NORUEGA
Europa del Norte
Capital: Oslo
Forma de gobierno: Monarquía constitucional.
Fecha de independencia: 26 de octubre de 1905.
Superficie: 385.156 Km2 (67º)
Población: 5.147.792 (121º) Densidad: 13,4 hab/Km2
PIB/cápita: 55.400 $ (9º)
Miembro de: OTAN, OCDE, EFTA, Consejo Nórdico.
Noruega ocupa las porciones N y O de la
Península Escandinava. El mar (Océano Glacial Ártico, mar de Noruega, mar del
Norte y Skagerrak) baña sus costas por el O, N y S, a lo largo de 3.400 Km.
Al
E los límites, totalmente terrestres, carecen de accidentes naturales que los
señalicen claramente, si bien en buena parte siguen las cimas de las montañas,
y se desarrollan en una longitud de 2.750 Km, el 92% de los cuales la separan
de Suecia y de Finlandia. El resto, unos 120 Km, la separa desde 1947 de Rusia,
una vez que la URSS se apoderó del territorio que constituía la salida
finlandesa al Océano Glacial Ártico.
En este océano se hallan asimismo bajo
soberanía noruega la isla de Jan Mayen y el archipiélago de las Svalbard, de
las que hablaremos por separado.
Se trata de un país cuya existencia ha estado
siempre vinculada al mar. Primero fueron las agresivas proas de los drakkar
vikingos; más tarde, grandes nombres continuadores de la tradición navegadora,
como Nansen y Amundsen, sin olvidar a Thor Heyerdhal.
Pero el mar está llamado a desempeñar un papel
aún más importante. Se decía antaño que los noruegos araban el mar, del que no
obtenían sino una cosecha al año: la pesca; en la actualidad ofrece una nueva
cosecha más acorde con las necesidades del mundo moderno: el petróleo.
En una de las zonas más tormentosas del mundo,
con olas de hasta 18 m de altura y vientos que superan los 180 Km/hora, se
extraen, a una profundidad de 4.000 m, cantidades importantes de gas y
petróleo.
Sin embargo, para los noruegos eso representa
no sólo una fuente de riqueza, sino también un motivo de preocupación. ‘Estamos
condenados a ser un país rico, afirman, pero no deseamos sucumbir bajo una
lluvia de oro negro. Es nuestro deseo conservar Noruega tal y como es, sin caer
en la tentación del consumismo, sin destruir las bellezas naturales, evitando,
en lo posible, el destino del rey Midas, que pereció porque transformaba en oro
todo lo que tocaba’.
Y en efecto, aparte de las muy generosas
donaciones a países en vías de desarrollo, el amor de los noruegos por la
naturaleza hace de su país uno de los más limpios e intactos de Europa. Se le
ha comparado a un gigantesco parque natural con ríos y lagos no contaminados
por los residuos industriales.
Los mismos elogios que se pueden hacer del
medio ambiente son atribuibles a la misma capital, Oslo, que conserva aún
cierto aspecto provinciano, sin grandes rascacielos ni calles congestionadas
por el tráfico.
No es de extrañar con lo antedicho que Noruega
se haya convertido en los últimos años en uno de los destinos turísticos más
apreciados de Europa. Pero en esto también la peculiar idiosincrasia de los
nacionales, poco amigos de multitudes, se ha aliado con la no menos peculiar
geografía del país para permitir encaminar a la gran mayoría de los invasores
hacia ‘reservas’ bien determinadas.
Así, se ha creado la principal de esas reservas
en el cabo Norte, plataforma muy adecuada que, contra lo que se cree, no es ni
siquiera el punto más septentrional del continente europeo (a ése hay que
llegar por una senda no señalizada por la que no caben ni las bicicletas), En
Bergen las avalanchas no ocupan sino una parte de la ciudad, y, por otra parte,
se han escogido unos fiordos bien determinados para facilitar su visita.
