SWAZILAND África del Sur
Capital: Lobamba. Mbabane.
Forma de gobierno: Monarquía absoluta.
Independencia (del Reino Unido): 6 de
septiembre de 1968
Superficie: 17.364 Km2 (152º)
Población: 1.185.000 hab (154º) Densidad: 68,2 hab/Km2
PIB/cápita: 5.635 $ (111º)
Miembro de: Commonwealth, UA
El reino de Swaziland es un pequeño país sin salida al mar, ubicado
en el Sur de África en las estribaciones de los montes Drakenberg, entre
Sudáfrica, al Oeste, y Mozambique, al Este. Recibe su nombre de la tribu swazi,
una etnia bantú.
El rey Sobhuza I, muerto en 1839, reagrupó a
su pueblo en la zona donde habita actualmente. El nuevo rey, su hijo Mswati II,
lo mantuvo unido frente a la amenaza boer y conservó buenas relaciones con los
colonos británicos.
Swaziland se convirtió en protectorado
británico en 1888, manteniendo ese status
hasta pasar a ser colonia en 1935.
En 1963 se estableció la autonomía interna,
obteniendo el partido monárquico, Movimiento Nacional Imbokodvo, todos los
escaños de la asamblea.
En 1968, el rey Sobhuza II proclamó la
independencia.
El monarca eliminó la Constitución y abolió
los partidos en 1973. Su sucesor Mswati III, en el trono desde 1986, mantiene
la tradición de su padre, que reinó casi durante 61 años y tuvo un número
indefinido de mujeres, simultáneamente, se entiende.
Mswati no ha mostrado ningún entusiasmo por
compartir el poder. Swazilandia es una de las últimas monarquías absolutas que
existen en el mundo. El rey gobierna por decreto, junto, eso sí, a su madre, la
Indovuzaki (es decir, la ‘Gran Elefanta’), que actúa como una especie de líder
espiritual.
En su momento, el país mantuvo excelentes
relaciones con la Sudáfrica del apartheid, defendiéndolo públicamente y
encarcelando a miembros del Congreso Nacional Africano.
Como es de esperar, el monarca es fuertemente
criticado por algunos sectores, que no ven con buenos ojos su vida fastuosa en
medio de un país bastante miserable. La multitud de coches de lujo y los
millones gastados en las ostentosas mansiones de sus numerosas mujeres, no
parece conforme con la realidad de un país en que aproximadamente el 34% de la
población se halla desempleada y en situación precaria. Los monárquicos lo
defienden afirmando que la democracia crea división y que un monarca supone una poderosa fuerza unificadora.
En definitiva, la Constitución de 2006, tanto
tiempo esperada, ha consolidado el sistema.
La nación se divide en regiones geográficas
diferenciadas por la altitud, entre 200 y 1.300 metros. A ello corresponde una
gran variedad climática, desde zonas subtropicales a otras semiáridas, y a no
menos de tres ecorregiones: pradera montana, sabana arbolada y selva.
Tiene dos capitales: Mbabane (la más poblada,
con 70.000 habitantes) es la capital administrativa; Lobamba es la real y
legislativa.
La balanza comercial es deficitaria,
exportando principalmente productos agrícolas (85% de las exportaciones
totales): azúcar, madera y derivados, cítricos, algodón y carne. Las
renovaciones agrícolas después de la independencia lo han sido dentro del marco
tradicional, sin innovaciones tecnológicas dignas de mención, pues no obligaba
a ello la presión demográfica.
Hay fábricas de azúcar y madereras. Se
exportan diamantes desde 1984.
Los ingresos relacionados con las migraciones
estacionales a Sudáfrica y las remesas de los trabajadores empleados en las
minas sudafricanas, son dignas de tener en cuenta. En general, la vinculación
con este país es fuerte, como mercado y como proveedor. Proporciona el 60% de
la energía eléctrica y divisas relacionadas con el turismo, existiendo también
un acuerdo aduanero.
El 84,3% de la población es swazi, y el 10%,
zulú (también de la misma etnia). Hay un 3% de europeos. La distribución
religiosa es: protestantes, 35%; iglesia africana de Sión, 30%; católicos, 25%.
La Iglesia Africana de Sión supone una mezcla de cristianismo y creencias
ancestrales indígenas, predominando en zonas rurales.
Una buena parte de las tierras está en
posesión de europeos o de compañías extranjeras, pero se reserva el 55% para
ser cultivado de forma exclusiva por los swazis.
La situación sanitaria es penosa. Las
deficientes prácticas en la eliminación de aguas residuales, contribuyen a
aumentar las ya altas tasas de enfermedades transmitidas por el agua. Sólo el
60% de los habitantes tiene acceso a unas adecuadas instalaciones sanitarias, y
el 50% al agua potable segura.
