PAISES
BAJOS / HOLANDA Europa
Occidental
Esta
entrada exige varias aclaraciones terminológicas previas para evitar despistes
y desconciertos. Veámoslas.
En
realidad, los Países Bajos (Nederland) a que nos vamos a referir, son, desde la
reestructuración llevada a cabo en 2010, uno de los países constituyentes del
Reino de los Países Bajos; eso sí, la parte fundamental, sede oficial de la
monarquía y donde se ubica la organización y administración del Reino. Las
otras tres partes, de las que ya hemos hablado en otra entrada, se ubican en el
Caribe (Ver entrada ‘Antillas neerlandesas’).
Segundo
punto: dado que Holanda es la zona más poblada e históricamente más importante
de los Países Bajos, es muy frecuente utilizar las dos denominaciones como
sinónimos. Hoy la RAE lo permite, siempre que se trate de lenguaje coloquial y
no oficial. Y así lo haremos también, jugando igualmente con los vocablos
‘holandés’ y ‘neerlandés’.
Más
difícil todavía. En la síntesis histórica y para fechas anteriores a 1579, lo
razonable es referirse a un territorio más amplio (y bilingüe), que vendría a
coincidir, en términos relativos, con el actual Benelux. Lo llamaremos como de
hecho se le llamó en la época: Flandes. No olvidar que hoy se entiende por ese
término sólo una parte de la nación belga (Ver entrada ‘Bélgica’).
Y
ahora ya podemos entrar en materia.
Los
Países Bajos se hallan en la fachada atlántica de Europa, limitando al N y O
con el mar del Norte, al S con Bélgica y al E con Alemania. El país constituye
una de las zonas más densamente pobladas del mundo y uno de los estados con
mayor índice de desarrollo humano.
Como
su mismo nombre indica, el territorio está formado por tierras bajas, de las
que, aproximadamente, una cuarta parte están situadas al nivel del mar o por debajo
de éste (altura mínima: - 7m s.n.m.). Ya iremos viendo las consecuencias de tal
peculiaridad.
Capital:
Amsterdam/ La Haya
Superficie:
41.543 Km2 (134º)
Población:
17.016. 967 hab (67º)
Densidad:
410 hab/Km2
PIB
per cápita: 49.200$ (25º)
Miembro
de: UE, OTAN, OCDE. Benelux
Los
romanos fueron los primeros en fundar ciudades en la parte sur de lo que vamos
a llamar Flandes (provincia de Germania Inferior). Sus habitantes, los bátavos,
fueron a menudo auxiliares de la caballería romana. La parte norte, donde
vivían los frisios, fue fuertemente influenciada por la cultura de Roma.
Tras
el periodo confuso de las invasiones y la formación del Imperio carolingio
(cuyo centro principal se hallaba en Aquisgrán, muy cerca de esta zona), cuando
dicho Imperio se fragmenta en 843, la mayor parte de los territorios flamencos
quedarán teóricamente integrados en el Imperio Romano Germánico heredero de
aquél, aunque Francia intentó siempre incorporarlos sin éxito.
Van der Weyden |
El
primer intento de una cierta unificación de Flandes tuvo lugar entre 1384 y
1477, en el marco de los dominios del Ducado de Borgoña. Los duques borgoñones,
teóricamente vasallos del rey de Francia, estuvieron a punto de constituir un
estado, que integraría también a Flandes, y que, de cuajar, hubiera transformado
el mapa de Europa.
Pero
al morir el duque Carlos el Temerario en 1477 en la batalla de Nancy, todos sus
territorios estuvieron a punto de ser engullidos por Luis XI de Francia. Se
salvaron algunos (principalmente Flandes) gracias a que la heredera de Carlos,
María de Borgoña, estaba casada con el emperador Maximiliano, y eso era un
hueso demasiado grande para Luis XI.
Maximiliano
y María eran los abuelos paternos de Carlos I de España y V de Alemania. Sus
abuelos maternos eran los Reyes Católicos. De ahí nace la vinculación política
de Flandes con España, porque económica
ya antes la había.
Sería
imperdonable seguir adelante sin hacer una pausa para destacar el papel de
Flandes en la segunda parte de la Edad Media, una vez reparados los terribles
daños ocasionados en esa zona por los ataques vikingos.
