sellos para cada uno de ellos, cuyo uso coexistió con los de todo el archipiélago.

Angra                                Ponta Delgada                                Horta

Durante la Segunda Guerra Mundial, pese a la neutralidad del país, el gobierno portugués cedió en 1943 a las presiones de los británicos y les permitio la instalación de una base militar cuyo uso se hizo extensivo en 1944 a los norteamericanos.

La base resultó de suma importancia, dada la situación geográfica del archipiélago, para la lucha antisubmarina. Terminado el conflicto, se corrió un tupido velo sobre un episodio tan claramente contrario al Derecho Internacional.

En 1.976 pasaron a ser una Comunidad Autónoma, que volvió a tener sus propios sellos.


Las nueve islas que forman el archipiélago tienen una superficie total de 2.333 Km2, que oscilan entre los 747 Km2 de San Miguel y los 17 de Corvo. El origen volcánico resulta evidente en sus conos y cráteres; la más reciente erupción tuvo lugar en 1.957.

Se extienden entre los 37ºN y los 40ºN, lo que les da un clima oceánico subtropical suavizado por la humedad y la corriente del Golfo.


Las islas sufren de escasez de recursos hídricos. Las aguas subterráneas satisfacen más del 97% de las necesidades de agua dulce, con fuerte variación de las reservas disponibles de unas a otras.  Las lagunas superficiales, dejando aparte su valor turístico y ecológico, son una ayuda muy relativa, pues, según los estudios efectuados, la mayoría registra situaciones de polución más o menos acentuada.

La leche y los productos lácteos son especialmente importantes en su economía. La producción de carne ha registrado, en los años recientes, una evolución positiva, centrándose fundamentalmente en la carne de bovino para la exportación.

La actividad pesquera es digna de tenerse en cuenta, con 4.000 pescadores matriculados y 1.600 embarcaciones.

La industria es de reducidas dimensiones. Desde 1.996 ha aumentado significativamente el turismo, correspondiendo en 2004 el 51% de las pernoctaciones a visitantes portugueses. Se está haciendo un importante esfuerzo para aumentar el número de turistas, que hasta ahora sólo abundan en el puerto de Horta, en la isla de Faial, especializado en yates.

Tal esfuerzo es lógico desde el punto de vista del nivel de vida de los isleños, que, en general, no es demasiado alto. Sin embargo, fácilmente puede redundar en una pérdida del profundo encanto del archipiélago, donde, en nuestros días, el visitante tiene la sensación de haber vuelto a años atrás, a un ambiente de mayor autenticidad y sencillez.

La población es de 256.000 habitantes y la densidad, de 106 hab/Km2. Cada una de las islas dispone de un aeropuerto, aparte, naturalmente, de la comunicación marítima entre islas, pero las comunicaciones, por aire o mar, pueden verse perturbadas por razones metereológicas.



domingo, 21 de agosto de 2011

ARGENTINA 2



Según la Constitución argentina, el poder ejecutivo es desempeñado por el Presidente, elegido por sufragio directo. Su mandato dura cuatro años y puede ser reelegido una sola vez.

El poder legislativo está integrado por dos Cámaras: la Cámara de Diputados reúne a los representantes directos de la población. El Senado, a los representantes de las 23 provincias y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Las provincias, de acuerdo con el sistema federal vigente, son autónomas y mantienen todo el poder no encomendado explícitamente al Gobierno Federal. En todas ellas, el poder ejecutivo está a cargo de un Gobernador cuyo mandato dura cuatro años.

Se pueden distinguir en el país tres grandes zonas geográficas:

Zona central y norte, de llanuras.
Zona sur, de mesetas.
Zona oeste, montañosa (cordillera de los Andes, con el Aconcagua, de 6959 metros de altura).

En cuanto a la reivindicación sobre las islas situadas en el llamado Mar Argentino y sobre un sector de la Antártida, véanse las correspondientes páginas del blog.

Dentro de la hidrografía, es preciso destacar la cuenca del Plata, que culmina en el estuario del Río de la Plata, y es desaguada por el río Paraná (el de mayor caudal del país), Uruguay y diversos afluentes.

Dadas sus características geográficas, la variedad climática es notable. Predomina el clima templado, que cambia al subtropical en el Norte y al subpolar en el extremo Sur.

La producción de alimentos provenientes del ganado vacuno, componente básico de la dieta de la población, es de carácter fundamental. El principal producto agrícola es la soja, seguida por el maíz y el trigo. La soja se exporta casi en su totalidad, mientras que los cereales, lácteos y carne vacuna se dedican preferentemente al mercado interno. Entre los diversos cultivos de carácter regional, se puede mencionar en el Oeste el vino, siendo Argentina el 5º productor mundial.

