viernes, 3 de mayo de 2013

NEPAL. BUTÁN



NEPAL         Asia del Sur


Capital: Katmandú
Forma de gobierno: República federal parlamentaria
Superficie: 147.181 Km2 (94º)
Población: 30.430.267 hab (41º)      Densidad: 207 hab/Km2
PIB/cápita: 1.300 $ (208º)


Nepal es un país sin salida al mar, ubicado en el Himalaya, rodeado al Norte por China y al Sur por la India; de naturaleza montañosa, en su territorio se encuentran, total o parcialmente, algunas de las montañas más altas de la Tierra, destacando el Everest (8.848 m), así como otros siete de los llamados ‘ochomiles’.

Cuenta con una gran variedad de paisajes geográficos, desde las planicies selváticas húmedas de Terai hasta las más altas cumbres. Buena parte de la población se concentra en el valle y la ciudad de Katmandú. Como curiosidad, es el único país cuya bandera no tiene forma de cuadrilátero.

La nación nepalesa se configura bajo la influencia del rey Prithvi Narayan en 1768. Hasta la secularización traída por la República en 2006, fue el único estado del mundo con el hinduismo como religión oficial, lo cual es en cierto modo una paradoja con la profunda tradición budista, dado que Buda nació en la localidad de Lumbini, en estas tierras. Hoy es un estado multicultural, plurilingüe y secular.

En 1814, durante la conquista de la India por el Reino Unido, se vio involucrado en una guerra con éste, representado por la Compañía Británica de las Indias Orientales. Perdió la guerra, viéndose obligado a ceder en 1816 Sikkim y el sur de Sarai. Después de que los gurjas nepaleses ayudaran a los británicos en 1857 a sofocar la rebelión de los cipayos, la mayor parte de Terai le fue devuelta en señal de gratitud.

Esto creó además una tradición de reclutamiento, por parte de los británicos, de mercenarios de élite, los gurjas, cuyos residuos persisten en la actualidad.

El status internacional de Nepal durante esta época es ambiguo. No formó parte del Raj británico y ni siquiera hubo un acuerdo formal de protectorado. Más correcto sería hablar de un ‘estado tapón’ entre la India británica y las altiplanicies chinas.

Las facciones dentro de la familia real crearon situaciones de inestabilidad. En 1846, Jung Bahadur Rana, después de una concienzuda masacre de regias personas, fundó un nuevo linaje, de carácter claramente probritánico.

Aunque la aristocracia de los Rana tuvo el detalle filantrópico de abolir la esclavitud, al menos formalmente, en 1924, a fines de los 40 ya crecían los movimientos críticos hacia ellos. La invasión del Tibet por los chinos en 1950 asustó a la India, que procuró tener buenas relaciones y más influencia con su vecino nepalí.

Es en este momento cuando, aun sin una declaración formal, se puede considerar a Nepal como una nación plenamente independiente, si bien su ingreso en la ONU no tuvo lugar hasta 1955.

La India, deseosa de estabilidad en la zona, promocionó en 1951 al rey Tribhuran, como cabeza de una dinastía que se apoyaría en un nuevo gobierno, dominado por el ‘Partido Nepalí del Congreso’.

Tras años de tensiones entre el soberano y su gobierno, el rey Mahendra acabó con el experimento democrático en 1959, dando paso a un sistema autoritario y sin partidos que gobernó Nepal hasta 1989, año en el que el llamado ‘Movimiento del Pueblo’ forzó al ahora rey Birendra a aceptar reformas constitucionales y convocar un Parlamento.

En 1996, el Partido Comunista-Maoísta trató de reemplazar el sistema parlamentario por una ‘República popular’. Esto condujo a una guerra civil que duraría diez años.


Para dar mayor emoción al asunto, el 1 de junio de 2001 el príncipe Dipendra organizó en el palacio una bella masacre en que perecieron el rey,  la reina y otros siete miembros de la familia, de la que debía estar muy harto. Después, se suicidó.

El hermano del homicida, Gianendra, heredó el trono. En 2005 intentó un golpe para acabar con la rebelión, pero le falló, y al final fueron los maoístas los que convencieron al Parlamento de que, como mejor solución para acabar con la guerra, le pidieran la dimisión al monarca.

Así se hizo; los parlamentarios acabaron considerando que era una buena idea, y, el 28 de diciembre de 2007, Nepal fue declarado ‘República federal’, acuerdo que entró en vigor el 22 de mayo de 2008.

