Se designa a menudo con la denominación de
‘Este Africano’ al conjunto de Kenia, Uganda y Tanzania (que engloba a su vez
la isla de Zanzíbar).
Como se verá al final de la entrada, tal denominación
conjunta es muy adecuada desde el punto de vista filatélico.
KENIA
La colonia de Kenia no utilizó sellos con esa
denominación específica. Hasta 1922 empleó los del África Oriental Británica
(ver entrada ‘África colonial’) y los de Uganda.
Kenia- Uganda. En 1922- 27 se emitió una
serie con esta denominación.
Kenia- Uganda- Tanganica. Estos sellos de
triple denominación fueron emitidos y utilizados entre 1935 y 1963.
Capital: Nairobi
Forma de gobierno: República presidencialista
Fecha de independencia (del Reino Unido): 12
de diciembre de 1963
Superficie: 582.650 Km2 (48º)
Población: 44.037.656 hab (32º) Densidad: 75,6 hab/Km2
PIB/cápita: 1.800 $ (198º)
Miembro de: Commonwealth, UA
Corría el año 1498 cuando arribó a Mombasa
Vasco da Gama, el primer europeo de quien se tiene noticia que haya pisado Kenia, y que reivindicó el
territorio en nombre del rey de Portugal.
Kenia era y sigue siendo un país muy hermoso,
con abundante agua, sabanas y selvas. Algunos de los más bellos parques
naturales se hallan en su territorio, que posee gran cantidad y variedad de
animales salvajes: leones, jirafas, elefantes, numerosas especies de antílopes,
etc.
Los portugueses sembraron el país de misiones
y fortalezas, pero tropezaron con la poca disposición de los indígenas a
tolerar la dominación extranjera. En 1593 construyeron nuevas fortificaciones,
entre ella el Fuerte Jesús, que dominaba Mombasa, pero, cien años después, el
sultán de Omán conquistaba la fortaleza e imponía su dominación sobre esa
costa, importante lugar de escala en el comercio de esclavos.
La llegada de exploradores alemanes en 1884
movió a Gran Bretaña, interesada ya en esa parte de África, a enviar navíos de
guerra. El paso siguiente fue empezar la penetración, que se hizo definitiva en
1895 con la imposición de un protectorado.
A diferencia de los portugueses y de los
omaníes, los británicos exploraron y se propusieron dominar todo el territorio
y no sólo la franja costera, iniciando una colonización racional, que fue
atrayendo a bastantes colonos, y que tuvo como efecto negativo el confinamiento
en reservas de las tribus más importantes: kikuyus, kambas y masais. Esto hizo
crecer el descontento y el sentimiento de rebeldía; en 1922 estalló una
sublevación que fue ahogada en sangre.
Después de la Segunda Guerra Mundial, en
1952, el ala extremista del KAU (Kenya African Union), representada por el
grupo tribal de los Mau-Mau, inició una violenta guerra de guerrillas que
produjo notable pavor entre los colonos. Las autoridades calificaron el hecho
de terrorismo vulgar y emprendieron una cruel represión, pero acabaron
reconociendo que no había otra salida que sacar de la cárcel al dirigente Jomo
Kenyatta y dialogar con él.
Así se llego a la independencia, bajo la
consabida forma de ‘Dominio’ en 1963.
Un año más tarde, en 1964, se proclamó la
República con Jomo Kenyatta, considerado ‘padre de la patria’, como Presidente.
Permanecería en el cargo hasta su muerte en 1978.
Kenia se halla en la costa africana oriental,
al S de Somalia y N de Tanzania. Su línea de costa mide 536 Km.
Se distinguen en el país cuatro zonas: la
meseta central, dividida por el valle del Rift, que la atraviesa de N a S; la
meseta occidental, donde se encuentran
la orilla del lago Victoria y los principales Parques Nacionales; el
cinturón litoral, con numerosos manglares; la zona semidesértica del NE.
El monte Kenia (5.199 m), que da nombre a la
nación, está situado en el centro, al N de Nairobi, siendo la segunda cumbre de
África, tras el Kilimanjaro. Éste último se halla parcialmente en Kenia, pero
su cumbre principal corresponde a Tanzania. De entre los numerosos lagos
destacan el Victoria (compartido con otros países) y el Turkana (antes llamado
Rodolfo).