Pero es que fiordos (valles glaciares
sumergidos con altas paredes verticales, perfil en forma de U, notable
profundidad y numerosas cascadas que caen vertiginosamente sobre ellos) los hay
de sobra. La línea costera, una de las más indentadas del mundo, mide 25.148
Km, y, sobre todo en el extremo norte, es a menudo difícil saber si nos
hallamos en un fiordo, en un lago o en un brazo de mar.
Está salpicada por unas
50.000 islas, siendo de destacar los archipiélagos contiguos de Lofoten y
Vesteralen. Buena parte de tan accidentado litoral es
recorrido por el Hurtigruten, la línea de vapores que, a lo largo de los doce
meses del año, va costeando desde Bergen a la frontera rusa, y que ha adquirido
un carácter mixto de servicio público interno y de turismo para aquéllos que
consiguen obtener billete.
Sería un error atender sólo a la riqueza
paisajística olvidando el patrimonio histórico artístico, que va desde el
conjunto de museos de Bigdoy, en la ría de Oslo, a la catedral de Nidaros
(Trondheim), pasando por la arquitectura modernista de la pequeña ciudad de
Alesund y por el puerto y sector hanseático de Bergen.
Particular mención merecen las stavkirker de
los siglos XI-XII, sólo existentes en el país. Quedan unas 26. No se trata
simplemente de iglesias exclusivamente de madera, sino de templos de un estilo
peculiar, influidos por el arte vikingo en la decoración y construidas a base
de ‘stav’, largas tablas planas que les confieren una marcada verticalidad.
Si la costa es complicada, la estructura
geográfica general es simple: la mayor parte de Noruega está constituida por
montes (mayor altura, 2.469 m) y ásperas mesetas, con la única interrupción de
pequeños valles. La fauna es abundante, la población, escasa, y las vías de
comunicación también. Las llanuras son pequeñas y dispersas.
A lo largo de la costa el clima es
relativamente templado, gracias a la corriente del Golfo, aunque las nevadas
son frecuentes en todo el país. Naturalmente, el interior es más frío. Las
lluvias se dan durante todo el año en la costa occidental, disminuyendo
conforme se progresa hacia Finnmark, la región más septentrional.
A esos caracteres corresponden como vegetación
los densos bosques de pinos y abetos que trepan hasta 900-1000 m de altitud,
pero en Finnmark los árboles apenas superan los 600 m. Más allá de las zonas de
coníferas se suceden los bosques de abedules y sauces, y, en las altitudes más
elevadas, así como en el N, a partir de Tromso, la tundra de arbustos enanos y
líquenes, dominio de los renos.
Señalemos, como final de este epítome
geográfico, la importancia estratégica de la situación de Noruega en relación
con las rutas marítimas y aéreas.
Comenzaremos nuestro resumen histórico con la
llamada ‘Época vikinga’ (siglos VIII-X). Ya hemos hablado de ella en otras
entradas. Recordemos ahora sólo que este periodo de expansión se debe a causas
complejas y controvertidas: motivaciones políticas, aumento demográfico, mejoras
introducidas en la técnica naval.
La zona de acción preferente de los vikingos
noruegos fue la comprendida por las costas de Gran Bretaña e Irlanda (se
formaron reinos en Dublín y en la isla de Man), así como la navegación hacia el
O, llegando a Islandia (hacia 870), a las costas meridionales de Groenlandia
(fines siglo X) e incluso a Vinland, que se suele identificar con la península
de Labrador (hacia 1070).
Para el conocimiento de estos viajes resulta
fundamental la barca-tumba real de Oseberg (museo de Vigdoy, Oslo), junto con
los restos que contenía y que permiten conocer las costumbres, ritos funerarios
y el arte de este pueblo. También procede citar el evocador museo vikingo
situado al N, en las Lofoten.
En la misma época, la estructura política de
Noruega se hallaba diversificada en diversos dominios. La evolución de los
mismos es confusa y mucho más complicada que, por ejemplo, en Dinamarca. Se
alternan una y otra vez intentos de unificación y episodios de fragmentación,
intervenciones danesas y vuelta a comenzar.