Entre 2008 y 2011 ha habido cuatro diferentes gobiernos de coalición, dirigidos por una u otra tendencia (maoísta o marxista-leninista) del Partido Comunista. 

Pero faltaba un punto clave: elegir una Asamblea Constituyente y elaborar una Constitución. Las discusiones y dificultades han sido gigantescas, y no las vamos a detallar.

Acabemos tan complicado relato diciendo simplemente que, en marzo de 2013, el presidente del Tribunal Supremo ha sido nombrado jefe de gobierno interino, con el encargo de preparar las dichosas elecciones constituyentes para diciembre de 2013, gobernando entre tanto con una coalición, naturalmente también interina, de numerosos partidos. 

Nepal se cuenta entre los países más pobres y subdesarrollados del mundo, con aproximadamente un cuarto de la población viviendo bajo lo que se llama ‘nivel de pobreza’.

La agricultura es el principal soporte de la economía, constituyendo el medio de vida para ¾ de los habitantes y suponiendo algo más de 1/3 del PIB.

La actividad industrial está limitada al procesamiento de productos agrícolas. Entre éstos pueden citarse las alubias, el yute, la caña de azúcar, el tabaco y los granos.

Tiene una gran capacidad para explotar y exportar su capacidad hidroeléctrica, pero la inestabilidad política obstaculiza la inversión extranjera necesaria para ello. 

Otras dificultades para el desarrollo son su situación aislada respecto al mar, las disputas políticas y el malestar laboral.

Tiene una industria turística floreciente, pero se enfrenta a problemas de deforestación y de amenaza a los hábitats animales.

En resumen puede decirse que la ayuda extranjera es vital para su economía, y que le convendría reducir la pesada dependencia del comercio con la India.

La tasa de desempleo es el 46%; la inflación, el 8,3%.

Las comunicaciones son deficientes: 59 Km de ferrocarril y sólo 10.142 Km de carreteras asfaltadas, pero hay 13.355 millones de teléfonos móviles, y el 90% de los habitantes vive en zonas con cobertura.

La población está compuesta por múltiples sectores étnicos, con sus lenguas correspondientes, pero el único idioma oficial es el inglés. Desde el punto de vista de las religiones, son hindúes el 80,6%; budistas, el 10,7%; musulmanes, el  4,2%.

La tasa de crecimiento es de 1,8%, contando con una emigración alta, del 2,58 por mil. La población urbana supone un 19%.

El nivel sanitario es bajo, tanto en lo referente a las facilidades de acceso a los servicios como a la frecuencia de varias enfermedades graves. Se calcula en 64.000 el número de portadores del SIDA, con 4.700 muertes anuales.

La tasa de fertilidad es de 2,36 hijos/mujer, llamando la atención la alta mortalidad infantil: 43,13 por mil.

La esperanza de vida es de 66,51 años, y la tasa de alfabetización, 60,3%.

Sigue sin resolverse el problema de los inmigrados butaneses que viven en campos de refugiados. La India, por su parte, ha establecido un rígido sistema de vigilancia fronteriza para evitar la inmigración ilegal, principalmente de insurgentes maoístas.

Nepal produce ilegalmente cannabis, tanto para consumo interno como para el mercado internacional.


BUTÁN        Asia del Sur


Capital: Timfu
Forma de gobierno: Monarquía parlamentaria
Independencia (de la India): 8 de agosto de 1949
Superficie: 38.394 Km2 (132º)
Población: 725.296 hab (165º)     Densidad: 19 hab/Km2
PIB/cápita: 6.500 $ (141º)


El reino de Bután es un país sin salida al mar, montañoso y de pequeño tamaño, ubicado en el tramo oriental del Himalaya, entre la India y el Tibet.

No existe mucha información sobre su pasado histórico, tanto más porque muchos de los documentos se perdieron en el incendio que arrasó la vieja capital, Punaja, en 1827. 

Se supone que, en época desconocida, migraciones significativas de tibetanos, a través de los pasos del Himalaya, constituyeron la base de la población. 

En el siglo  VIII llegó el budismo, pasando a ser un rasgo integrante del territorio y dando lugar a gran número de edificios religiosos.

La unificación, que superaba los feudos guerreros menores, tuvo lugar en el XVII. Siguieron años de guerras con sus vecinos y de frecuentes invasiones tibetanas, así como de contactos con los británicos desde el XVIII. Bajo la influencia de éstos, se estableció una monarquía propiamente dicha en 1907, que, por un tratado de 1910, quedó bajo protectorado británico.