Además, el 26% de la población adulta, según
estimaciones optimistas, padece de SIDA, todo lo cual, unido a que el nivel de
infección del virus es el más alto del mundo, hace que la esperanza de vida no
supere los 48 años. El virus ha matado a muchos trabajadores y mujeres y es
causa de numerosos huérfanos, lo cual hace las estadísticas a menudo inciertas.
NAMIBIA
África del Sur
Capital: Windhoek
Forma de gobierno: República
Independencia (de Sudáfrica): 21 de marzo de
1990
Superficie: 825.418 Km2 (34º)
Población: 2.030.692 hab (142º) Densidad: 2,5 hab/Km2
PIB/cápita: 6.578 $ (104º)
Miembro de: Commonwealth, UA
La República de Namibia es un país que ocupa
el territorio del que fue conocido como Suroeste Africano, y antes, como África
del Suroeste Alemana (ver entrada 'África colonial'). Limita al Norte con
Angola y al Sur con Sudáfrica.
Las primeras ocupaciones humanas registradas
se deben a los san, de quienes luego hablaremos. Más tarde llegaron pueblos
bantúes.
La costa fue explorada por el navegante
portugués Bartolomeu Dias en 1486, pero la aridez del territorio no estimuló en
ese periodo su colonización.
Hasta bien entrado el siglo XIX, los europeos
sólo se interesaron puntualmente (primero portugueses, luego neerlandeses y
finalmente británicos) por el puerto natural de Walvis Bay, que, tras años de
ser un enclave, ha sido restituido actualmente a Namibia.
A mediados de siglo llegaron los primeros
colonos alemanes, quienes darían al territorio el nombre de África del Suroeste
Alemana, utilizado desde 1888.
Perdida esta posesión en la Primera Guerra
Mundial, la Sociedad de Naciones la adjudicó a la entonces llamada Unión de
África del Sur, todavía bajo égida británica, como Mandato, aunque fue de hecho
administrada como una provincia más.
Años después, al producirse la ruptura del
gobierno afrikaner con la mayor parte de la comunidad internacional y serle
retirado el status de mandato o fideicomiso, pasó a ser una simple ocupación
sudafricana. Durante ésta, se impuso el sistema del apartheid y se llevaron a
cabo movilizaciones forzadas. Enormes granjas fueron asignadas a personas de
origen europeo, mientras que los nativos africanos eran relegados a las zonas
más pobres.
La principal fuerza opositora a tal situación
fue el SWAPO (South-West Africa People´s Organisation), que se acabaría
convirtiendo en representante de facto del pueblo del territorio.
Tras años de guerra de guerrillas, Sudáfrica
acordó abandonar el Suroeste Africano y supervisar en 1989 la transición a la
independencia. Ésta venía siendo reclamada desde hacía tiempo y con insistencia
por la comunidad internacional.
Tal independencia se produjo en 1990, y desde
entonces el SWAPO ha ganado todas las elecciones y sigue en el poder. El
Presidente es elegido por sufragio universal para 5 años, y es él quien designa
al Primer Ministro.
Namibia está ubicada en la región donde se
yuxtaponen dos desiertos: el de Namib, típico desierto costero ligado a una
corriente marítima fría, y, más al Este, el de Kalahari (compartido con
Botswana), desierto zonal que corresponde al Sahara en el hemisferio Norte,
pero mucho más atenuado por la menor continentalidad, dado el estrechamiento
del continente africano al Sur del Ecuador.
En la zona septentrional, al darse mayores
precipitaciones, aparece la sabana arbolada; allí se encuentra el Parque
Nacional de Etosha, uno de los mayores del mundo. Existe asimismo una pradera
inundada por el Zambeze al NE., en la estrecha Franja de Caprivi.
La economía se funda ante todo en la minería,
exportándose principalmente diamantes y uranio. Namibia es el 4º mayor
exportador de minerales no combustibles de África, y el 5º mayor productor de
uranio del mundo, con tendencia a ascender. Produce importantes cantidades de
plomo, zinc, estaño, plata y wolframio.
Alrededor de la mitad de la población depende
de la agricultura (principalmente de subsistencia), y todavía tiene que
importar el país parte de sus alimentos.
Todo lo antedicho conduce a una altísima
desigualdad de ingresos, al existir una economía urbana e industrial y otra
rural, de muy diferente desarrollo. Por lo demás, se trata ahora de estimular
la inversión extranjera y el turismo, que, en su variedad de ecoturismo,
experimenta un alza constante.
Pese a lo reducido de su población, Namibia
cuenta con muchos grupos étnicos diferentes, siendo el mayor el de los ovambos.
La población blanca suma el 7% del total, y un 8,5 la mulata, estimándose un 2%
de chinos. La convivencia es buena, y los conflictos étnicos, escasos.