Nos limitaremos pues a señalar
algunos hitos.
El primer intento de evangelización se da en
995, bajo Olaf I Triggveson. Pero el proceso no se consolidará sino a lo largo
del siglo XII. Sverre, en 1184, fundará una dinastía que se mantuvo hasta 1319.
En esta época, en 1278, se concedieron privilegios extraordinarios a los
mercaderes hanseáticos, con lo que peligró la independencia económica de
Noruega.
En 1319 recomienza un periodo de luchas,
triunfando al fin, bajo Olaf V, la tendencia a la unidad escandinava. Ésta se
plasma en la Unión de Kalmar de 1397.
Englobada en esa Unión, comenzó a declinar la
autonomía de Noruega, cuya administración era monopolizada por funcionarios
daneses. El monopolio cultural danés y la influencia de las ciudades
hanseáticas alemanas fueron los vehículos del protestantismo, cuyo
establecimiento, en favor de la nobleza danesa receptora de los dominios
eclesiásticos, dio lugar a revueltas campesinas,
Suecia se separó de la Unión en 1523, pero el
rey danés Cristián III reafirmó sus derechos sobre Noruega, considerada ya, no
como reino autónomo, sino como provincia. En todo caso, se redujo el comercio
con las ya decadentes ciudades hanseáticas, mientras se intensificaban las
relaciones con Holanda e Inglaterra.
En conjunto, los reyes de Dinamarca se ocuparon
poco o nada de Noruega, con la excepción de Cristián IV (1588-1648), que
incrementó la explotación de los yacimientos de hierro y plata y suavizó la
administración. Fue en este reinado, en 1624, cuando la vieja capital, Oslo,
presa de un incendio, fue totalmente reconstruida, recibiendo el nombre de Cristianía,
que conservaría hasta 1925, mucho después de la independencia.
El siglo XVIII fue para Noruega época de
desarrollo. En las ciudades comerciales (Oslo, Bergen, Trondheim) se fue
afirmando una burguesía urbana, mientras que en el campo la puesta en cultivo
de tierras duramente ganadas a la naturaleza propició una clase rural fuerte.
Todo lo cual preparó el nacionalismo de la centuria siguiente.
En 1807, el bloqueo naval británico contra
Napoleón, aliado de Dinamarca, amenazó gravemente la economía noruega. El
Tratado de Kiel (1814) puso fin a la dominación danesa, pero no devolvió la
independencia a Noruega, cedida al heredero del trono de Suecia, Bernadotte.
Rechazando el Tratado, el incipiente movimiento
nacionalista aclamó como rey a un príncipe danés, elaboró una Constitución y
creó el Storting, o sea, un embrión de estado parlamentario. Tras una breve
intervención militar, se llegó, en el mismo año 1814, a un sistema de unión
personal con Suecia, respetándose la Constitución noruega del mismo año y la autonomía
administrativa del país.
Unión personal |
Los dos sellos que se adjuntan, de 1894,
corresponden a este periodo de unión personal.
Noruega experimentó durante el XIX un progreso
interno y una constante democratización política y social. En 1887 se creó el
Partido Laborista y en 1898 se introdujo el sufragio universal masculino.
Sin embargo, el nacionalismo creciente no
permitió un adecuado funcionamiento del sistema. Los noruegos, por ejemplo, no
aceptaban la no participación en los asuntos internacionales; el choque final,
en 1905, se debió a la negativa sueca de aceptar la creación de un sistema
consular propio para Noruega. Suecia decidió esta vez no intervenir, lo que
determinó la plenitud de la soberanía noruega.
El Storting declaró disuelta la
unión, que fue aprobada abrumadoramente por plebiscito en agosto. Se ofreció la
corona al príncipe Carlos de Dinamarca, el cual reinaría con el nombre de
Haakon VII hasta su muerte en 1957. Le sucedió su hijo Olaf V, que moriría en
1991, y a éste el actual rey Harald V.