En cierto modo, tal protectorado fue traspasado a la India, pues, aunque la independencia de Bután fue reconocida en 1949, la Unión India siguió  controlando materias tales como la representación exterior y la defensa. 

Los primeros sellos fueron emitidos en 1954; antes y después de esa fecha, la India asegura el servicio postal.

En 1971 tuvo lugar el ingreso en la ONU, quedando así consagrada su plena soberanía. La coronación en 1974 del cuarto rey, Jigme Singye Wangchuck, supuso el comienzo de un conato de relaciones internacionales. 

El ‘cuarto Rey’ mostró una gran habilidad en conducir a su país hacia la modernidad, pero preservando los distintivos culturales butaneses, y se hizo conocido en Occidente por su meta declarada de buscar para su reino la más alta ‘Felicidad Nacional Bruta’, no el convencional PNB.


Hubo un estímulo exterior para el comienzo del proceso. El país se había mantenido aislado y sin lazos apenas con el exterior; sin embargo, esto empezó a cambiar en 1959, con los incidentes del Tibet y la actitud decididamente hostil y amenazadora del gobierno comunista chino. 

En los 90, la presión de la mayoritaria cultura budista y la falta de representación política, produjeron profundo resentimiento en la minoría étnica nepalí del sur.

Hubo violencias, y decenas de miles de miembros de esa minoría huyeron al Nepal, donde siguen viviendo hoy. De ellos han surgido grupos insurgentes que se supone estuvieron detrás de la ola de bombas que jalonaron la campaña electoral de 2008.

Bután llegó a la conclusión de que, para mantener su independencia, era preciso romper con el aislamiento. 

Debido a la  ausencia de representaciones diplomáticas de terceros países, se acudió primero obviamente a la India, y, con su ayuda, se construyó la primera carretera que nunca hubiera existido (175 Km), con el fin de unir la capital con la frontera. Sucesivamente se fueron aprobando planes quinquenales de desarrollo.

Fue entonces cuando el rey acuñó el ya citado slogan de ‘Felicidad Nacional Bruta’, significando un proceso de modernización sin perder las  tradiciones, base de la identidad del pueblo butanés, y de crecimiento sostenible para el medio ambiente; todo ello combinado con el deseo, muy en línea con la tradición budista, de aportar una mejoría emocional y espiritual a los butaneses. Por eso, el término ha venido a definir el modelo de desarrollo del país.

Es cierto que el primer objetivo fueron las infraestructuras viarias y las prestaciones sanitarias y educativas, pero siempre intensificando el bienestar espiritual humano, no sólo la adquisición de bienes materiales.

Este desarrollo de tipo humanista explica por qué han pasado a un segundo plano la industrialización o la diversificación de la economía para generar más riqueza. Aunque la renta per cápita es todavía baja, no se da un índice de hambre comparable al de países con indicadores económicos  parecidos. 

Muchas familias tienen acceso a la tierra para cultivos y viviendas, y la población puede vestirse y alimentarse adecuadamente. Lo cual no quiere decir que no queden objetivos por alcanzar; por ejemplo, adecuada potabilidad del agua, más alta esperanza de vida (en la actualidad 67,9 años) y disminución de la mortalidad infantil.

Los planes de desarrollo ven el turismo como una potencialmente importante fuente de ingresos; no obstante, el miedo a la contaminación cultural ha llevado al gobierno a un férreo control a través de la agencia estatal de turismo, la única existente; ésta supervisa el número de visitantes por año, rutas, alojamiento, contacto con la población rural (no en todas las zonas), duración del viaje, etc. Sólo caben viajes organizados y se exige un gasto mínimo diario.

Actualmente Bután se ha convertido en una monarquía parlamentaria, en una transformación sorprendente por su relativa rapidez y por la ausencia de traumatismos.

Al monarca Jigme Dorji Wangchuck se le considera el ‘padre de la Nación’. Su sucesor Jigme Singye Wangchuck, de quien ya hemos hablado, desarrolló los planes de su progenitor e inició las reformas en el sentido  explicado. Coronado en 1976, reinó hasta el 2006, cuando abdicó en su hijo; antes, en 1994, había convertido el país en monarquía constitucional.

