BOSNIA – HERCEGOVINA (Europa Balcánica)
Bosnia está situada en la región balcánica,
sobre los llamados Alpes Dináricos El Sur, la parte mediterránea, corresponde a
la región de Hercegovina, aunque no existan fronteras reales entre ambas. Las
dos han formado una entidad geopolítica desde tiempos medievales; el uso
oficial del nombre que menciona explícitamente una y otra comenzó sólo en el
último periodo de la época otomana.
Tenemos noticias de un estado bosnio desde el
siglo XII, y el reino propiamente dicho surgió en la segunda mitad del XIV.
Conquistado el territorio por los turcos, se constituyó en distrito o sandjak durante cuatro siglos. Como ocurrió en otras
zonas europeas del Imperio otomano, las conversiones de autóctonos al Islam
fueron más numerosas de lo habitual, constituyéndose así un núcleo
relativamente compacto de población musulmana.
El Congreso de Berlín de 1878 fue convocado
por iniciativa británica tras la rotunda victoria rusa en la guerra ruso-turca
de 1877/1878. Se trataba de redimensionar el éxito ruso modificando el Tratado
de San Stéfano, que Turquía se había visto obligada a firmar a raíz de su
derrota.
Pero también el Imperio Austrohúngaro tenía
intereses en la zona balcánica, más aún tras su exclusión del espacio alemán en
1866 (ver entrada ‘Austria 1’). Aprovechó el Congreso de Berlín y el Tratado de
él resultante, para lograr que Bosnia-Hercegovina fuese puesta bajo el régimen
de ocupación militar austrohúngara, aunque de manera puramente formal siguiera
perteneciendo al Imperio Otomano.
Más tarde, en 1908, aprovechando ahora la
crisis provocada por el golpe de estado modernizador de los ‘Jóvenes Turcos’
contra el sultán Abdul Hamid II, se la anexionó pura y simplemente (otros
países, como Bulgaria e Italia, también se aprovecharon de esa crisis, como
veremos en su momento).
La anexión era un episodio más del proceso de
desintegración del Imperio Turco, que ya venía desde principios del XIX; pero
la todavía pequeña Serbia, apoyada por Rusia y movida de un fuerte
expansionismo paneslavista, la tomó como una bofetada. Tanto así que comenzó a
tratar de crear problemas en el territorio bosnio y acabó planificando el
atentado que, llevado a cabo en la capital bosnia de Sarajevo en junio de 1914,
terminó con la vida del Archiduque Francisco Fernando, heredero de la Corona
imperial y real. La Primera Guerra Mundial estaba servida.
A esta época corresponden los primeros sellos
de Bosnia - Hercegovina. Los más antiguos datan de 1879 y, hasta 1906, carecen
de leyenda alguna. Desde 1912, vienen provistos de la indicación ‘Militärpost’,
cuya traducción es obvia.
Desaparecido el Imperio Austrohúngaro en
1918, los francobritánicos mimarán a su aliada Serbia, a pesar de las protestas
italianas, permitiéndole imponer su dominio sobre todos los Balcanes
Occidentales. Bosnia - Hercegovina será una pieza más del conjunto, claramente
dirigido por los serbios, que primero se llamará ‘Reino de los Serbios, Croatas
y Eslovenos’ para cambiar, pocos años después, a la denominación de ‘Reino de
Yugoslavia’.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la
intervención en la zona de las potencias del Eje desmembrará ese reino. Bosnia
- Hercegovina, en su totalidad, pasará a formar parte del estado satélite de
Croacia, aunque, dada la naturaleza montañosa del terreno, la actividad
partisana será allí muy intensa.
En 1945, se integrará, como una de las
repúblicas federadas, en la República Federativa Socialista de Yugoslavia.
A la muerte de Tito, padre de la Yugoslavia
socialista, se inicia un proceso de disgregación que explosiona en 1991/1992,
siendo las primeras en proclamar su independencia Eslovenia y Croacia. Es ahora
cuando da comienzo la siguiente etapa de la historia de Bosnia- Hercegovina.
Forma de gobierno: República Federal
Independencia (de Yugoslavia): 5 de marzo de
1992
Superficie: 51.129 Km2 (124º)
Población: 3.875.723 hab (128º) Densidad: 76 hab/Km2
PIB/cápita: 8.300 $ (129º)
La Asamblea de Bosnia - Hercegovina organizó
un referéndum tras retirarse en señal de protesta los miembros serbios, partidarios
de la no participación. Dicho referéndum se celebró el 1 de marzo de 1992; la
participación fue del 67%, y el resultado, 99,43% a favor de la independencia,
proclamándose el 5 de marzo la que se llamó en ese momento ‘República de Bosnia
- Hercegovina’.