El nuevo reino completó la realización del
proceso democrático, al tiempo que crecía su desarrollo económico por el
aprovechamiento de sus recursos hidráulicos.
Hasta nuestros días, con el intervalo de la
Segunda Guerra Mundial, se han turnado en el poder los socialdemócratas (llamados
Partido del Trabajo) y coaliciones de centro-derecha, con predominio temporal
de los primeros.
Actualmente, desde las últimas elecciones de septiembre de
2013, gobierna en minoría una de esas coaliciones.
La Constitución sigue siendo básicamente la de
1814, con varias enmiendas, la última en 2012. El Storting o Parlamento tiene
169 escaños, cubiertos por un sistema proporcional para un término de 4 años.
Por cierto, ese Parlamento es quien designa a 5 personas que conceden
anualmente el Premio Nobel de la Paz; prescindiremos de comentarios cáusticos
sobre diferentes concesiones.
Noruega fue neutral durante la Primera Guerra
Mundial, pero perdió mucho tonelaje naval. En la Segunda fue invadida por
Alemania en abril de 1940, no sin muchas dudas por parte de Hitler y
reticencias por parte de altos mandos navales y militares. Lo que decidió al
Führer fue el temor, en absoluto infundado, de que fueran los británicos los
que acabaran invadiendo el país, y, más concretamente, la intercepción el 17 de
febrero por destructores británicos y en aguas noruegas, del transporte alemán
‘Altmark’.
La resistencia noruega fue activa, pero
Alemania controló el país hasta el final de la guerra, dificultando el envío de
material por parte anglosajona a sus aliados soviéticos por la ruta del Ártico.
Sellos de exilio |
Muchos buques de carga noruegos que, en el
momento de la invasión, se hallaban lejos del país, se pusieron al servicio de
los aliados. Para sus tripulaciones se emitieron los llamados ‘sellos de
exilio’, de los cuales adjuntamos dos ejemplos.
Por lo que se refiere a aspectos
internacionales, Noruega se incorporó a la OTAN en 1949. Envió en su momento
tropas a Afganistán. Por el contrario, se ha negado por referéndum en dos
ocasiones (1972 y 1994) a solicitar el ingreso en la UE. Lo que ocurre es que
colabora con ella a través del EEE (Espacio Económico Europeo), integrado por
los países de la UE y los residuales de la antigua EFTA.
Noruega está habitada por un 94,4% de noruegos
(incluyendo unos 60.000 samis); otros europeos, 3,6%.
La cuestión de la lengua es complicada. No
existe un idioma noruego, sino dos, ambos con carácter oficial: el bokmal y el
nynorsk. El bokmal es la lengua tradicional, más ligada al danés y a otras
lenguas germánicas. El nynorsk es un idioma elaborado por los nacionalistas del
XIX tomando como base diversos dialectos rurales.
Esta duplicidad es la causa de que, de un
tiempo a esta parte, aparezca en los sellos la denominación ‘Norge’ (bokmal),
‘Noreg’ (nynorsk) o las dos.
Según una encuesta de 2005, un 86,3% usan el
bokmal como lengua escrita y cotidiana; 7,5%, el nynorsk; 5.5%, ambas. El 92%
de las publicaciones se escriben en bokmal. Lo antedicho se entiende
prescindiendo de las numerosas variantes dialectales de uno y otro.
El sami por su parte, del grupo ugrofinés y con
lejanas afinidades con el finés y el estonio, tiene carácter semioficial en 9
municipios, naturalmente del Norte. Digamos como inciso que Noruega cuenta con
una amplia mayoría de los aproximadamente 82.000 samis distribuidos entre los
tres países de la península escandinava y extremo NO de Rusia, y es en Finnmark
donde cuentan con sus dos principales centros culturales, Kautokeino y
Karasjok, muy alejados de las rutas turísticas.