El clima predominante es el tropical,
dominado por los monzones y también por los alisios, independientemente de la
gradación térmica de las zonas montañosas.
De la gran selva ecuatorial sólo quedan
restos aislados. Además, la selva primitiva ha sido sustituida por otra
secundaria de menor altura, invadida por matorrales, lianas y epifitas, que la
hacen impenetrable. Por el contrario, en las zonas montañosas se halla la
acostumbrada vegetación en zonas de altitud, hasta llegar a las cumbres con
nieve y hielo, donde viven únicamente musgos y líquenes.
Pero las formaciones vegetales más difundidas
son las sabanas y estepas que cubren la mayor parte de mesetas y llanuras.
Cuando las precipitaciones superan los 1000 mm aparecen las llamadas
sabanas-parque, con intensa vida animal. Con pluviosidad inferior tendremos la
sabana arbolada, con árboles diseminados (baobabs y acacias), que aún constituyen
un hábitat adecuado para animales carnívoros, pero también para la ganadería.
Con lluvias aún menores aparecerán la estepa y el bosque de matorrales, hasta
llegar a la zona semidesértica, con algunas acacias y matorrales espinosos.
Bajo Jomo Kenyatta, y contra lo que se había
temido, el país parecía un oasis de estabilidad, sin radicalismos y abierto al
diálogo. Por ello, y con base en sus bellezas naturales y parques nacionales,
se convirtió en una de las metas turísticas importantes de África.
En 1978, las elecciones fueron pacíficas,
pero Kenia era de hecho un estado unipartidista liderado por el partido KANU,
y, a pesar de una liberalización permitida en 1991, las tensiones fueron
aumentando y la vida política haciéndose progresivamente más violenta, con el
telón de fondo de grupos estructurados con frecuencia sobre bases tribales.
Aun restaurado oficialmente el
pluripartidismo, hubo que esperar a las elecciones de 2002 para que el
candidato de la oposición Mwai Kibaki acabara con los casi 40 años de gobierno
del KANU. En cualquier caso, la corrupción siguió, y la violencia política
llegó a su ápice con la reelección de Kibaki en 2007.
Tras dos meses de disturbios y 1.500 muertos,
se llegó, por mediación de la Secretaría General de la ONU, a un acuerdo que
significaba una nueva constitución, aprobada por referéndum, la cual introducía
frenos y contrapesos al ejecutivo.
En 2013 Uhuru Kenyatta, hijo del ‘padre de la
patria’ ha ganado las elecciones por estrecho margen, pero sin violencias.
Las fracturas internas no son el único
problema. A él se añade la vecindad de Somalia, país en cuya parte meridional
son fuertes las milicias islamistas radicales de Al Shabab, filial de Al Qaeda,
con incursiones en Kenia que suponen raptos y matanzas de turistas y
trabajadores, y eso sin contar los infiltrados entre los más de 200.000
refugiados somalíes. En fecha reciente, el pasado 14 de diciembre, se ha
producido el último atentado suicida con granadas contra un autobús urbano: al
menos 4 muertos; este mismo mes y en el mismo barrio de Nairobi, el ataque a un
centro comercial supuso 67.
Ya en 2011 las tropas kenianas hubieron de
intervenir, a petición de la comunidad internacional, en Somalia, y todavía hoy
están fuertemente integradas (18.000 hombres) en las fuerzas de la Unión
Africana que sostienen al gobierno somalí respaldado por la ONU.
Otros retos son el alto desempleo, el nivel
de delincuencia y la pobreza (bajo la línea se halla un 50%de la población).
Añádanse las sequías que ponen con frecuencia en situación de riesgo a millones
de personas. Con todo lo antedicho, no es de extrañar que los aficionados a los
safaris tiendan a marcharse a otros países africanos menos bellos, pero más
seguros.
La economía se ve obstaculizada por la
corrupción y por descansar en bienes del sector primario cuyos precios han
permanecido bajos.
La posición, que mantuvo largo tiempo, de
principal economía del África Oriental está amenazada por las escasas
inversiones en infraestructura. Las instituciones financieras y donantes
internacionales se han retraído ante la situación del país. Los déficits
presupuestarios son crónicos, y la divisa se deprecia, con la consecuencia del
alto coste de la importación de alimentos y otros bienes.