Es considerable la riqueza en petróleo y gas, con reservas importantes, pero sólo un 4,6% se exporta en bruto, sin proceso de industrialización.


En definitiva, la producción petroquímica, la cadena de la soja, los cereales y la industria metal-mecánica (vehículos) constituyen las bases de la economía nacional. Se potencia el desarrollo de la minería, destacando el cobre (3% de las exportaciones).

En lo referente a las fuentes de energía, la predominante es la térmica, seguida a distancia por la hidroeléctrica. La nuclear contribuye con un 6,8%.

La pesca, pese a sus grandes potencialidades, tiene un carácter marginal, mientras tiende a expandirse la producción forestal y maderera.

El sector industrial manufacturero aporta el 17,5 del PIB. La construcción, el 6,7%, habiendo sido la principal impulsora de la recuperación del empleo después de 2002.

El turismo se halla en crecimiento (más de 4.600.000 turistas extranjeros en 2007). Es el segundo país más visitado de América del Sur (después de Brasil) y el quinto del continente americano.

En cuanto a la población, destaca la enorme influencia de su capital, con un área metropolitana de casi 13 millones de habitantes, concentrando el 31% de los habitantes y el 4% del PIB en un 0,14% del territorio. En general, tiene carácter urbano el 92% de la población total del país.

Argentina registró a comienzos del siglo XX altas tasas de crecimiento demográfico, tanto vegetativo como debido a la fuerte inmigración. Cesada ésta, el crecimiento actual es del 0,997% anual. 

Es el país más envejecido de la región, después de Uruguay y Cuba. La tasa de fertilidad es 2,27 hijos/mujer.

La inmigración alcanzó un pico entre 1870 y 1930, con importantes aportaciones extranjeras, principalmente paraguayos, bolivianos, italianos y españoles. En cambio, a partir de la década de 1960  comienzan a registrarse considerables corrientes emigratorias, con España, Italia, EE.UU. y Méjico como principales destinos. El saldo migratorio negativo continuó durante el quinquenio 2000-2005.

Alrededor del 97% de la población desciende de europeos, principalmente italianos y españoles, llegados en las oleadas inmigratorias. Los mestizos y amerindios constituyen el 3%. Los extranjeros residentes alcanzan el 4,2% en 2001 (de ellos, 270.000 italianos y 254.073 españoles).


Existen 35 pueblos indígenas, integrados por 600.329 personas; ello se entiende sin perjuicio de que poco más de la mitad de la población tenga al menos un antepasado indígena, aunque generalmente se haya perdido la memoria familiar sobre el hecho.

El idioma español es el único de uso en la administración pública a nivel nacional, sin que ninguna norma lo haya declarado como oficial.

El Estado no tiene religión oficial, aunque la Constitución reconoce un carácter preeminente a la Iglesia Católica, que el Estado debe sostener. El 92% de los argentinos han sido bautizados en ella (no hay datos sobre el número de practicantes); el 2% son evangélicos; el 16%, agnósticos o ateos; el 1,5%, musulmanes; el 2%, judíos.

La esperanza de vida es de 77,14 años, y la tasa de alfabetización 98,1%.

Continuando con el análisis económico iniciado en la entrada Argentina 1, hay que señalar que es una nación rica en recursos, con una fuerza laboral bien formada y su economía es una de las mayores de América del Sur. Sin embargo, ha sido víctima de un ciclo de altibajos económicos y crisis recurrentes a lo largo del siglo XX.

La fuga masiva de capitales a partir de 1997, llevó en 2001 al entonces Presidente De la Rúa a la congelación de depósitos bancarios (‘política del corralito’). 

Una profunda recesión anunció el colapso de 2001, que llegó al máximo en 2002 con una reducción del PIB en un 18% con relación al de 1998, y con casi el 40% de la población bajo el nivel de pobreza, con el descontento popular consiguiente. El país se enfrentó a déficits de gran cuantía en la deuda exterior y precisó de una devaluación de su divisa.

Hacia 2003 estaba en marcha una recuperación, y el FMI concedió un nuevo préstamo, que resultó vital. Argentina reestructuró su enorme deuda, ofreciendo nuevos títulos a los acreedores en lugar de los devaluados y pagó su débito al FMI.

