CHEQUIA
Europa Central
Bohemia
El antecedente de la actual República Checa
sería Bohemia, topónimo antiguo no ligado a la lengua checa. En checo, Bohemia
se dice precisamente Cechy.
Los eslavos llegaron allí entre los siglos V
y VIII, el cristianismo fue introducido en el IX y la primera dinastía bohemia,
la de los Premyslidas, se hizo con el poder en el X.
En 950 reconoció la supremacía alemana y se
convirtió en parte del Sacro Imperio Romano Germánico. En 1212, por medio de la
Bula de Oro, el emperador Federico II Hohenstaufen crea el Reino de Bohemia,
contándose sus monarcas entre los Príncipes Electores del Sacro Imperio. Desde
1310 hasta 1437, fue gobernada por la Casa de Luxemburgo.
Es en esta fase cuando se produjo la prolongada rebelión
husita, que dio lugar incluso a la convocatoria de dos Cruzadas. Juan Hus,
cuyas ideas se parecían mucho a las posteriores de Lutero, fue condenado a
muerte como heresiarca por el Concilio reunido en Constanza en 1415 y pereció
en la hoguera.
La rebelión estalló, y la subsiguiente guerra
fue larga y dura. Previa a su terminación fue la división de los husitas entre
utraquistas (moderados) y taboritas (radicales), cuya obstinada resistencia en
la ciudad de Tabor iba unida a propuestas de revolución social. La alianza
entre la jerarquía católica y los utraquistas
hizo posible la paz en 1436, lo que permitió al emperador Segismundo ser
reconocido como rey de todos los bohemios.
La mayoría de las cuestiones implicadas en la
lucha quedaron sin solucionar, pero, en todo caso, el movimiento husita
estimuló los sentimientos nacionalistas de los bohemios, como se vio luego en
el siglo XVII.
Entre 1471 y 1526, Bohemia fue gobernada por
los reyes húngaros. La derrota y muerte del último de ellos, Luis II, en la
decisiva batalla de Mohacs en 1526, frente a los turcos de Solimán el
Magnífico, hizo que los derechos pasaran por vía de matrimonio a Fernando I de
Habsburgo, hermano y sucesor en su momento de Carlos V.
Así nació la vinculación de Bohemia con la
Casa de Habsburgo y el Imperio austriaco, lo que favoreció la interrelación
entre las culturas germánica y eslava. Praga se convirtió en una ciudad
brillante, de destacada importancia política y cultural. Cabe recordar al
emperador Rodolfo II, sobrino de Felipe II de España. Rodolfo, accedió al
Imperio en 1572 y residió en el Castillo de Praga, donde instaló su corte, de
1583 a 1612.
De personalidad cultivada y excéntrica,
apasionado por la alquimia, le interesaban también la astrología, la magia y
los artilugios mecánicos, especialmente autómatas. Coleccionó de todo, hasta
gigantes y enanos, y en su época Praga albergó a casi todos los destacados
alquimistas del momento.
Este esplendor tuvo una pausa en 1618 y años
subsiguientes, con la rebelión de los protestantes (muchos de ellos utraquistas
reconvertidos) que oponían un candidato luterano al Habsburgo católico. La
Defenestración de Praga supuso el comienzo de la Guerra de los Treinta Años,
pero la victoria imperial de la Montaña Blanca en 1620, alejó los escenarios
bélicos hacia otras zonas europeas, y los jesuitas se pudieron emplear a fondo
en la recatolización de Bohemia.
En el siglo XIX, realizadas ya reformas
ilustradas por José II entre 1765 y 1790, Praga, a orillas del Moldava, es la
tercera ciudad del Imperio. Mozart ya la
había elegido para estrenar allí su ‘Don Juan’. Ahora, embellecida con todavía
más edificios magníficos, fue un centro cultural con músicos tan importantes
como Dvorák y Smetana, y escritores como Jan Neruda, Franz Kafka (que por
cierto escribió toda su obra en alemán) y, en época más próxima a nosotros,
Milos Kundera.
Constituyó también un centro de especial
importancia para la cultura judía, como acredita el llamado Museo Judío, que en
realidad es un complejo de edificios y lugares.