Van Eyck |
Y
con los paños venían también las influencias culturales y artísticas. No hay
más que examinar la pintura castellana del siglo XV para comprobarlo.
Hablando
de ese tema, algún ignaro ha llegado a decir que la pintura flamenca del XV y
la italiana del mismo siglo son las dos grandes escuelas pictóricas del
Renacimiento, lo cual es un disparate. El Quattrocento italiano supone el
comienzo de una etapa nueva. La pintura flamenca es el florón que culmina y
acaba la etapa que se va.
Su realismo, colorido, detallismo, atención a las texturas
(muy propia de un país textil) y falta de movimiento se observan en los
numerosos grandes maestros: Van Eyck, Van der Weyden, Memmling, Dierk Boutts y
otros, dejando aparte a El Bosco, un poco más tardío, tan revalorizado en
nuestro siglo y que va a su aire.
Brueghel |
Volviendo
al hilo del relato, en 1495 el hijo de Maximiliano y María es intitulado señor
de las tierras de Flandes. Se trata de Felipe el Hermoso (a juzgar por los
retratos, no se sabe muy bien por qué lo llamaban así), casado con la hija y
heredera de los Reyes Católicos, Juana la Loca (se sabe muy bien por qué la
llamaban así). En 1500 nace en Gante un hijo del matrimonio, Carlos, futuro rey
de España y emperador de Alemania.
Resumiendo
una complicada historia, Felipe y Juana se presentan en Castilla, dejando al
retoño en Flandes, Felipe muere al poco, probablemente de neumonía.
Juana ha de
ser recluida (lo que ya figuraba en el guión de su marido), y se salva el hiato
a base de regencias, hasta que en 1517 aparece el heredero Carlos, ya mayor de
edad y sin saber hablar más que flamenco. Es el César Carlos, pronto coronado
Emperador del Sacro Imperio.
Carlos
V madurará, se desprenderá de los rapaces consejeros con que vino a España, tan
rapaces e impresentables como los que trajo en su día su papá, y será una figura gloriosa a
nivel europeo.
Pero
lo que nos interesa destacar aquí es que nunca tuvo problemas con sus súbditos
flamencos, que lo consideraban uno de los suyos. No será lo mismo con su hijo.
Al
final de su vida, al abdicar en 1556, consideró necesario dividir sus extensos
dominios.
A su hermano Fernando, por cierto educado en España y al que hemos
encontrado en la entrada anterior como Rey de Hungría, le dejó, con el título
imperial, las posesiones de los Habsburgo en Centroeuropa; pero segregó
Flandes, que pasó con los dominios de la Corona de España (incluyendo los
americanos) a su hijo Felipe, educado en España y que se sentía español.
Ya
tenemos los antecedentes de la división que ha llegado hasta nuestros días: los
flamencos ven en Felipe II a un extranjero, consideran cualquier nombramiento o
cualquier medida, por muy razonable que parezca, como una intromisión en sus
libertades; por si esto fuera poco, estalla por entonces la sublevación de los
protestantes de la segunda oleada, la calvinista, mucho más radical que la
primera, se cometen desmanes y profanaciones.
Súmese la rigidez del rey español
(‘prefiero perder mis dominios a reinar sobre herejes’) y los intereses de
potencias enemigas: los rebeldes, dirigidos al principio por Guillermo de
Orange, contarán con el apoyo de Inglaterra, de los luteranos alemanes vecinos
y más subrepticiamente de Francia.
La
rebelión estalla en 1568, un poco por todas partes, pero no en todas partes
(Bruselas, por ejemplo, nunca dará problemas a las fuerzas españolas).
Prácticamente no hay batallas campales, sino largos asedios de ciudades y en
algunas zonas, como Zelanda, guerrillas.
Ya
en 1579 siete provincias rebeldes se unieron en la Unión de Utrecht, germen de
la futura Holanda. Se trata de Frisia, Groninga, Güeldres, Holanda, Overijseel,
Utrecht y Zelanda; añádase Drenthe, que no fue provincia, pues por su pobreza
no podía pagar las tasas federales.