La ‘República Srpska (Serbia)' se proclamó por
su parte en agosto del mismo año 1992, originariamente con el objetivo de
preservar la Federación Yugoslava.
Las cosas fueron todavía más complicadas. En
efecto, como resultado de conversaciones ya iniciadas en 1991, el presidente
croata Tudman y el serbio Milosevich firmaron el Acuerdo de Graz para
repartirse Bosnia. No todos los bosniocroatas estuvieron conformes, sino que se
dividieron: unos, en el Sur, crearon la República de Herzeg-Bosnia, no
reconocida oficialmente por nadie, que existió de 1992 a 1994; otros lucharon
con los bosniacos en defensa de la República de Bosnia - Hercegovina. Por lo
tanto, en una primera fase, se trató de una guerra a tres bandas.
El 25 de septiembre de 1991, el Consejo de
Seguridad de la ONU aprobó una Resolución imponiendo el embargo de armas en
toda Yugoslavia. Esto perjudicó especialmente al ejército bosnio, pues Serbia
había heredado la mayor parte del material del fenecido ejército yugoslavo,
mientras que Croacia podía conseguir armas de contrabando a través de la costa.
El gobierno bosnio presionó para que se levantara el embargo, pero se encontró
con los vetos del Reino Unido, Francia y Rusia. El Congreso americano apoyó a
los bosnios, pero el Presidente Clinton interpuso también su veto para no
distanciarse de las tres potencias antedichas.
La guerra fue larga (1992-1995), además de
dura, como veremos. Por las razones explicadas, empezó con ventaja serbia, que
ocupó más del 70% del territorio, pero no las grandes ciudades de Mostar y
Sarajevo. Intervinieron también numerosos grupos paramilitares, serbios o
croatas, mientras que voluntarios musulmanes acudieron a auxiliar a sus
correligionarios bosnios.
Estuvo marcada por una voluntad de ‘limpieza
étnica’, que venía a identificarse con el genocidio, sin contar otros muchos
delitos. Los serbios y serbobosnios fueron claramente los principales
responsables, pero no los únicos.
El episodio más recordado es el asedio de
Sarajevo, que duró 44 meses. Los serbios rodearon la ciudad desplegando
tiradores y artillería en las colinas circundantes, siempre con el objetivo de
infligir el mayor sufrimiento posible a la población civil a fin de obligar a
las autoridades bosnias a plegarse a sus demandas. El único nexo de Sarajevo con el mundo exterior fue,
durante ese largo periodo, el aeropuerto, ocupado por un destacamento de tropas
de la ONU.
En 1994, el panorama empezó a cambiar. La
OTAN se decidió a participar activamente, cuando el 28 de febrero sus aviones
derribaron 4 aviones serbios que habían violado la zona de prohibición de
vuelos establecida por la ONU. Además, la guerra entre bosnios y croatas
terminó por el Acuerdo de Washington, previa mediación americana; esto redujo
las partes beligerantes a dos.
En 1995, los serbios y serbobosnios iniciaron
una campaña sistemática contra las
declaradas por la ONU ‘zonas seguras’, lo que puso a las fuerzas de la OTAN en
su contra. En ese contexto, las tropas serbias mandadas por el general Ratko
Mladich penetraron en la ‘zona segura’ de Srebrenica, en el este de Bosnia, y
allí, en presencia de un pequeño e impotente pelotón de ‘cascos azules’
neerlandeses, procedieron a asesinar a alrededor de 8.000 civiles bosnios; las
mujeres fueron expulsadas y algunas, asesinadas o violadas.
La matanza de Srebrenica es otro de los
episodios más recordados. Pero para todos hay flores en este ramillete: el
general bosnio musulmán Nasser Orich también hizo de las suyas en esa misma
zona, aunque luego saldría muy bien librado en la sentencia del Tribunal Internacional;
los croatas fueron quienes cometieron la barbaridad de volar el histórico
puente de Mostar, y, aunque no se trate estrictamente de Bosnia, quienes
sometieron a la bella ciudad croata de Dubrovnik a un tratamiento similar al de
Sarajevo, fueron los montenegrinos, unidos entonces a los serbios, sin
perjuicio de que se separaran después del fin de la guerra.
Volvamos empero al hilo principal. Conforme
al acuerdo bosnio-croata, las fuerzas croatas eliminaron la ‘República de
Krajina’, en el norte, con la consiguiente limpieza étnica, en este caso de
serbios. La artillería serbia que sitiaba Sarajevo llevó a cabo la matanza del
mercado de Markale; la OTAN respondió con el inicio de la operación ‘Delta
Force’, ampliando en septiembre los ataques aéreos contra las infraestructuras
y unidades serbobosnias.