Sin embargo, ya en 1848 hubo una rebelión
nacionalista, que fue sofocada. Después formó parte de la mitad ‘austriaca’ del
Imperio Austrohúngaro, y, más tarde, las circunstancias de la Primera Guerra Mundial
y el desmembramiento del Imperio, la llevaron a constituir la parte principal,
en 1918, del nuevo estado que recibió el nombre de Checoslovaquia, como ya
hemos visto en la entrada anterior.
Protectorado de Bohemia y Moravia
En 1939 las cosas habían cambiado mucho para
Checoslovaquia. Hitler, no contento con la anexión de los Sudetes, decidió
proceder a la disolución del país checoslovaco, apoyándose en la Dieta
eslovaca, que el 14 de marzo había decidido el nacimiento del estado de
Eslovaquia. Para más detalles, volvemos a remitirnos a la entrada anterior.
El 15 de marzo de 1939, desde el Castillo de
Praga, el Führer proclamó la creación del Protectorado de Bohemia y Moravia.
Eslovaquia quedaría como un estado satélite.
El Protectorado fue colocado bajo la
supervisión de von Neurath. El territorio de los Sudetes siguió por supuesto
formando parte de Alemania, mientras que los alemanes étnicos del resto se
convirtieron en un grupo privilegiado (aunque no ciudadanos del Reich) y se les
confiaron los cargos administrativos importantes.
Los partidos fueron
prohibidos y los dirigentes comunistas escaparon a la URSS. Los judíos
perdieron su condición de ciudadanos, situados legalmente en un estrato
inferior. La Gestapo asumió el papel de policía.
De hecho se entró en una pendiente que
desembocaría en la Segunda Guerra Mundial.
En septiembre de 1941, considerándose que la
política de von Neurath era torpe y vacilante, se nombró Protector a Reinhald
Heydrich, dirigente de prestigio y hasta entonces mano derecha de Himmler.
Heydrich no era ningún ángel, pero sí inteligente y eficiente. Una vez diezmada
la resistencia y aumentada la producción de material militar, aplicó una
política de ‘palo y zanahoria’ que dio buenos resultados, creando un ejemplo a
seguir en otros territorios ocupados.
El ex – presidente checo Benes, exiliado en
Inglaterra, aceptó un plan de Churchill para desestabilizar la situación del
Protectorado, ya que la hábil política de Heydrich había llevado a que la
población aceptara de buen grado las condiciones de vida excepcionalmente
favorables de que disfrutaban, a cambio de una producción militar
satisfactoria.
Así se montó en Londres la designada como
‘Operación Antropoide’, que comenzó la noche del 28 de diciembre de 1941 con la
llegada de dos comandos checos, lanzados en paracaídas, los sargentos Kubis y
Gabcik, que contactaron con la Resistencia checa. Tras observar los hábitos de
desplazamiento del objetivo, la fecha fue fijada para la mañana del 27 de marzo
de 1942. La foto que se acompaña es la última tomada a Heydrich muy poco antes
del atentado.
El coche no llevaba escolta, pues el
Protector consideraba imposible que nadie se atreviera a atentar contra él. Sin
entrar en detalles innecesarios, diremos que una granada estalló junto a
Heydrich, hiriéndole la espalda las esquirlas. Los guerrilleros huyeron con la
impresión de haber fallado.
El obstinado Heydrich no fue tratado a
tiempo, por insistir en ser atendido por médicos de confianza. El retraso dio
lugar a que las esquirlas y restos de crines del asiento acabaran por producir
una septicemia que le causó la muerte al cabo de ocho días, el 4 de junio. Es
un caso de atentado con resultado a plazo, como los del rey Gustavo III de
Suecia, el presidente americano Garfield o el general Prim en España.
El 16 de junio, por delación de uno de los
implicados, la cripta de la iglesia donde se ocultaba el comando fue asaltada;
seis se suicidaron y el séptimo murió desangrado. Paradójicamente, murieron
todos sin tener noticia del éxito final de su empresa.