En
el último decenio del siglo, los éxitos militares y políticos de Alejandro
Farnesio, al mando de las tropas españolas, le permitirán constituir la Unión
de Arras, germen de la futura Bélgica.
La
guerra será larga; durará de 1568 a 1648, con una tregua entre 1609 y 1621;
entonces se entremezclará con la guerra europea de los Treinta Años, comenzada
en 1618. Es en la Paz de Westfalia de 1648, que terminará con esta guerra,
cuando España reconoce también la independencia de las ahora llamadas
Provincias Unidas, que se las arreglaron para quedarse asimismo con la mitad
septentrional de Brabante.
Por
supuesto, ya antes de ese reconocimiento las Provincias Unidas actuaban de facto
como un estado, y comenzaron a formar un imperio colonial con el mismo modelo
que los ingleses, el colonialismo capitalista empresarial, utilizando como
instrumento, mucho antes de que el estado interviniese directamente, a la
Compañía de las Indias Orientales.
El
disperso y poco defendible Imperio portugués se convirtió en blanco perfecto
para las ansias expansionistas neerlandesas: Amboyna (en las Molucas) 1605,
Malaca 1641, Ceilán 1658.
Aunque algunas posesiones acabarían en manos inglesas,
a finales del XVII se pueden considerar constituidas las llamadas Indias
neerlandesas, hasta su independencia con el nombre de Indonesia en 1948. Fueron
los únicos europeos autorizados a comerciar en Japón, desde su base en una isla
próxima a Nagasaki, hasta 1853.
Tuvieron
fracasos, como Formosa (Taiwan), Noreste de Brasil, Angola o Nueva Amsterdam
(1625), que acabó en manos británicas y que no era sino la isla de Manhattan.
También perdieron la rica colonia de El Cabo en 1806, pero fue en cierto modo
la madre de los estados bóers del interior, y éstos del partido afrikaaner que
se hizo con el poder en África del Sur en 1948.
En
el Caribe se hicieron con la Guayana holandesa, que se independizó como
Suriname en 1975, y con seis islas que conservan, reestructuradas, como ya se
indicó, en 2010.
Las
Provincias Unidas tuvieron también problemas en Europa después de 1648, y esta
vez no con España. Sostuvieron tres guerras marítimas con los ingleses entre
1652 y 1674 por el control de las rutas de navegación, sin llegar a un
resultado concluyente.
Sufrieron
en 1672 la invasión de Francia, en el marco de la política agresiva e
imperialista de Luis XIV, viéndose incluso obligados a romper una serie de
diques para detener el avance enemigo, pero salieron del paso sin sufrir
ninguna pérdida territorial en la Paz de Nimega de 1678.
Su
sistema político tuvo en general un cierto carácter mixto. Desde 1579 aparece
la figura del estatúder (literalmente ‘lugarteniente'), que tenía antecedentes
en algunas provincias septentrionales. Era el titular del poder ejecutivo,
incluyendo el mando militar, aunque siempre bajo la estrecha vigilancia de los
Estados Generales, compuestos a su vez por representantes de los Estados
provinciales.
Sólo en los periodos 1650-1672 y 1702-1748 se careció de esa
magistratura, siendo el estado una república pura. En todo caso fue la
burguesía mercantil la clase social absolutamente predominante.
El
cargo de estatúder estuvo de hecho vinculado siempre a la familia Orange- Nassau.
Uno de ellos, Guillermo III fue también rey de Inglaterra de 1689 a 1702, a
raíz de su matrimonio con María II, pero conservando título y cargo durante su
larga viudedad.
A
pesar del predominante calvinismo militante, se llega a una relativa tolerancia,
determinada también por el hecho de que el número de católicos sigue siendo
elevado (se calcula un 45% para Utrecht hacia 1650).
Esa tolerancia consiste en
permitir el culto, incluso colectivo, siempre que no aparezca a la vista la
menor manifestación exterior. El visitante de la Amsterdam de hoy puede
encontrar curiosas manifestaciones de este sistema, como una amplia iglesia católica disimulada tras varias fachadas aparentemente civiles.