Sin embargo, la extendida pobreza y el alto desempleo hacen que muchos argentinos sigan a la espera de los beneficios del resurgir económico.

Cuando Cristina Fernández sucedió a su marido en 2007, el crecimiento económico de los años precedentes empezó a hacerse notablemente más lento, coincidiendo con el comienzo de la recesión mundial de 2008.

Hubo un contratiempo en las legislativas de 2009, cuando el partido peronista perdió el control de ambas cámaras. Sin embargo, mantenida a flote por una economía en ascenso, Cristina Fernández fue reelegida para un segundo mandato en octubre de 2011. La situación ha vuelto a empeorar a medida que el gobierno ha seguido confiando en las políticas de expansión fiscal y monetaria que han mantenido la inflación entre el 21 y el 25%.

La presidenta ha acentuado el carácter populista, a menudo con tintes demagógicos, y ha practicado una política poco escrupulosa con relación a terceros países inversores o acreedores, política que ha supuesto cierta conmoción a nivel internacional y puede perjudicar, tanto las futuras inversiones en el país, como el apoyo al mismo en cualquier tipo de eventuales conflictos.





ARGENTINA 1



ARGENTINA      (América del Sur)


Capital: Buenos Aires
Forma de gobierno: República federal democrática
Independencia (de España): 25 de mayo de 1810
Superficie: 2.780.000 Km2 (8º)
Población: 42.610.981 hab (32º)    Densidad: 15,3 hab/Km2
PIB/cápita: 18.200$ (67º)
Miembro de: OEA, Mercosur.

La República Argentina está situada en el extremo Sureste de América del Sur. Su territorio se halla dividido en 23 provincias y una ciudad autónoma, Buenos Aires, capital de la nación y sede del gobierno federal. Según el Banco Mundial, la nación está clasificada como un mercado emergente.

Es el segundo estado más extenso de Iberoamérica, y el 4º en el continente americano. Forma parte del llamado Cono Sur (junto con Uruguay, Paraguay, Chile y el Sur de Brasil).

Su territorio, en la época española, coincidía hasta cierto punto con el Virreinato del Río de la Plata, con la importante salvedad de que España nunca tuvo interés en la penetración en Patagonia y Sur de la Pampa, y otro tanto podría decirse del Chaco.

En 1810, la situación de caos producida en la metrópoli por la invasión napoleónica propició la destitución del último virrey, eligiéndose en su lugar una Junta de Gobierno integrada mayoritariamente por criollos. La independencia fue formalmente proclamada el 9 de julio de 1816. 

La Banda Oriental (actual Uruguay), el Paraguay y la mayor parte del Alto Perú (hoy Bolivia, todavía entonces bajo dominio español), no estuvieron representadas. José de San Martín, que realizó la proeza de pasar los Andes para colaborar en la independencia chilena, es, con Simón Bolívar, uno de los mayores exponentes del proceso de independencia de la América Española.

Las primeras décadas como país independiente fueron tumultuosas por las luchas entre unitarios y federales, las cuales condujeron a los argentinos a una larga serie de sangrientas guerras civiles. En este periodo se reconoció, en 1828, la independencia de la Banda Oriental, que adoptó el nombre de Estado Oriental del Uruguay.

Entre 1820 y 1852, excepto algún breve intervalo, el país careció de un gobierno nacional, asumiendo las provincias la plenitud de la autoridad. La única excepción fue la representación externa, asegurada por el Gobernador de la provincia de Buenos Aires (durante la mayor parte de esos años, Juan Manuel de Rosas).

En 1853 (tras la derrota de Rosas el año anterior), se sancionó una Constitución de tipo federal, la cual fue rechazada por la provincia de Buenos Aires, que se separó de la Confederación Argentina. La reunificación no se consiguió hasta 1861.

En 1865, Argentina se vio marginalmente involucrada en la guerra de la Triple Alianza contra Paraguay. Para Argentina, la terminación de la guerra con la derrota de Paraguay en 1870, supuso la consolidación de los límites en el Noreste.

Entre 1878 y 1884 tuvo lugar la llamada ‘conquista del desierto’, que no era tan desierto como el nombre parece indicar. Los métodos empleados contra los indios pampeanos y patagónicos harían hoy enarcar las cejas a más de un defensor de los derechos humanos; otro tanto podría decirse de las campañas en el Gran Chaco. Más vale correr un tupido velo y recordar aquello de que ‘bien está lo que bien acaba’.