Los alemanes cayeron en la trampa que
Churchill y Benes les habían tendido, pues llevaron a cabo la represalia
correspondiente: fueron muertos indiscriminadamente por las SS 348 habitantes
del pueblo de Lidice, destacado como uno de los puntos de apoyo de la
Resistencia. El resultado final fue la muerte de unas 1.300 personas, entre
partisanos, altos dirigentes checos y víctimas circunstanciales.
Aunque en el territorio no se produjo un
movimiento de guerrillas similar al polaco o al yugoslavo, el ambiente ya no
volvió a ser el mismo.
El Protectorado de Bohemia y Moravia cayó con
el III Reich.
Como se observará en los ejemplos, tanto los
billetes como los sellos del Protectorado eran bilingües, provistos con
leyendas en checo y alemán.
Al acabar la guerra en 1945, se
restablecieron las antiguas fronteras (excepto Rutenia, anexionada por la
URSS), de forma que Bohemia y Moravia pasaron a integrarse en el nuevo estado
checoslovaco, el cual, desde 1948 a 1990, vivió bajo régimen comunista. En
1992, por iniciativa en principio eslovaca, los dos Parlamentos Federales
votaron la separación, naciendo dos nuevos estados.
CHEQUIA
Capital: Praga
Forma de gobierno: República parlamentaria
Fecha de independencia: 1 de enero de 1993
Superficie: 78.866 Km2 (114º)
Población: 10.162.921 hab (86º) Densidad: 123 hab/Km2
PIB/cápita: 27.200 $ (55º)
Miembro de: UE, OTAN, OSCE, OCDE
Chequia, también llamada con frecuencia
‘República Checa’, comprende las dos antiguas regiones de Bohemia y Moravia, incluyendo
los Sudetes. Se unió a la OTAN en 1999, y a la UE en 2004. No forma parte de la
Eurozona.
El interior de Bohemia está formado por planicies y mesetas ligeramente onduladas, mientras que, a lo largo de la frontera, con excepción del SE, se alzan cadenas montañosas cuya mayor altura es 1,602 m. Está drenada por el Elba y su afluente el Moldava. Moravia, al E, con colinas abundantes, tiene como principal río al Morava.
El país tiene una posición estratégica; la
llamada ‘Puerta de Moravia’ es el corredor que tradicionalmente ha comunicado
la gran llanura centroeuropea con la zona danubiana.
La Constitución es de 1 de enero de 1993,
enmendada varias veces; es importante la enmienda de 2012, que prevé la
elección del Presidente por voto popular y no por el Parlamento; sólo se
permiten dos mandatos consecutivos de 5 años. El Parlamento es bicameral.
El primer Presidente fue Vaclav Hável, que ya
había desempeñado un papel primordial en la eliminación del viejo orden
comunista. Havel vio desaparecer el fantasma de la antigua influencia militar
soviética cuando se garantizó al país que sería miembro de pleno derecho de la
OTAN.
Dejó el puesto por razones de salud con
Chequia ya en el umbral de la UE. Murió en 2011. Su viejo rival y sucesor en la
presidencia, Vaclav Klaus, asumió el acceso a la Unión Europea, pese a sus
fuertes reservas sobre la conveniencia de ingresar en ella.
En las últimas elecciones parlamentarias,
celebradas en 2010, ganó una coalición de centro-derecha.
La República nunca se fijó una
fecha para la adopción del euro, y la crisis de la Eurozona iniciada en 2009
hizo poco para animar a los checos a la adopción de la moneda única.
Aparte de su desarrollada economía
industrial, Chequia atrae gran cantidad de turistas para visitar bastantes de
los más bellos edificios de Europa, del Gótico al Modernismo pasando
naturalmente por el Barroco.
Chequia cuenta con una estable economía de
mercado estrechamente ligada a la UE. Mientras el conservador sistema bancario
se ha mantenido firme, la producción abierta y orientada hacia la exportación
resulta sensible a los cambios de la situación de los mercados de los países
clientes, especialmente Alemania.
Cuando diversas naciones de Europa Occidental
entraron en recesión a finales de 2008, la demanda de mercancías checas se
hundió. Hubo una recuperación entre 2009 y 2011, seguida de una nueva recesión
del -1% al bajar de nuevo la demanda exterior.