Frans Hals |
Escasamente influida por el Barroco imperante, muestra
cuadros para una clase burguesa, cuadros que decorarán residencias y entidades
corporativas, no iglesias ni palacios. Los mecenas son escasos, y el pintor ha
de lanzarse al mercado en busca de encargos y clientes.
Rembrandt |
Van de Velde |
Claesz |
Vermeer |
Las provincias del sur siguen durante todo el siglo dependiendo de España, con algunas mordidas debidas a los apetitos desordenados de Luis XIV.
Por eso hay en el extremo norte de Francia un departamento que se llama Flandes (en el que se halla Dunkerque, nombre que a casi todo el mundo le suena).
Rubens |
En
1714, por el Tratado de Rastatt, pasan a depender del Imperio Austriaco.
Pasando
por encima con un elegante salto los 20 años de ocupación francesa, con sus dos
periodos, revolucionario y napoleónico, nos situamos en el Congreso de Viena,
que procede en 1815 a remodelar otra vez Europa, con las mismas intenciones de
permanencia que son costumbre en estos cónclaves. A partir de ahora dejamos de
hablar de Flandes.
El Congreso, por iniciativa inglesa, crea el Reino Unido de los Países Bajos, uniendo en él las Provincias Unidas y el Flandes del Sur, además de Luxemburgo. Será monarca Guillermo I, naturalmente de la Casa de Orange- Nassau, la cual ha seguido reinando hasta nuestros días.
El Congreso, por iniciativa inglesa, crea el Reino Unido de los Países Bajos, uniendo en él las Provincias Unidas y el Flandes del Sur, además de Luxemburgo. Será monarca Guillermo I, naturalmente de la Casa de Orange- Nassau, la cual ha seguido reinando hasta nuestros días.
A
los habitantes del Sur (hoy los llamamos belgas) no se les consultó, y no
quedaron felices con la anexión. En 1830, aprovechando la oleada revolucionaria
iniciada en París, se sublevaron y separaron, formando el Reino de los Belgas.
Los
neerlandeses no intervinieron militarmente, pero se quedaron con la Provincia
de Limburgo, esa especie de apéndice que le sale al país por el sur y que, por
su geografía, historia y aspecto de sus ciudades, parece completamente belga.
Por cierto, su capital es Maastricht, que a todo el mundo le suena por la
relación del Tratado de su nombre con la consolidación de la Unión Europea.
A
Guillermo I le sucedieron Guillermo II y Guillermo III. Cuando éste murió en
1890, le correspondió el trono a su hija Guillermina, la cual se mantuvo en él
nada menos que hasta 1948. Esa accesión determinó la separación de Luxemburgo,
donde regía la ley sálica.
Los
Países Bajos comenzaron e emitir sellos postales en 1852.
Durante
el siglo XIX el país tardó en industrializarse en comparación con Alemania o
Francia.
Holanda
permaneció neutral durante la Primera Guerra Mundial, aunque los alimentos
escasearon y fue preciso implantar el racionamiento. Allí se estableció el
Kaiser Guillermo tras la derrota y vivió tranquilamente hasta 1941.
La
Gran Depresión de 1929 tuvo efectos muy negativos para la economía neerlandesa.
Como el gobierno se negó a cambiar su política económica y a abandonar el
patrón oro, los Países Bajos tardaron más tiempo en recuperarse de la crisis
que otras naciones europeas.
Al
estallar la Segunda Guerra Mundial en 1939, declararon su neutralidad una vez
más. No obstante, el 10 de mayo de 1940 los alemanes, con el objetivo de tomar
por la retaguardia la Línea Maginot, cosa que consiguieron, lanzaron un ataque
contra Holanda y Bélgica y conquistaron ambos países en poco tiempo.
Los daños
más graves los sufrió Rotterdam, la segunda ciudad en importancia del país. La
familia real huyó al Reino Unido, aunque algunos de sus miembros pasaron la
guerra en Canadá.
Durante la ocupación no hubo resistencia digna de mencionar;
tampoco creación, a diferencia de otros países ocupados, de organizaciones de
auxilio a la población judía. Quizá para compensar esto se airearía después
tanto la patética figura de la pobre Anna Frank. Lo que sí hubo fue hambruna,
especialmente durante el invierno 1944-1945.