El descubrimiento de petróleo en marzo de 2012
ofrece una oportunidad, a condición de que las bolsas resulten viables
comercialmente y de que Kenia sea capaz de construir puertos y oleoductos
adecuados.
Entre tanto, las principales mercancías
exportadas son té, productos hortícolas, café y pesca.
Las etnias kenianas suponen el 84% de la
población (de entre ellas, un 22% de kikuyus); otros africanos, 15%; asiáticos,
europeos y árabes, 1%. Son lenguas oficiales el inglés y el swahili, existiendo
muchas otras lenguas indígenas.
La población urbana es sólo el 24%. La media
de edad, 18,9 años, lo que supone, juntamente con una tasa de fertilidad de
3,76 hijos/mujer, un crecimiento anual del 2,27%.
La esperanza de vida es 63,3 años, y la tasa
de enfermos de SIDA, 6,3% (11ª del mundo). La alfabetización es del 87,4%.
UGANDA
Capital: Kampala
Forma de gobierno: República presidencialista
Fecha de independencia (del Reino Unido): 9
de octubre de 1962
Superficie: 236.040 Km2 (81º)
Población: 34.758.809 hab (37%) Densidad: 147 hab/Km2
PIB/cápita: 1.400 $ (205º)
Miembro de: Commonwealth, UA
En el territorio de la actual Uganda existían
el reino de Buganda, gobernado por un
kabaka o rey, y otros tres pequeños reinos periféricos, cuando en 1862
el explorador británico John Speke, se entrevistó con Mutesa, rey de Buganda, y
obtuvo de él permiso para continuar su exploración.
Sus entusiastas relatos atrajeron la
atención, entre otros, de las autoridades religiosas europeas. Una sociedad
inglesa (protestante) envió sus misioneros; poco después hizo lo propio una
orden religiosa francesa. Hubo conversos por una y otra parte, y los conflictos
entre ellos se añadieron a los tribales que ya existían.
A la muerte de Mutesa, su hijo y sucesor
trató de frenar la penetración europea, persiguiendo a los misioneros. En
seguida los ingleses lo obligaron a abdicar en su hijo, un niño, y adquirieron
bajo la forma de protectorado el territorio de los cuatro reinos, quedando así
fijados los límites de Uganda. Corría el año de 1894.
A diferencia de lo ocurrido en otros
territorios africanos, Uganda no se convirtió en el reino de los latifundistas
coloniales británicos. Sin embargo, se introdujeron nuevos cultivos; primero el
algodón, al que siguieron la caña de azúcar, el tabaco, el cacao y el café,
hasta hacer de Uganda una especie de paraíso.
Dotado de un clima suave, gracias a ocupar
una meseta con una altitud media de 1.200 m, y de agua abundante, el país se
enriquecía con rapidez. A lo largo de la primera mitad del siglo XX, en la
‘perla del continente negro’, como la llamó Winston Churchill, surgían nuevos
centros, crecían las ciudades, se creaban escuelas donde se formaba la clase
dirigente indígena. En 1955 el gobierno británico otorgó una cierta autonomía;
después, en 1962, llegó la independencia.
Sin embargo, los conflictos, dictaduras y
agitaciones que ha sufrido Uganda desde entonces la han conducido a una
situación caótica; tardará algunos años en volver a ser la meta de miles de
turistas atraídos por su paisaje, por sus lagos donde nace el Nilo entre
maravillosas cascadas, por el macizo del Ruwenzori, por sus verdes praderas y
por su riquísima fauna salvaje.
En 1966 el primer ministro, Milton Obote,
derogó la Constitución y se proclamó Presidente, comenzando una era de golpes y
contragolpes que durarían hasta mediados de los 80, dejando rastros hasta
nuestros días.
En 1971 se hizo con el poder Idi Amin Dadá,
nacido en 1925, procedente de un regimiento colonial británico y convertido en
jefe del ejército antes de su golpe, tras el cual se ascendió a sí mismo a
mariscal de campo.
El gobierno de Amin se caracterizó por la
violación flagrante de los derechos humanos, la represión política, la
persecución étnica (expulsión en masa de la minoría indostaní), los asesinatos,
la corrupción, el nepotismo y, además, la mala gestión económica. Se estima que
unas 300.000 personas perdieron la vida. Pasó de la lealtad a Occidente con
apoyo de Israel al respaldo posterior de la Libia de Al Gadafi, la URSS y Alemania
Oriental.