La mitad de los namibios tiene como lengua
materna el ovambo, mientras que los más hablados y entendidos son el afrikaans
y el alemán, aunque el inglés se extiende rápidamente.
El 90% de los habitantes se identifica como
cristianos, yendo en cabeza la Iglesia Luterana, seguida por el catolicismo.
Se calcula que el 21,3% de la población está
infectado por el virus del SIDA, lo que reduce la esperanza de vida a 43 años.
El promedio de hijos por mujer es 2,94 (una de las tasas más bajas de África).
El 84% de la población está alfabetizada.
Los bosquimanos (palabra derivada del
afrikaans, significando ‘hombre del bosque’), más correctamente llamados san,
constituyen varios pueblos tradicionalmente cazadores - recolectores, que
hablan alguna de las lenguas joisanas, caracterizadas por incorporar sonidos de
chasquido o cliqueo (hay hasta 80 tipos diferentes de ellos, y el 70% de las
palabras comienza con un chasquido, que puede ser ingresivo, cuando el aire
entra en la boca, o egresivo, cuando sale).
De los 100.000 que hoy existen, 33.000
habitan en Namibia (en Botswana hay más, pero bastante mal tratados, como se
expone en la entrada ‘Botswana’). Es de sumo interés la comprobación realizada
por el estudio cromosómico, de que son genéticamente similares a los primeros
humanos que abandonaron África y colonizaron el resto del mundo.
La mayor parte de los san vive dispersa en
los 500.000 Km2 del desierto de Kalahari. Hoy en día, casi ninguno se dedica
sólo a la caza - recolección, convertida en un recurso complementario. Muchos
viven como pastores, trabajando gratis a cambio de alimentos, o cobran salarios
mínimos como jornaleros, criados o en asentamientos del Gobierno. La mayor
parte vive en la pobreza al carecer de tierras, mientras otros buscan nuevas
formas de vida como agricultores y ganaderos en la tierra que les queda.
SHARJAH
Sharjah forma parte de los Emiratos Árabes
Unidos, siendo el 3º en extensión (2.590 Km2). Gracias a dos enclaves, es el
único que tiene costas al Golfo Pérsico y al Océano Índico.
Dos puntos procede destacar sobre este
emirato.
En primer lugar, la proximidad (casi
contigüidad) de su capital con la de Dubai, situado inmediatamente al O, hace
que hoy día los dos centros urbanos formen prácticamente una conurbación,
estando unidos por una red de vías de
alta velocidad.
Ahora bien, como la vivienda es bastante más
barata en Sharjah, la consecuencia es que numerosos trabajadores de Dubai, de
recursos limitados, tengan su residencia en Sharjah, con lo que los atascos de
tráfico en determinadas horas están garantizados.
El segundo punto aludido, que constituye una peculiaridad
de Sharjah es que, en determinado momento, los wahabitas saudíes ejercitaron
fuertemente su influencia, y eso (con alguna propina que otra, en forma de
subvención) hizo que sea en la actualidad el ‘estado islamista’ por antonomasia de la Federación,
lo que le da un carácter singular, no muy apreciado por los turistas.
A diferencia de Dubai, no se puede
introducir, beber ni poseer alcohol, y ni siquiera existen cafetines donde
fumar una ‘shisa’. El mayor decoro en el vestir es de rigor, principalmente en
las mujeres, y, al menos en teoría, no pueden según la ley viajar juntas
parejas que no estén casadas, ni ‘encontrarse a solas en lugares públicos ni en
circunstancias sospechosas’.
Esta mentalidad influye en la arquitectura.
Hay rascacielos, pero todos parecidos, sin fantasías y de color arena del
desierto, lo que, junto con el ambiente, recuerda en algún momento las ciudades
de la vieja Europa socialista. Los edificios de carácter monumental se atienen
estrictamente a la decoración musulmana más tradicional, carentes de toques
personales de arquitectos y decoradores heterodoxos.
Sharjah trata de compensar estas
peculiaridades poco atrayentes presentándose como la ‘capital cultural’ de los
Emiratos, multiplicando el número de museos, de los cuales el más conocido es
el Museo Islámico, bien instalado, pero con más propensión al proselitismo que
a la originalidad de los objetos expuestos. También organiza anualmente una
Feria del Libro patrocinada personalmente por el Emir.
Cuenta con amplios oasis, que producen
variedad de frutas y vegetales. Asimismo tiene petróleo y gas, si bien en
cantidad muy inferior a Abu Dhabi. Su economía descansa más bien en el comercio
y el sector terciario.
Como los demás emiratos, emitió sellos
propios hasta 1973.
Khor Fakkan
Este enclave, que proporciona a Sharjah un
importante puerto en la costa oriental, emitió asimismo sellos propios entre
1965 y 1969.
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