Después
de la guerra, la economía holandesa prosperó y el país fue miembro fundador en
1951 de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), la cual
desembocaría en la fundación de la Comunidad Económica Europea.
Ya
antes, en 1944, Bélgica, los Países Bajos y Luxemburgo habían comenzado una
cooperación aduanera bajo el nombre de Benelux, menos importante hoy, en los
tiempos de la UE, pero debiendo recordarse que la cooperación entre los tres
estados del Benelux es aún más estrecha que la existente entre los miembros de
la Unión.
Los
Países Bajos constituyen pues hoy una monarquía constitucional parlamentaria.
Si bien la capital, a casi todos los efectos, es Amsterdam, de acuerdo con la
tradición es La Haya la capital política.
Están
formados por 12 provincias, ya que la de Holanda ha sido dividida en dos y se
ha constituido una nueva (Flevoland) en los pólderes obtenidos en el antiguo
Zuiderzee, de que ya hablaremos.
Desde 2010 forman también parte del estado,
como municipalidades especiales, tres islas del Caribe: Bonaire, San Eustaquio
y Saba.
El
legislativo, los Estados Generales, es bicameral. La Cámara Alta (75 miembros) es
elegida por los Estados Provinciales. La Baja (150 miembros), directamente por
un sistema proporcional. Desde 2010 gobierna el VVD (Partido Popular).
A
la muerte de Guillermina comenzó el no menos largo reinado de Juliana (1948- 1980). La
Reina, poco amiga del protocolo, resultó ser un poco gafe. Siendo princesa
heredera, su matrimonio con el alemán Bernardo de Lippe, cuando ya se perfilaba
la Segunda Guerra Mundial, hizo fruncir no pocos ceños. Los temores resultaron
infundados, pero los problemas vendrían más tarde.
La
última hija nació casi ciega, a raíz de lo cual su madre cayó bajo la
influencia de una extraña curandera, Greet Hofmans, a la que se ha llamado la
‘Rasputín holandesa’. La crisis, en 1956, sólo superada in extremis, fue muy
grave, pues se estuvo al borde del divorcio y se consideró el derrocamiento de
la desquiciada reina.
En
1963, la princesa Irene se convierte en secreto al catolicismo y se casa sin
permiso con Carlos Hugo de Borbón- Parma, pretendiente carlista al trono nada
menos que de la vieja y no olvidada España. Atizados por la prensa, los
protestantes rechinan, y llega a ser una posibilidad la abdicación real.
Y
la saga continúa. En 1965 se anuncia el compromiso de la princesa Beatriz,
heredera del trono, con el diplomático alemán Klaus von Amsberg, que había
pertenecido en su juventud a la Wehrmacht y ¡horror! a las Hitlerjugend.. Escándalo, disturbios el día de la boda, con lanzamiento de bomba de humo a la
carroza nupcial, y consiguiente enfrentamiento con la policía.
Pero
faltaba lo más granado. En 1976 se supo que el príncipe consorte, Bernardo, que
ocupaba altos cargos militares, había aceptado de la firma Lockheed un soborno
de más de un millón de dólares para que influyera en la compra de aviones de
combate.
No se atrevieron a procesarle, pero le hicieron de todo: prohibición
de usar el uniforme, destitución de todos sus cargos, dimisión impuesta de
Consejos de Administración de empresas e instituciones varias.
En
1980 Juliana abdicó en su hija Beatriz. En la investidura de ésta y para no
romper con lo que iba ya siendo una especie de tradición, hubo protestas por la
escasez de viviendas y contra la monarquía en general, con choques muy
violentos con las fuerzas de seguridad. A esta tradición de motines aludiremos
después.
Beatriz
asumió el papel real con mayor formalidad y profesionalidad que su madre. No se
pronunció políticamente en temas nacionales, pero destacó su labor en las
relaciones internacionales. Abdicó en 2013 en su hijo Guillermo Alejandro
(nacido en 1967).
A
éste, primer varón en el trono desde 1890 (y tiene como herederas a tres hijas)
también le amargaron la fiesta en su día sus entonces futuros súbditos. Casó en
2002 con la argentina Máxima Zorreguieta.