La comunidad internacional presionó a los
líderes de las tres facciones a acudir a la mesa de negociaciones, terminando
finalmente la guerra con los acuerdos de Dayton, firmados el 21 de noviembre de
1995.
Es difícil hacer una concreción seria de
bajas. Una investigación realizada el año 2004 determinó una cantidad de
102.000 muertos (55.261 civiles y 47.360 soldados). De los civiles, 16.700
serían serbios; 38.000, bosnios y croatas. De los soldados, 14.000 serbios,
6.000 croatas y 28.000 bosnios. Todo ello sin contar más de 1.300.000
refugiados y exiliados. Unos 320 soldados de UNPROFOR murieron durante el
conflicto.
Entre 20.000 y 44.000 mujeres fueron
sistemáticamente violadas por las fuerzas serbias; en menor medida, existe
constancia de que también unidades bosnias realizaron esta práctica con mujeres
serbias. Estos hechos no fueron juzgados por el Tribunal Internacional por
considerarse ‘aislados’, pero, tras el conflicto, la violación fue considerada
por primera vez como arma de guerra empleada como herramienta de limpieza
étnica y genocidio.
Hemos mencionado más de una vez al Tribunal
Internacional. No se trata del viejo TIJ, sino del Tribunal Penal Internacional
para la ex –Yugoslavia, creado, también en La Haya, por Resolución del Consejo
de Seguridad de la ONU en 1993. Consta de 16 jueces, de diferentes naciones,
elegidos por la Asamblea General para un periodo de 4 años, pero renovables.
El considerado principal responsable, el
presidente serbio Milosevich, entregado por el nuevo gobierno de su país, murió
en las dependencias antes de que comenzase el juicio el 11 de marzo de 2006.
Los dos prófugos más buscados pasaron a ser
Radovan Karadzich, líder de los serbobosnios, y el general Ratko Mladich,
considerado responsable principal de la matanza de Srebrenica. Protegidos y
encubiertos ambos por Serbia, pasaron a disposición del Tribunal de manera poco
elegante para una y otra parte, Cuando los líderes occidentales cuchichearon al
oído del gobierno serbio que, sin entrega de los prófugos, no habría posibilidad de futuro ingreso en la UE, el
gobierno serbio, confiando de manera un tanto ingenua en el futuro de la UE,
rápidamente los detuvo (sabía muy bien dónde estaban) y los entregó. Los
respectivos juicios han comenzado el 26 de octubre de 2009 y el 3 de junio del
2011.
En julio de 2011 ha sido detenido el último
prófugo que faltaba: Goran Hadzich, presidente que fue de la república serbia
de Krajina. Ni que decir tiene que la sentencia va para rato.
Lo que causa espanto y maravilla son los
medios puestos a disposición de tan Alto Tribunal. Instalado en un coquetón
edificio, tal como se ve en la foto adjunta, tiene empleadas a 1.300 personas,
y su presupuesto ha ascendido de 276.000 $ en 1993 a 223,2 millones en 2003; no
se dispone de datos posteriores.
Observe el lector atento y curioso que la
jurisdicción del Tribunal se extiende sólo a personas físicas, no a entidades
ni a países. Por ello, la venganza de Occidente contra Serbia tuvo que esperar
un poco más, a la llamada ‘crisis de Kosovo’. Pero, como diría Kipling, eso es
otra historia.
Los ya aludidos Acuerdos de Dayton han creado
un rompe- cabezas territorial. La República de Bosnia - Hercegovina, inicialmente
proclamada en 1992, ha dado paso a una República Federal, compuesta por dos
entidades bien diferenciadas, cada una con su Gobierno y Asamblea propia: la
Federación de Bosnia - Hercegovina, integrada por los sectores de población
musulmanes y croatas (51% del territorio total), y la República Srpska, de población serbia (49% del
territorio, que rodea por el N, E y SE a la anterior. Los Acuerdos
establecieron dos estados ‘étnicamente puros’. Posteriormente, en el 2000, se
añadió la Ciudad Autónoma de Breko, al NE del país, por la imposibilidad de
adjudicarla a una u otra.
Todo este complicado conjunto está tutelado
por un Alto Representante elegido por el Consejo de la UE, responsable del
cumplimiento de los acuerdos en el ámbito civil. El Alto Representante en
cuestión, como autoridad más alta de lo que vamos a llamar Estado, tiene
poderes ‘para obligar a los gobiernos de las entidades a cumplir con los
términos del acuerdo de paz y de la constitución.