La religión también cuenta con
particularidades, a saber, que no es completa la separación entre Iglesia y
Estado, pues el rey es la cabeza de la Iglesia de Noruega, y quien nominalmente
designa a los clérigos. Esta iglesia, de credo luterano, es oficial y agrupa al
82.1% de la población, aunque el índice de práctica religiosa es bajo. Otros
protestantes, 3,9%; católicos, 1,8%; musulmanes, 2.3%.
La población urbana es el 79,4%. Noruega no es ciertamente
un país joven: la media de edad es de 39 años; la edad media materna al tiempo
del primer nacimiento, 28,5 años; la tasa de fertilidad, 1,86. La esperanza de
vida se eleva a 81,6 años, una de las más altas del mundo.
Los gastos en educación suponen el 6,9% del
PIB; no hay analfabetismo.
El país disfruta de una próspera economía
mixta, coexistiendo un vivaz sector privado con un amplio sector público, y
contando con un extenso sistema de Seguridad Social. El Gobierno controla áreas
clave, tales como el vital sector petrolífero, por medio de una extensa
regulación y de empresas con muy amplia mayoría de capital estatal.
Entre sus recursos naturales aparecen el
petróleo y gas, la energía hidroeléctrica, la pesca, los recursos forestales y
diversos yacimientos minerales.
No se puede subestimar la importancia que tuvo
a fines de los 60 el comienzo de la extracción de crudos. A lo largo de estas
páginas hemos señalado los progresos en varios sectores a lo largo de los
siglos, pero eso no nos debe hacer olvidar que, a mediados del siglo XX,
Noruega era el más pobre de los países escandinavos, y en el siglo XIX era muy
pobre.
La emigración a EE.UU. fue numerosa, en el museo de Bergen se pueden ver
muestras de panes campesinos amasados con una mezcla de harina de centeno y
serrín de madera, y las diminutas granjas colgadas en pequeños rellanos de las
paredes de altos fiordos, cortan la respiración; hoy están vacías y son
cuidadosamente conservadas por el Estado como patrimonio histórico, pero eso es
otra cuestión.
Los crudos también trajeron problemas, como el
desplazamiento de mano de obra al sector en busca de salarios más elevados, lo
que repercutió en el encarecimiento de la mano de obra en general y en un nivel
general de precios más altos. Hoy Noruega es, con Suiza, el país más caro para
el visitante, aunque la inflación interanual no sea elevada.
Pero en todo caso el sector petrolífero supone
actualmente la mayor parte de las exportaciones y un 30% de los ingresos
gubernamentales. A nivel internacional, es el 3º país exportador de gas y el 7º
de petróleo. No forma parte de la OPEP.
El rasgo original es que, previendo un
inevitable agotamiento en el futuro, ahorra los ingresos estatales por
percepción de crudos invirtiéndolos en un llamado ‘Fondo Nacional Soberano’,
calculado en enero de 2014 en unos 880 miles de millones de dólares; se
utilizan los réditos del fondo para ayudar a financiar gastos públicos.
Precisamente el tema político más discutido en
la Noruega de hoy es si se puede utilizar algo del Fondo para mejorar
infraestructuras, como opinan las derechas, o si se debe mantener íntegro para
generaciones futuras, como sostienen las izquierdas.
Noruega se ha podido permitir el lujo de no
apreciar apenas la crisis mundial. Tras un sólido crecimiento en 2000-2007, la
economía bajó algo en 2008 y llegó a contraerse en 2009, pero ha vuelto a
crecer en 2010-2013. Por supuesto, el superávit presupuestario está asegurado.
Otros sectores importantes son los astilleros,
papel y demás derivados forestales, y la pesca.