Saltó a las primeras páginas de la prensa por
sus frecuentes extravagancias y bufonadas, si bien diversos observadores
consideran que eran, al menos en parte, una táctica deliberada para atraer
sobre ellas la atención internacional, desviándola de otros aspectos más
siniestros y truculentos.
Su intento de anexionarse la región tanzana
de Kagera dio lugar a la intervención de tropas tanzanas, apoyadas por exiliados
ugandeses, que determinó su caída en 1979. Idi Amin buscó refugio en Arabia
Saudí, donde tuvo a su disposición dos plantas en un hotel de 1ª categoría
hasta su muerte en 2003.
Durante un año se sucedieron gobiernos
provisionales, hasta la elección (según todos los indicios fraudulenta) de
Milton Obote, quien sería otra vez depuesto en 1985.
En 1986 las fuerzas guerrilleras dirigidas
por Yoweri Museveni se hicieron con el poder. El país recuperó una estabilidad
relativa, con las excepciones que veremos. Museveni, que sigue hoy como
presidente, aunque controvertido dentro del país, ha introducido a ritmo
pausado reformas democráticas y mejorado sustancialmente los derechos humanos,
reduciendo de forma notable los abusos del ejército y de la policía.
Las reformas económicas apoyadas por
Occidente dieron lugar a un sólido crecimiento en los 90, y el descubrimiento
de bolsas de petróleo y gas en el O del país fomentaron la confianza en el
futuro.
Sin embargo, la crisis mundial de 2008 golpeó
duramente a Uganda, dada su importante dependencia de las exportaciones de
café, y produjo un alza en los precios de los alimentos. Esto animó a la
oposición a discutir la victoria de Museveni en 2001, produciéndose una oleada
de violentas protestas.
Pero un problema mayor azotó durante años el
Norte de la nación: la insurgencia feroz de uno de los más violentos
movimientos radicales de todo el continente africano; el autodenominado
‘Ejército de Resistencia del Señor’ (L.R.A.), muy dado a la utilización, previo
secuestro, de ‘niños-soldados’, existentes también en otras zonas de África (el
mismo Museveni los utilizó en su día). Las pruebas a que son sometidos para
garantizar su fidelidad son espeluznantes, y preferimos no entrar en detalles.
Durante la década de los 80 ese grupo
guerrillero mató a más de 12.000 personas. El gobierno llegó a requerir la
intervención del Tribunal Penal Internacional, que desde 2005 ha emitido
órdenes de captura. Con retraso por cierto, pues ya en 2005/2006 se logró por
fin expulsarlos del norte del país, que ha experimentado desde entonces una
transformación positiva. Millares de antiguos miembros y simpatizantes han
dejado el grupo y se han reintegrado con ayuda de una Comisión de Amnistía.
Los recalcitrantes huidos han sembrado el
terror en países próximos o limítrofes: Centroafricana, Sudán del Sur y Congo;
los EE.UU. se comprometieron en 2011 a rastrear y localizar las bases
insurgentes.
En otro orden de cosas, el gobierno ugandés
ha llevado a cabo la ofensiva más intensa del continente contra la enfermedad
del SIDA, que llegó a afectar en los 90 a un 30% de la población. Se recomendó
la abstinencia, la fidelidad y los preservativos. Tras un éxito inicial, parece
que, en los últimos años, las cifras de afectados vuelven a subir, como veremos
luego.
Unas palabras sobre las instituciones. El
Presidente es a la vez Jefe del Estado y del Gobierno, siendo el primer
ministro, designado por él, un mero auxiliar. De los 303 representantes de la
Asamblea, 85 son designados por grupos de intereses, entre ellos las mujeres y
el ejército.
Los partidos políticos estuvieron prohibidos
hasta que en 2005 se decidió en un referéndum cancelar la prohibición y
comenzar la transición hacia un sistema pluripartidista.
Las relaciones con el Congo no son buenas.
Uganda participó en la guerra civil congoleña de 1998/2003, y trata de mantener
su influencia en la rica región minera del E del Congo. Los ugandeses acusan
por su parte a Kinshasa de no desarmar a los rebeldes que operan desde su
suelo.