En la segunda mitad del siglo XIX se inicia una fase de gran prosperidad. Con una fuerte inversión en educación y el fomento de la producción de carne y granos con destino al mercado europeo, la economía alcanzó altos niveles de crecimiento que a su vez atrajeron  una gran corriente inmigratoria.

Esa prosperidad impulsó el crecimiento de la clase media, la creación de partidos políticos modernos y un amplio desarrollo de los sindicatos. En 1912 se estableció el sufragio secreto, obligatorio y universal para los votantes masculinos.

En el contexto de la Gran Depresión, se produjo en 1930 el primero de los golpes de estado que dieron lugar a la llamada ‘Década infame’, la cual duró hasta la Revolución de 1943. Argentina se proclamó neutral en la Segunda  Guerra Mundial y sólo declaró la guerra, por presiones americanas, el 27 de marzo de 1945.

En 1946, fue elegido Presidente Juan Domingo Perón, que, estrechamente apoyado por su carismática y popular esposa, Eva, encabezó un movimiento político, el peronismo o justicialismo, que puso el acento en la justicia social, apoyándose en las masas obreras, los ‘descamisados’, fomentó los derechos políticos y la función social de la mujer y contó con una amplia adhesión de la población.

En 1955, las clases medias descontentas, con el apoyo de un numeroso sector del ejército, derrocaron a Perón, que marchó al exilio. Su mujer había muerto hacía cierto tiempo. Se abre un periodo agitado con diversos golpes militares, conociéndose sólo una relativa estabilidad durante el régimen dictatorial conocido como ‘Revolución argentina’, de 1966 a 1973. La violencia política fue creciendo paulatinamente.


En 1973 el peronismo fue nuevamente legalizado y triunfó en las elecciones presidenciales. Juan Domingo Perón asumió una vez más la presidencia, pero murió menos de un año después. Le sucedió su Vicepresidenta y tercera esposa, María Estela Martínez de Perón, cuyo gobierno se caracterizó por un acelerado deterioro de la situación interna. 

El 24 de marzo de 1976 se produjo un nuevo golpe militar, que se autodenominó ‘Proceso de reorganización nacional’, estableciendo un régimen de tipo permanente que tuvo al frente de forma sucesiva tres Juntas Militares (la cuarta fue de mera liquidación) compuesta cada una por los tres Jefes militares del Ejército, Marina y Aire, pero con apoyo de importantes sectores civiles y de la prensa.

El motivo aparente fue la lucha sin cuartel contra elementos subversivos y terroristas, pero de los documentos de la época se trasluce que se trataba de algo más profundo, del enfrentamiento entre dos concepciones del país y de su vida política. Hasta 1983 las Juntas actuaron con extrema dureza, siendo todavía hoy tema de debate el número de muertos y de desaparecidos.
Durante este periodo se produjo en 1978 una grave crisis con Chile por la disputa sobre los límites internacionales en la zona patagónica del canal de Beagle (al final se resolvió por un laudo arbitral pontificio), y en 1982 se intentó sin éxito la recuperación por medios militares de las islas Malvinas, usurpadas por el Reino Unido. Sobre este tema de las Malvinas tendremos ocasión de hablar más ampliamente en otras páginas del blog.

El régimen parlamentario se restableció en diciembre de 1983. El nuevo Presidente, Raúl Alfonsín, quiso enjuiciar a los militares, pero se encontró con la oposición de la Justicia Militar que decía ser incompetente para ese tipo de causas. Alfonsín hizo pasar una ley atribuyendo competencia a la Jurisdicción civil, y los juicios comenzaron. El siguiente Presidente, Menem, quiso acabar con la cuestión promulgando una amnistía.
Pero el problema no se acabó allí y sigue sin acabarse. En fechas más recientes, el Presidente Kirchner abolió la amnistía con efecto retroactivo, se reanudaron los juicios y los imputados volvieron a la cárcel, siguiendo una política aplaudida por unos y criticada por otros como contraria a la reconciliación nacional.

Pasando a otras cuestiones, el Presidente Carlos Menem, del Partido Justicialista, practicó una política económica profundamente neoliberal, que, si bien resultó rentable a corto plazo, desprotegió a la industria argentina, incapaz de competir con los productos importados. La economía se hizo más vulnerable a las crisis internacionales, aumentando el desempleo y la pobreza.

Continuaremos con este tema al final de la entrada Argentina 2.




BUENOS AIRES

 

Como ya  se indicó, entre 1853 y 1861, la provincia de Buenos Aires se segregó del país, formando un estado independiente que, como es lógico, emitió sus propios sellos, uno de los cuales se presenta aquí.