La industria del automóvil sigue siendo la
mayor, y, sumada a la producción de accesorios, supone casi el 24% de las
exportaciones: más de 1 millón de coches en 2010, el 60% exportados. La industria produce además maquinaria y
otros productos metalúrgicos, vidrio y armamento.
La agricultura (trigo,
patatas, remolacha azucarera) es poco significativa para el mercado exterior.
Cuenta con depósitos carboníferos, empleados
en la producción del 60% de la electricidad. Obtiene un 20,9% de la nuclear,
5,7% de la hidroeléctrica y 7,1% de otras fuentes renovables. Así y todo, debe
importar. Produce algo de petróleo y gas, pero las reservas no son abundantes.
Problemas a tener en cuenta son el rápido
envejecimiento de la población, la difícil sostenibilidad de los sistemas de
pensiones y salud pública y la necesidad de diversificación, tendiendo a una
economía más basada en los servicios y en la alta tecnología.
La tasa de desempleo es del 8,6%, y la
inflación ha subido del 1,9% en 2011 al 3,3% en 2012.
Los grupos étnicos principales son un 63,7% de checos, un 4,9% de moravos y un 1,4% de eslovacos. Es idioma oficial el checo, hablado por el 95,4 de la población.
Los grupos étnicos principales son un 63,7% de checos, un 4,9% de moravos y un 1,4% de eslovacos. Es idioma oficial el checo, hablado por el 95,4 de la población.
Respecto a la religión, el 62,2% se
consideran agnósticos o ateos, el 34% católicos, el 2% protestantes, y el 1% de
religión husita checoslovaca (escisión de la Iglesia Católica producida en
1920, y que, aunque con carácter muy minoritario, cuenta con una
de las más bellas iglesias de Praga). La comunidad judía, antaño numerosa,
supone hoy el 0,8%.
La tasa de crecimiento es muy baja: - 0,134%.
Piénsese que los checos entre 0 y 14 años son el 13,4%; los de 65 y más, el
17,6%. La tasa de fertilidad es de 1,29 hijos/mujer; la
esperanza de vida, de 77,38 años.
Digamos, como final, que Chequia es el país
del mundo con mayor consumo medio de cerveza por habitante: 157 litros al año.
Acude a la mente como referencia el nombre de Pilsen (Plzen), pero en cambio se
olvida la calidad de los vinos producidos en Moravia, con sus pendientes
soleadas orientadas al Sur.
ESLOVAQUIA
Capital: Bratislava
Forma de gobierno: República parlamentaria
Fecha de independencia: 1 de enero de 1993
Superficie: 49,035 Km2 (130º)
Población: 5.486.339 hab (113º) Densidad: 112 hab/Km2
PIB/cápita: 24.300 $ (63º)
Miembro de: UE, OTAN, OSCE, OCDE
En Eslovaquia no es tan fácil hacer un
resumen de antecedentes históricos como lo es en Chequia. Los eslavos se
instalaron en la zona en el siglo V. A partir de 833 formó, junto con Moravia,
el núcleo de la denominada ‘Gran Moravia’, a donde llegó, en 863, la misión
evangelizadora y cultural de los Santos Cirilo y Metodio.
Pero la Gran Moravia duró poco. Desde el
siglo X se mezclan los asentamientos eslovacos con aquéllos de los recién
llegados húngaros, y esta compleja yuxtaposición va a ser hasta nuestros días
uno de los caracteres determinantes de lo que hoy llamamos Eslovaquia.
La población fue devastada y se contrajo por
la invasión mongola de 1241 y la hambruna que la siguió, y la composición
étnica se volvió más diversa por la llegada de alemanes, válacos y judíos.
A raíz de la expansión otomana del XVI se
acentuó la confusión entre el territorio eslovaco y lo poco que quedó del casi
totalmente destruido Reino de Hungría. Recuérdese que, hasta 1848, la capital
de Hungría estuvo en Bratislava, y sólo entonces se trasladó a Budapest.
Rechazados los turcos desde finales del XVII,
Eslovaquia, como Hungría, quedó integrada en el Imperio de los Habsburgo. Al
remodelarse éste como Imperio Austrohúngaro, el territorio que nos ocupa fue
administrado por el gobierno de Budapest, que inició una concienzuda campaña de
magiarización.