Algunas notas geográficas: Uganda se
encuentra en el Este de África pero sin salida al mar. El mapa muestra los
diferentes estados con quienes limita. Las ciudades más importantes, entre
ellas la capital, se encuentran en el S.
Ya quedó indicado su principal rasgo
geomorfológico: la meseta que ocupa la mayor parte del país. Éste cuenta con numerosos lagos, algunos
compartidos con naciones limítrofes: Victoria (donde nace el principal de los
dos ramales del Nilo), Alberto, Kioga y Eduardo.
El clima es tropical con variantes regionales.
La sabana es la formación vegetal predominante. Hay algunas zonas de selva,
pero sobre todo en las zonas montañosas.
En Uganda habitan muchos grupos étnicos,
ninguno de los cuales es mayoritario. El 99% de la población es de raza negra,
y el 0,3%, europeos o descendientes; el restante 0,7% son asiáticos y árabes.
Se utilizan más de 40 lenguas, siendo
oficiales el inglés y el buganda, hablado en el sur; también el swahili es
lengua oficial, como en Kenia y Tanzania, pero pocas personas lo hablan. Todavía
pesa sobre él la maldición de Idi Amin, quien lo calificó de ‘lengua de pillos
y ladrones’.
El 84% son cristianos, de ellos un 41,9%
católicos. Hay una minoría musulmana del 12%.
La tasa de fertilidad (6,06 hijos/mujer) es
una de las más elevadas del mundo, pero la esperanza de vida es sólo de 54
años. La situación sanitaria es pésima (0,117 médicos por cada 1.000
habitantes), y persiste el problema del SIDA (6% de la población afectada, con
64.000 muertos anuales).
Cerca del 70% de los ugandeses están
alfabetizados. Únicamente un 15,6% tiene carácter de población urbana.
TANZANIA
La República Unida de Tanzania es el estado
federal resultante de la unión, en 1964, de dos países recién independizados,
Tanganica y Zanzíbar, unión que mantuvo una amplia autonomía para el segundo.
Tanzania está situada en el Este de África,
con costas al Océano Índico. Su parte continental limita al N con Kenia y al S
con Mozambique.
Capital: Dodoma (desde 1974 y a efectos
administrativos)
Ciudad más poblada: Dar-es-Salaam
Forma de gobierno: República presidencialista
Fecha de la unión: 26 de abril de 1964
Superficie: 948.087 Km2 (31º)
Población: 48.261.942 hab (28º) Densidad: 51 hab/Km2
PIB/cápita: 1.600$ (199º)
Miembro de: Commonwealth, UA
Tanganica
Una mañana de marzo de 1892 una pequeña
expedición conducida por el explorador alemán Otto Baumann se abría camino a
través de la densa vegetación de las montañas de Tanganica. De pronto, Baumann
vio a sus pies un gigantesco anfiteatro natural, cuyas paredes caían a pico en
un desnivel de 750 m.
Acababa de descubrir el cráter del
Ngorongoro, la mayor caldera volcánica del mundo, con un diámetro de 19 Km en
su borde superior y un fondo llano de unos 260 Km2, situado a 1.170 m sobre el
nivel del mar. En el fondo del cráter innumerables manadas de elefantes,
cebras, gnus, antílopes y otros animales pastaban libremente, como en una
reconstrucción del paraíso terrenal. Era, y continúa siendo en parte, dominio
exclusivo de los animales. Sólo algunos grupos de masai han descendido a esta
cuenca, donde el tiempo parece haberse detenido.
Pero el tiempo tiene también otra medida. Es
en Tanganica donde se halla la garganta de Olduvai, dentro del Rift Valley, la
gigantesca falla tectónica que atraviesa toda África Oriental.
Fue allí donde, en 1959, el matrimonio Leakey
encontró los restos fósiles del más antiguo homínido conocido, de
aproximadamente un millón y medio de años de antigüedad. Las excavaciones y
hallazgos prosiguen en el lugar.
Tanganica había atraído la atención de
Alemania en el último tercio del siglo XIX, cuando se aceleró la carrera
colonial. Llegó a un acuerdo con Gran Bretaña para el reparto de tierras; ésta
ejercería su influencia sobre Zanzíbar, mientras que Alemania se quedaría con
Tanganica, cuyo interior continuaba casi inexplorado. Así nació la que se llamó
África Oriental Alemana (ver entrada ‘África colonial’).