Aparte de las protestas de los
sectores radicales calvinistas (que haberlos, haylos) por la religión de la
novia, resultó que el padre había sido miembro civil del régimen del general
Videla. El gobierno holandés le pidió que no asistiera a la boda.
Dejemos
estos asuntos y ocupémonos de la naturaleza, más clemente que los hombres,
aunque nadie lo diría en el caso de Holanda.
El
nombre del país, Nederlanden (‘Tierras bajas’) se debe a que una parte del
oeste y norte del territorio se encuentra por debajo del nivel del mar. Y el
resto no es que se eleve mucho: elevación media del país: 30m; altura máxima:
322m
Un
complejo sistema de gruesos diques de tierra y de drenajes, cuya construcción
se inició en época medieval, ha permitido incrementar la superficie en más de
un 20%.
En otro caso la mitad de los Países Bajos sería inundada por el mar y
por los numerosos ríos que cruzan su territorio, como es el caso del Rin, que
desemboca en Rotterdam, lo que ha hecho de esta ciudad el puerto de mayor
tráfico de Europa. Citaremos el Waal (en realidad un brazo del Rin), el Mosa y,
en parte limitándola por el sur, el Escalda.
Con
esas características geográficas no es de extrañar que la parte baja del país
esté surcada por innumerables canales provistos de puentes levadizos, los
cuales pueden ser de muy diferentes tamaños y anchuras, como se observa en las fotos adjuntas.
Pero, con frecuencia, esa red está enmarcada por paisajes idílicos
y floridos, que constituyen uno de los encantos de una nación que, aunque pueda
parecer contradictorio, cuenta con una muy elevada densidad de población.
La
tierra agrícola ocupa el 55,1% del territorio. Un 10.8% del resto se halla
cubierto de bosques.
No
podemos detenernos más que en los dos episodios fundamentales que cierran y
completan la lucha continua contra el agua.
En
la época romana, el lago Flevus, separado del mar por dunas, pero comunicado
con él, ocupaba gran parte de la zona. Entre 838 y 1287, a consecuencia de una
serie de inundaciones catastróficas, el proceso de conversión en una
penetración marina, el Zuiderzee, se completó.
Las aguas dulces se convirtieron
en salobres y el antiguo lago pasó a ser un golfo o mar interior, centro de
relaciones comerciales marítimas y de abundante pesca.
Sin
embargo, las inundaciones seguían siendo frecuentes y peligrosas. En 1953 se
produjo la tormenta, combinada con altas mareas, más destructiva en 500 años.
Se rompieron más de 30 diques y dunas de protección, muchas ciudades y pueblos
fueron sumergidos por olas de varios metros.
Se decidió actuar con decisión y rapidez atacando la raíz del problema: se
trataba de cerrar la penetración marina con un gran dique.
Éste,
una gran obra de ingeniería (piénsese en la fuerza de las mareas) se terminó en
1932. Tiene 30 Km de largo (con apoyo en una pequeña isla intermedia) y 90 m de
ancho, siendo recorrido por una autopista.
Después, entre 1930 y 1968, se
crearon los pólderes del Noreste y los dos de Flevoland. Estos dos últimos
constituyen hoy la duodécima provincia de los Países Bajos.
Las
partes que permanecen y permanecerán inundadas, separadas por una carretera, se
llaman hoy Markenmeer y IJsselmeer, dedicadas a deportes acuáticos.
Naturalmente, se mantienen en el dique comunicaciones con el mar y esclusas,
debidamente controladas.
Sin embargo, aún quedaba una segunda fase, más larga, difícil y costosa: el Plan Delta, consistente en cerrar con diques (13 en total) las islas que componen el delta del Escalda, en el extremo SO del país.
Las
obras se iniciaron en 1958 y se concluyeron en 1997. Costaron casi el
equivalente a 5.000 millones de euros.
El
dique de mayor longitud, el Oosterscheldkering, se convirtió en la barrera más
larga del mundo contra aumentos de nivel provocados por tormentas, con una
longitud total de 3 Km y formado por 65 pilares de hormigón prefabricado, con
62 compuertas de acero instaladas entre ellos.
Por su parte, el Maeslantkering
es la única barrera con piezas movibles grandes; los dos portalones miden 240 m
de largo.