La misma tuvo resultados en cierto modo
contradictorios. Por una parte, el deseo de quitarse de encima a los húngaros
fomentó el impulso nacionalista de separarse del Imperio; por otra, cuando éste
cayó y desapareció en 1918, los eslovacos no se sintieron muy felices de verse
unidos con los checos (y en cierto modo dominados por ellos) en la nueva
Checoslovaquia. Ya en 1920 surgió un Partido Autonomista eslovaco.
El problema fue a más, y cuando en 1939
Hitler decidió liquidar Checoslovaquia, la Dieta eslovaca (ya para entonces
habían conseguido una Asamblea) proclamó la independencia el 14 de marzo.
Se dice que lo que surgió allí fue un estado
satélite del III Reich, pero esto exige una matización: el estado satélite fue
lo que quedó tras la mutilación que sufrió Eslovaquia, a saber, cesión a
Hungría de 11.882 Km2, y además Rutenia; cesión a Polonia del territorio de
Teschen (906 Km2).
La primera República eslovaca (1939 – 1945)
El primer estado eslovaco está muy vinculado
a la curiosa figura de Jozef Tiso, nacido en 1887 y Presidente de Eslovaquia de
1939 a 1945. Sacerdote católico que nunca dejó de ejercer como tal, con una
brillante carrera eclesiástica, había sido uno de los líderes del Partido
Popular Eslovaco, fundado en 1913 por otro sacerdote, Andrej Hlinka, cuando
Austria-Hungría todavía dominaba Eslovaquia.
Llegado a la Presidencia, supo de alguna
forma considerar compaginables sus sinceras convicciones religiosas con una
desmedida admiración por el III Reich, cuyos ideales no se puede decir que se
identificaran con aquéllas, salvo en el deseo de acabar con el comunismo.
Tiso siguió las directrices de Hitler, a
quien admiraba, y Eslovaquia colaboró plenamente con la política alemana,
incluso en el resbaladizo aspecto de la deportación de la población judía. En
su honor hay que decir, al menos, que parece estaba sinceramente convencido de
que los deportados lo eran para trabajar, no para acabar en las cámaras de gas.
Así y todo, la intervención del Vaticano hizo
que, pese a las protestas alemanas, cesara esa colaboración en junio de 1942,
pero el 75% habían partido ya para Polonia. Desde entonces hasta bien entrado 1944, Eslovaquia sirvió
incluso de asilo a los judíos huidos de territorios ocupados vecinos.
Cuando en octubre de 1944 el ejército
soviético alcanzó la frontera, se produjo un levantamiento de las pocas
divisiones que componían el ejército eslovaco. Las tropas alemanas la
sofocaron, y Hitler decidió ocupar el país, dejando permanecer a Tiso como una
figura meramente honorífica.
El gobierno de Benes promovió la condena a
muerte en abril de 1947, y denegó las peticiones de indulto pese a la
popularidad de Tiso entre los eslovacos. Fue ejecutado el 18 de abril, y el
gobierno checoslovaco enterró su cuerpo en un lugar secreto, para evitar que la
tumba se convirtiera en un centro de peregrinación.
Por lo demás, en 1945 se restablecieron las
antiguas fronteras checoslovacas, salvo la obligada cesión de Rutenia a la
URSS. Nos remitimos a la entrada anterior en cuanto a detalles sobre cómo,
entre 1990 y 1992, el autonomismo eslovaco derivó hacia el independentismo,
hasta llegar al acuerdo de 25 de noviembre de 1992, que entró en vigor el 1 de
enero de 1993, fecha en que comenzó a existir la nueva República eslovaca.
La segunda República Eslovaca
Aunque al principio luchó para demostrar que
era una democracia independiente, al cumplirse el 20º aniversario de su
nacimiento se considera que ha sido uno de los éxitos de Europa.
Los cinco primeros años tras la independencia
estuvieron marcados por unas relaciones frígidas con los EE.UU. y los
dirigentes de la UE y la OTAN, empeñados en dudar de las credenciales
democráticas de los dirigentes eslovacos. Hubo críticas internacionales por la
pretendida falta de respeto a los derechos de las minorías y por lo que se
juzgaba talante demasiado autoritario del Presidente Vladimir Meclar. La deuda
pública creció, y los inversores extranjeros prescindieron del país.