Durante la Primera Guerra Mundial fue la
única de las colonias del Reich donde la lucha fue encarnizada. Las tropas
coloniales alemanas mantuvieron la resistencia hasta el final de la contienda.
Una vez terminada ésta, el territorio quedó ocupado por tropas británicas,
belgas y portuguesas.
En 1922 la Sociedad de Naciones, fiel gestora
de los intereses de los vencedores, lo adjudicó como Mandato al Reino Unido,
excepto el territorio de Ruanda- Urundi al Oeste, conformado como mandato belga
y la pequeña zona de Kionga al Sur, agregada al Mozambique portugués. En el momento de la descolonización,
Tanganica alcanzó la independencia en diciembre de 1961, y un año después se
convirtió en República.
En diciembre de 1963 también Zanzíbar fue
independiente. Tras los sucesos que luego veremos, los jefes de los dos
estados acordaron en abril de 1964 la
unión de ambos para crear la nueva entidad de Tanzania.
Tanzania (nos referimos a la parte
continental) se ha salvado de las disputas internas que han perturbado la vida
de muchos estados africanos, pero sigue siendo en la actualidad uno de los
países más pobres del mundo, con la mayor parte de su población viviendo por
debajo de la línea de pobreza. Sin embargo, en los últimos años ha conseguido
algún éxito a la hora de cortejar a donantes e inversores.
Tiene, hoy por hoy, pocos productos
exportables y un sistema agrícola primitivo. El 80% de la población se dedica a
la agricultura, pero la tierra arable se reduce a un 12,25% de la superficie,
proporcionando cosechas permanentes sólo
el 1,79%.
En un intento de remediar esa situación, su
primer presidente, Julius Nyerere, implantó en 1967 unos principios socializantes
que pretendían ser una llamada a la confianza en las propias capacidades, referidos
a la creación de aldeas-cooperativas agrarias y a la nacionalización de
fábricas, plantaciones, bancos y compañías privadas.
Diez años después empero, pese a la ayuda
técnica del Banco Mundial y de países simpatizantes, se vio claro que el
programa había fallado completamente, por causa de la ineficiencia, la
corrupción, las resistencias del campesinado y la subida del precio del
petróleo que era necesario importar. Las aflicciones económicas del país se
vieron aumentadas por la costosa intervención militar en Uganda, a la que ya se
ha hecho alusión.
Tras la dimisión de Nyerere en 1985, su
sucesor intentó elevar la productividad y atraer inversiones y préstamos,
desmantelando el control gubernamental de la economía, política continuada por
los sucesivos presidentes, aunque a cambio de reformas fiscales dolorosas.
El gobierno unipartidista acabó en 1995, cuando se celebraron las primeras elecciones democráticas habidas desde los 70. Como en los países
vecinos, el Presidente de la República es también Jefe del Poder Ejecutivo.
El crecimiento anual se ha mantenido en el
nivel medio de 6,7% desde 2006. Se ha elevado la cantidad extraída de oro, y el
hallazgo de una bolsa de petróleo próxima a la costa es prometedor, aunque en
la actualidad el problema del suministro de energía sigue siendo grave.
El turismo ha crecido, y constituye una
fuente importante de ingresos; está basado en el Kilimanjaro, pero más aún en
el Parque Nacional de Serengeti. Junto a él, aspecto muy negativo es la
abundancia de cazadores furtivos, en busca sobre todo de marfil, que pueden
amenazar en una década la pervivencia de los rebaños de elefantes.
La geografía es simple: llanuras a lo largo
de la costa, una meseta central y zonas altas al S y, sobre todo, al N, donde
se halla el Kilimanjaro (5.895 m), la cima más alta del continente africano. El
clima es en conjunto tropical, suavizado o sustituido por el de montaña en las
zonas altas.
Tanzania está flanqueada por grandes lagos:
el Victoria al N, el Tanganica (2º del mundo en profundidad) al O, y el Nyasa
al SO.
El 99% de la población es de raza negra,
dividida en más de 130 tribus. Excluyendo Zanzíbar, los cristianos constituyen
el 30%; los musulmanes, el 35%; los que siguen creencias indígenas, el 35%.