Con
todo lo antedicho, resulta lógico que los holandeses gocen del merecido
prestigio de ser los maestros mundiales en la lucha contra el agua, lo que no
es de despreciar en una época de cambio climático que trae consigo la elevación
del nivel de las aguas marinas y tormentas torrenciales.
Es
la 6ª economía de la UE, con un persistente superávit en la balanza comercial,
relaciones industriales estables y paro moderado (6,9%).
Un
sector agrícola altamente industrializado emplea sólo un 1,8% de la fuerza
laboral, pero proporciona amplios rendimientos para la industria de
transformación alimentaria y fundamenta el status del país como el 2º
exportador mundial de productos agrícolas.
Todo hay que decirlo: los
sofisticados y tecnologizados huertos holandeses producen frutos de precioso
aspecto, que se exportan muy bien a los países circundantes, pero no saben a
nada; parecen más adecuados para pintar bodegones que para hincarles el diente.
Como
las flores no se comen, aquí el problema desaparece. Los holandeses aman las
flores, que aparecen por doquier y también en las partidas exportadoras.
El
caso paradigmático es el tulipán, de origen turco, pero llegado en el siglo
XVII, produciendo sus bulbos, en 1636- 1637, una burbuja económica de mucho
cuidado que arruinó a más de uno. Hoy, olvidado aquello, los campos de
tulipanes (floridos entre mediados de marzo y comienzos de mayo) constituyen
uno de los estereotipos del país.
Es
importante la ganadería, sobre todo bovina, y los productos lácteos.
En
lo referente a la industria, muy diversificada, destacaremos, aparte de la
alimentaria, la de maquinaria y equipo eléctrico y microelectrónico, así como
química y petroquímica.
Holanda
produce y exporta algo de petróleo.
Dicho sea de paso, Rotterdam es el mayor puerto de contenedores del mundo.
Dicho sea de paso, Rotterdam es el mayor puerto de contenedores del mundo.
El
gobierno de Mark Rutte, desde 2010 en el poder, ha introducido medidas de
austeridad para mejorar las finanzas públicas y establecido reformas
estructurales en áreas clave.
Como resultado, el déficit presupuestario ha
caído a finales de 2015 hasta el 2% del PIB. Éste aumentó un 1% en 2014 y un
1,9% en 2015.
Obtiene
la energía en un 83,7% de fuentes no renovables; nuclear, 1,6%; hidroeléctrica,
0,1%; otras fuentes renovables, 14,5%.
Los
neerlandeses constituyen el 78,6% de la población. Otros grupos significativos:
procedentes de la UE: 5,8%; turcos: 2,4%; indonesios: 2,2%; marroquíes: 2,2%.
El
neerlandés, del grupo germánico, es la lengua oficial, pero al norte, en
Frisia, coexiste con el frisio, lengua cooficial. El 70% de la población tiene
un conocimiento alto del inglés; entre el 55 y el 59% sabe hablar el alemán.
El
grado de urbanización es muy alto: 90,5%. En la zona denominada Randstad, que
se extiende por las dos Holandas, Utrecht y Flevoland, se aprecia una
conurbación que comprende el 40% de la población total.
En
cuanto a la religión: católicos: 28%; protestantes: 19%; musulmanes: 5%;
ninguna: 42%
.
El
índice de crecimiento es del 0,4% anual, que corresponde a una tasa de
fertilidad de 1,8 hijos/mujer, pero hay que contar la inmigración. La edad
media materna al tiempo del primer nacimiento es 29,4 años. La esperanza de
vida, 81,3 años.
Los gastos de sanidad figuran entre los más altos del mundo:
10,9% del PIB.
Hay
otros aspectos del país más resbaladizos y discutibles. Los gobiernos de la
época, partiendo de una hiperinflación de los derechos individuales, toleraron
en 1966 la aparición de los movimientos anarquizantes y violentos denominados
‘provos’, algunas de cuyas actuaciones, y consiguientes enfrentamientos con las
fuerzas de seguridad ya hemos reseñado.