Diferentes gobiernos de coalición siguieron
políticas a las que se acusó de nacionalistas y ‘populistas’. Los dirigentes
occidentales se estremecieron de entusiasmo al fin, en 1998, cuando se produjo
una alianza de liberales, centristas, izquierdistas y étnicos húngaros que dio
lugar a una nueva coalición con Mikulas Dzurinda como primer ministro.
El nuevo gobierno cambió de dirección, llevó
a cabo un programa de reformas económicas bendecido por una avalancha de
inversores extranjeros; trató también de mejorar las relaciones con las
minorías; siendo la más importante la húngara (casi un 10% de la población),
ello contribuyó a disminuir las tensiones con Hungría.
El gobierno de Dzurinda presenció la entrada
en la UE y en la OTAN en 2004 (el ingreso en la Eurozona no se produciría hasta
2009), pero las medidas de austeridad que introdujo lo volvió impopular, y en
2006 fue sustituido por una coalición de centro-izquierda presidida por el
socialdemócrata Robert Fico. La controversia en torno al trato a la minoría
húngara (¡siempre lo mismo!) lo hizo perder en 2010, pero ganó de nuevo en
2012.
La Constitución es de 1 de enero de 1993,
enmendada varias veces. La enmienda de 1998 permite elegir directamente al
Presidente. El Parlamento es unicameral.
Tras el relativo estancamiento de los años
90, reformas en el sistema fiscal, la sanidad, pensiones y bienestar social ayudaron a consolidar el
presupuesto. Las privatizaciones están casi completadas, el sector bancario
casi totalmente en manos extranjeras, y el gobierno ha ayudado a facilitar con
políticas favorables una gran expansión de la inversión exterior.
El crecimiento excedió las expectativas en
2001-2008. Las inversiones exteriores, especialmente en los sectores
electrónico y del automóvil, alimentaron gran parte de ese crecimiento.
Fuerza de trabajo barata y bien preparada,
impuestos bajos, exención fiscal para los dividendos, leyes laborales
relativamente liberales y una ubicación geográfica favorable han sido las
ventajas ofrecidas. Dicho en términos más claros: plantas de producción de
automóviles de Alemania, Francia o España cierran y se trasladan allí en busca
de costes inferiores.
La economía se contrajo en 2009, por la
reducción de la demanda de los productos exportados, se recuperó en 2010-2011 y
ha vuelto a bajar a un 2,6% en 2012 por las causas indicadas antes.
Los eslovacos constituyen el 85,8% de la
población; los húngaros, el 9,7%. La población gitana, mal considerada en
general, es numerosa, pero hay discrepancias: 2% según las propias
organizaciones étnicas, 5,6% según los datos de las autoridades municipales. De
una población de judíos estimada en 120.000 antes de 1939, alrededor de 2.300
permanecen en el país.
El idioma oficial es el eslovaco, muy próximo
al checo, pero el húngaro es ampliamente
utilizado en el sur y disfruta de un status cooficial en algunas zonas. En
cuanto a la religión, son católicos el 73%, protestantes el 10,8%, agnósticos
el 13%. El crecimiento vegetativo es de un 0,104%,
correspondiendo a una tasa de fertilidad
de 1,39 hijos/mujer. La esperanza de vida es 76,03 años.
Eslovaquia no posee la riqueza de Chequia en
conjuntos y monumentos histórico-artísticos, pero cuenta con características
que la hacen atractiva desde el punto de vista del turismo. Aproximadamente el 40 está cubierto de
bosques, dotados de una rica fauna: osos, lobos, linces, zorros, castores,
además de gamuzas y marmotas alpinas. Al ser una de las pocas zonas cuyo medio
ambiente no fue dañado en la época comunista, existe un alto número de parques
nacionales y otras áreas protegidas.
Una de las principales atracciones son los
montes Tatra, la parte más elevada de los Cárpatos, donde se pueden observar
interesantes especies autóctonas de flora y fauna, así como viejas iglesias de
madera semejantes a las stavkirker noruegas y prácticas tradicionales, como el
uso de balsas, que aún perviven.