Correspondientemente, en el aspecto militar
el grupo de la ONU fue reemplazado el 1 de enero de 2003 por el EUFOR Althea,
fuerza bajo las órdenes del Comité Político y de Seguridad de la UE.
Hay que señalar que los acuerdos de Dayton
han sido y son muy criticados, por considerarse que el sistema establecido
refuerza el nacionalismo y el separatismo a expensas de la integración.
Bosnia-Hercegovina tiene un Parlamento
bicameral. El Presidente de la República Federal es elegido por rotación entre
representantes de cada una de las minorías bosniaca, serbia y croata. Se hace
notar que el término ‘bosniaco’ se ha extendido para designar a los bosnios
musulmanes.
Las dos entidades tienen una base territorial
fundada en las posiciones que cada ejército ocupaba en el momento de los
Acuerdos. Naturalmente, la estructura étnica anterior ha quedado totalmente
devastada.
Desde 1995, ha habido negociaciones, animadas
por la UE, para establecer enmiendas encaminadas a fortalecer las instituciones
y transformar al país en un estado democrático normal, no-étnico, pero la
verdad es que no han logrado demasiados progresos.
Las entidades siguen conservando numerosas, diversas,
y a veces curiosas, atribuciones; por
ejemplo, la moneda es común, pero, salvo el billete de 200 marcos, todos los
otros presentan diferentes modelos para cada entidad.
Si bien puede resultar sorprendente, las Fuerzas
Armadas (previa creación de un Ministerio de Defensa común) fueron unificadas;
su primera actuación fue participar con una unidad en la segunda invasión de
Irak por EE.UU. quizá por hallarse aburridos tras tanta inactividad.
Bosnia- Hercegovina, país en su mayor parte
montañoso, tiene únicamente 20 Km de salida al Mar Adriático, en el cantón
croata de Neretva. Ese pequeño saliente,
que corta Croacia en dos, no es, contra lo que a veces se cree, un resultado de
las recientes modificaciones. Fue regalado por la República de Ragusa (actual
Dubrovnik) en el siglo XVII al Sultán para congraciarse con los otomanos.
En
realidad, en esa salida al mar no se construyó nunca un puerto, ni existe
ahora; lo que sí existe es un inmenso tinglado mercantil (sin impuestos) donde los bosniocroatas venden todo lo
imaginable a los numerosos turistas que circulan por la carretera costera hacia
Dubrovnik.
Las principales ciudades, aparte de la
capital federal, Sarajevo, son Banja Luka, en la República Srpska, y Mostar, al
sur, capital de la Hercegovina histórica. Esta parte meridional posee un clima
mediterráneo y es mucho más apta para la agricultura. Por lo demás, casi el 50%
del territorio de la República Federal es forestal.
Es una de las repúblicas más pobres de la
antigua Yugoslavia por la devastadora guerra, que supuso un enorme retroceso;
el PIB ha decrecido un 37% desde 1991. La economía se basa en la exportación de
metales, remisión de fondos de emigrantes y ayuda extranjera. La excesiva
burocracia y un mercado segmentado desanima la inversión exterior. El sector
bancario está controlado por bancos extranjeros, sobre todo austriacos e
italianos, y faltan por hacer muchos progresos en el terreno de la
privatización de empresas estatales. El nivel de desempleo es oficialmente el
43,3% (2011); en realidad, menor, por la abundancia de trabajo negro.
No se ha hecho ningún censo desde 1991,
estimándose que la población se aproxima a 4 millones, lo que supone un
decrecimiento de 350.000 personas. Por supuesto, hay una fuerte correlación
entre la identidad étnica y la religión: según el citado censo, 88% de los
bosniocroatas son católicos romanos; 90% de los bosniacos son musulmanes, y 93%
de los serbobosnios, cristianos ortodoxos.
Conforme a las estimaciones actuales, un 48%
de la población sería bosniaca; un 37,1%, serbia; un 14,3%, croata. La tasa de
fertilidad es de 1,25 hijos/mujer, una de las más bajas del mundo.
Desde el punto de vista filatélico, hay que
señalar que, aparte de la oficina postal federal en Sarajevo, existe otra en
Mostar (en cuyos sellos figura esta indicación), la cual es un lejano residuo
de la efímera República Herceg- Bosnia de la época de la guerra.
Y para terminar, una aplicación de la ley de
Murphy según la cual “todo lo que puede
empeorar, empeora”: desde hace algunos años se observa en los sectores
bosniocroatas más radicales, la tendencia a considerar que sería mejor
construir además una entidad bosniocroata separada. Si la comunidad
internacional admite una Federación con dos componentes, ¿por qué no una con
tres? Como puede verse, es necesario esperar para ver la evolución de esta
curiosa entidad llamada Bosnia Herzegovina.
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