Simultáneamente se permitió que grupos de marginales acamparan durante 24 horas al día en centros urbanos cruciales de Amsterdam, ante la pasividad de la policía, ofreciendo un penoso espectáculo de mugre y suciedad. Los llamados ‘ocupas’ actuaban por doquier, también en un ambiente de tolerancia; en zonas céntricas y visitadas de la capital y otras ciudades proliferaron los establecimientos relacionados con la pornografía dura.
Muchos
de estos abusos se han corregido desde 2010, pero durante el último cuarto del
pasado siglo se llegó más allá. En un texto holandés ‘políticamente correcto’
se lee que ‘el Estado se caracteriza política y socialmente por reformar
instituciones como la familia y permitir con ello la entrada de nuevas formas
de convivencia social tales como el matrimonio del mismo sexo, la transexualidad,
la eutanasia y el uso de drogas recreativas’.
El
párrafo anterior se concreta y explicita en la despenalización y regulación de
la eutanasia (1993- 2002), la institucionalización del matrimonio homosexual
(primer país,2001), la creación de una cátedra de Transexualidad en la
Universidad de Amsterdam (1988), la autorización del uso del cannabis y una
serie de medidas muy comprensivas y muy caras para la administración de heroína
sintética a los contumaces, que no ha hecho felices a los gobiernos de los
estados vecinos, los cuales ven a Holanda como meta de un tipo de turismo muy
especial.
En
otro orden de cosas, se observa en los Países Bajos una cierta islamofobia
bastante justificada, no sólo por el porcentaje de población musulmana (6%),
sino por la consternación que causaron los dos asesinatos terroristas de
personajes respetados, Pym Fortuin y Leo van Gogh, seguidos por numerosas
amenazas.
Como
consecuencia, Geert Wilders creó el Partido de la Libertad, que entró en el
parlamento en las elecciones de 2010, y permitió a los liberales de derechas
(VVD) y a los democristianos (CDA) formar un gobierno de coalición, pagando el
precio, según los deseos de Wilders, de prohibir el burka y otros tipos de velo
integral y reducir la entrada de inmigrantes en un 50%.
Los
violentos incidentes de agosto de 2016, que pusieron en alerta a la sociedad y
a las autoridades, entre turcos erdoganistas (es decir, integristas) y otros
opuestos, no contribuyen ciertamente a suavizar el problema.
Uno,
que el interesado en Holanda ha de tener en cuenta que, aparte de los aspectos
paisajísticos ya aludidos, la nación cuenta con un conjunto de núcleos urbanos
notables desde el punto de vista histórico- artístico. No sólo se trata de
Amsterdam, ciudad atractiva y de extraordinaria personalidad, sino de Delft,
Utrecht, Alkmaar y bastantes más.
Van Gogh |
En el siglo XX, merece una citación el complejo formado por Piet Mondrian , el grupo ‘De Stijl’ y el neoplasticismo, con interesantes aplicaciones en arquitectura.
Para
terminar tan larga entrada, no hablaremos de zuecos, demasiado obsoletos, pero
sí de otros dos estereotipos muy vigentes.
El
primero es la bicicleta, pululante, omnipresente, mimada por las autoridades
del tráfico, y también creadora de duelos y quebrantos para el automovilista y/o
peatón extranjero no habituado a tal avalancha.
Se pueden comparar en cierto
sentido con las vacas sagradas de la India. Pienso que el mayor error de las
autoridades de ocupación germanas fue confiscar en 1940 las bicicletas; los
holandeses no lo han perdonado ni creo que lo perdonen.
El
segundo son los molinos de viento. Inventados en Oriente e introducidos en
Europa entre el XII y el XIII, no es que no los haya en otros países, pero en
ningún sitio tantos.
Y lo más notable no es su número, sino que están muy bien
cuidados y no sólo exteriormente, puesto que pueden funcionar y se les pone en
movimiento, con finalidades muy variadas: no sólo achicar agua y moler grano,
sino también aserrar, mover batanes e incluso triturar y moler materiales para
pinturas.
Si
resulta impresionante por su número de molinos (19) el conjunto de Kinderdijk,
Patrimonio de la Humanidad, quizá resulte sin embargo más recoleto, atractivo y
didáctico el grupo de Zaanse Schans, no lejos de Amsterdam.
Muy interesante y siempre divertido!
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