Esta última, como actividad característica y
tradicional, merece una mención especial, aunque haya perdido peso respecto a
otras. El hecho de que a lo largo de las costas noruegas se mezclen corrientes
templadas y frías, enriqueciendo las aguas en oxígeno y en plancton, es
altamente positivo. Las zonas más favorecidas son las comprendidas entre los
67º y 69º de latitud, en torno a las islas Lofoten,
Noruega obtiene de sus aguas territoriales
aproximadamente el 95% de sus necesidades pesqueras; en gran parte la pesca se
practica desde bases individuales y con pequeñas embarcaciones. El sector está
protegido por el Estado, que mantiene los precios y otorga subvenciones para
adquisición de materiales y aparejos. El Instituto Nacional de Pesca de Bergen
promueve los conocimientos científicos necesarios y controla las migraciones.
Otra historia diferente es la de la pesca de
cetáceos. Noruega, pese a su adhesión inicial a los acuerdos internacionales
que limitan las capturas, ha decidido después hacer caso omiso de los mismos,
al menos parcialmente, con lo que se ha convertido en una de las bestias negras
de los ecologistas.
En relación con los datos económicos, señalemos
finalmente que el 91,7% de la energía proviene de centrales hidráulicas, y el
1,9% de otras fuentes renovables. Por otro lado, la flota mercante sigue siendo
digna de mención: 585 buques (19º del mundo).
Quizá por su experiencia de la Segunda Guerra
Mundial, es un país muy atento a su defensa. No sólo mantiene el servicio
militar obligatorio, con duración de 1 año, sino que éste es seguido por 4-5
periodos de puesta al día, los cuales suponen un total de 18 meses.
Como colofón a esta entrada aludiremos a dos
territorios árticos de soberanía noruega.
La isla de Jan Mayen es una pequeña isla
volcánica de 377 Km2 situada al N de Islandia entre Groenlandia y Noruega. No
posee recursos explotables. Su actividad se limita a proveer servicios a los
empleados de las estaciones de radio y meteorológicas ubicadas en la isla. Se
trata de 18 personas en total. Carece de puertos o muelles, contando con una
pista aérea sin pavimentar.
El archipiélago Svalbard (a veces llamado
Spitzberg por el nombre de la isla mayor) es un grupo de islas que forman la
parte más septentrional de Noruega, abarcando desde los 74º a 81º N; sólo tres
están habitadas. Cubren en total 62.050 Km2. Un Tratado de 1920 reconoce la
soberanía noruega.
Descubiertas por el holandés Barents en 1596,
sirvieron como base ballenera y como base operativa de muchas expediciones
árticas. Como dato curioso, el destacamento alemán que las ocupaba fue el
último en rendirse en 1945, meses después de firmada la capitulación.
Allí se inauguró en 2008 el Banco Internacional
de Semillas de Svalbard, financiado por Noruega, Monsanto, el banco Rockefeller
y Microsoft. Consiste en una bóveda que preserva millones de semillas de los
principales cultivos, ante ataques, cambio climático, etc. El envío fue
realizado desde más de 100 países y el resguardo es totalmente gratuito.
Noruega se comprometió en 1920 a reconocer
plenamente el derecho de ciudadanos de otros países a explotar los recursos
naturales; todavía queda hoy un asentamiento ruso para la explotación de una
mina de carbón.
El 60º está cubierto por glaciares y
extensiones nevadas. Sin embargo, la corriente procedente del Atlántico Norte
atempera el clima ártico manteniendo habitualmente las aguas limpias y
navegables. La oscuridad perpetua dura desde el 26 de octubre hasta el 15 de
febrero. No existen carreteras.
Las islas se utilizan como zona de cría para
diferentes aves. Constituyen el lugar de mayor concentración de osos polares,
lo que atrae hasta allí a algunos esforzados turistas, si bien está prescrito
que, dada la citada abundancia de osos, no pueden alejarse de las zonas de
seguridad sin ir armados o acompañados de alguien que lo vaya.
En 2007 y dejando aparte rusos, había un total
de 806 habitantes censados, la mayor parte ocupados en el sector minero.
Excelente entrada y maravillosas fotos! Saludos!
ResponderEliminarInteresantísima serie de artículos. Saludos.
ResponderEliminarInteresantísima serie de artículos
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