Entregó el trono a su hijo Jigme Jesar Namgyel Wangchuck, actual soberano, que no fue coronado hasta 2008 por recomendación de los astrólogos de la Casa Real. Es, pues, el 5º de una dinastía establecida en 1907.

Las primeras elecciones celebradas en marzo de 2008 dieron como ganador al Partido para el Bienestar de Bután, cuyo jefe tiene estudios universitarios en EE.UU.

El Rey, cuyo título oficial es ‘Rey del Dragón’, es Jefe del Estado y del Ejecutivo. Tiene un Consejo Real de asesores, a cuyos miembros designa. El poder legislativo corresponde al Tsongdu o Asamblea; de sus 151 miembros, 106 son elegidos, pero sólo por varones, pues Bután no reconoce el sufragio femenino. El resto son nombrados por el rey o elegidos de forma indirecta, como los 10 representantes de los grupos budistas. La legislación se basa en la ley india y en el Derecho anglosajón; los principales órganos judiciales son designados por el monarca.

El país es casi enteramente montañoso, comenzando al Norte en las grandes alturas de la frontera con China, y descendiendo abruptamente hasta la llanura, en la frontera con la India.

En la zona Sur, el clima es subtropical con abundantes precipitaciones; en los valles, templado con grandes diferencias entre verano e invierno, hasta llegar al clima de montaña, con veranos frescos e inviernos glaciales. Los ríos no son navegables. En el Norte montañoso hay muchos glaciares y lagos de montaña, cada vez más numerosos éstos por el cambio climático.

El aislamiento, la escasa población y la relativa inaccesibilidad geográfica, convierten a Bután en uno de los ecosistemas más intactos del globo. El 65% de la superficie está cubierto de bosques, con cerca de 550 especies vegetales. También hay casi 165 especies de animales, algunas muy raras y en peligro de extinción: el panda rojo, el leopardo de las nieves y otros bichos merecedores de la más alta consideración. En el año 2000, algo más del  20% de la superficie estaba protegido.

La política de protección al medio ambiente, que encaja con la tradición popular, ha de enfrentarse con problemas como los frecuentes corrimientos de tierra tras las lluvias, la baja disponibilidad de agua potable y la presión que el aumento de la población ejerce sobre la leña disponible y la tierra utilizable para pastoreo y agricultura.

La economía es fundamentalmente agrícola: arroz, trigo, maíz, frutas y hortalizas. En las zonas montañosas, hay también rebaños de vacunos, incluidos yaks. Agricultura y ganadería son medio de subsistencia para más del 90% de la población.

La industria se limita al procesado de alimentos, artesanía y textiles para consumo interno. Es importante la exportación de energía hidroeléctrica a la India. El turismo también aporta divisas, pese a sus limitaciones, así como las emisiones filatélicas.

Existen dos bancos con sucursales, pero no cajeros automáticos. Los principales vínculos comerciales son con la India. La televisión llegó el año 2000. Dada la orografía, las carreteras no son demasiado buenas. No hay líneas férreas, suplidas con servicios de vuelos domésticos en pequeños aviones.

La población es de origen tibetano o nepalí. El número de habitantes es incierto y tema de controversia. El idioma nacional es el dzongja, aunque el nepalí es hablado en el SO y el inglés tiene también rango de lengua oficial. La población urbana constituye sólo el 35%.

La religión del Estado, predominante en la población, es el budismo (75%); la segunda en importancia, frecuente en el Sur, es el hinduismo (25%). La tasa de alfabetización es del 47%.

Hay entradas que merecen un colofón, y ésta es una de ellas. Resulta difícil no preguntarse si este ‘Shangri-La’, como se le ha llamado, logrará mantener sus tradiciones y modos de vida. 

En caso negativo, si se abre un establecimiento de comida rápida, una tienda de telefonía móvil, un aparcamiento gigante para autocares también gigantes, una discoteca u otras cosas en que cualquiera puede pensar, se puede predecir lo que ocurrirá: detrás  de la primera, vendrán muchas otras y el tinglado se vendrá abajo; Shangri-La desaparecerá definitivamente entre las nieblas del Himalaya, y todos seremos un poco más vulgares.

Por el contrario, si lograren mantener su Tasa de Felicidad Bruta, seguirían constituyendo, si no un ejemplo propiamente dicho, sí la chispa de un ideal que buena falta nos hace a todos. No podría haber gloria mayor para el gobierno y el pueblo de Bután.

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