Son lenguas oficiales el swahili (que cada
día se utiliza más) y el inglés (que tiende a decaer). El swahili procede
precisamente de la zona costera de Tanzania: es la lengua bantú enriquecida en
su vocabulario por términos arábicos e ingleses, hasta convertirse en la
‘lengua franca’ del África Oriental y Central. Ello no obsta, por supuesto, a
la existencia de numerosas lenguas locales.
La esperanza de vida es de 60,76 años; la
tasa de fertilidad, 5,01 hijos/mujer. Es fuerte la incidencia del SIDA, que
afecta a un 5,6% de los habitantes. La alfabetización es sólo de un 67,8%.
ZANZÍBAR
En realidad se trate de un archipiélago,
compuesto, además de por la isla principal, por las secundarias de Pemba y
Mafia. En total, 2.650 Km2, poblados por 1.303.569 habitantes, el 99% de los
cuales son musulmanes. Están situadas al NE de la costa de Tanganika, a una
distancia de 25-50 Km.
Antiguo centro comercial de esclavos y
especias, presentan influencias africanas, árabes, europeas e indias.
Los habitantes originarios eran bantúes, pero
a partir del siglo XI cayeron las islas bajo el dominio del sultanato de Omán,
que hizo de ellas un centro del comercio de esclavos africanos llegando a
controlar un buen trecho de la costa de África Oriental. Hubo un intermedio
portugués a partir de 1504, pero Zanzíbar no llegó a ser una pieza importante
de este Imperio.
Expulsados los lusos en el siglo XVII,
volvieron los omaníes, que llegaron a fijar en la isla la capital de su estado
en 1832. En 1856 se convirtió en sultanato independiente gobernado por una de
las ramas de la familia.
El tráfico de esclavos quedó suprimido, al
menos teóricamente, en 1873 por presiones británicas, desarrollándose el
cultivo y comercio de especias, principalmente nuez moscada, canela y pimienta.
En esta época Zanzíbar fue también el centro de preparación de las
exploraciones mediante las cuales Europa pretendía conocer el interior del Este
africano, y particularmente resolver el problema geográfico de las fuentes del
Nilo.
En 1890 los ingleses lo convirtieron a
cañonazos en protectorado británico.
Francia mantuvo en la isla una oficina postal
de 1894 a 1904.
En 1963 llegó la independencia, bajo forma
monárquica, manteniéndose la dinastía de origen omaní.
Esta situación duró muy poco y acabó
violentamente. En efecto, en enero de 1964 una rápida y sangrienta revolución
de la mayoría bantú (se calculan 17.000 muertos) proclamó la República.
Zanzíbar llegó a ser admitido en la ONU,
pero, en abril de ese mismo año 1964, el gobierno llegó a un acuerdo con el de
Tanganica para formar una unión, que, como sabemos, se llamó Tanzania.
Las islas conservan una muy amplia autonomía.
Tienen su Presidente, que es al mismo tiempo uno de los dos vicepresidentes
tanzanos. Tienen asimismo su Asamblea y su legislación, muy influida por la
Sharia islámica.
En 1995 se celebraron las primeras elecciones
con varios partidos. La vida política ha sido agitada, con repetidos
enfrentamientos, a menudo violentos, entre el CCM, partidario del statu quo, y
el CUF, que preconiza una autonomía aún mayor e incluso la segregación. Desde
julio de 2010 la situación parece haber mejorado.
Junto a las especias, el turismo es hoy la
actividad más importante, pero sus beneficios no llegan a la mayor parte de la
población, cuyo nivel de ingresos no alcanza 1$ por día.
CONFEDERACIÓN DEL ESTE AFRICANO
Un Tratado de 2001 abrió el camino para
formar una unión aduanera en 2005 entre Kenia, Uganda y Tanzania. Ruanda y
Burundi se incorporaron en 2007.
El proyecto era más ambicioso, al aspirar a
alguna forma de unión política, pero, dada la situación de toda la región, poco
se ha hecho.
De todos modos se han emitido sellos comunes,
que coexisten con los privativos de cada país. Los primeros fueron
tetranominales: Kenya- Uganda-Tanganyka-Zanzíbar.
Más tarde se pasó a los trinominales: Kenya-
Uganda- Tanzania.
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