CHILE
América del Sur
Capital: Santiago
Forma de gobierno: República Democrática
Presidencial
Fecha de independencia (de España): 12 de
febrero de 1818
Superficie: 756.102 Km2 (38º)
Población: 17.216.945 hab (62º) Densidad:
22,7 hab/Km2
PIB/cápita: 18.400 $ (72º)
Miembro de: OEA, OCDE, Mercosur
La República de Chile se sitúa en el extremo
SO del continente sudamericano. Comprende una larga y estrecha faja de terreno
en la costa occidental del Cono Sur, la cual se extiende a lo largo de 4.270
Km, en términos aproximados, entre la ribera del Pacífico y la cordillera de
los Andes. Alcanza una anchura máxima de 445 Km y una mínima de 90 Km.
Limita al N con Perú, al NE con Bolivia y al
E con Argentina, totalizando 6.339 Km de fronteras terrestres. Posee una costa
de 6.435 Km de longitud.
El Chile continental está complementado por
un conjunto de islas volcánicas en el Pacífico Sur, siendo entre ella la más
conocida la isla de Pascua, perteneciente geográficamente a la Polinesia, por
sus llamativos vestigios de culturas desaparecidas.
El llamado Territorio Antártico Chileno es
una reclamación, válida pero congelada mientras se mantenga en vigor el Tratado
Antártico (ver entrada ‘Antártida’).
Es considerado un país de ingresos medio –
altos y en vías de desarrollo. En cuanto a crecimiento económico, calidad de
vida y desarrollo humano, se encuentra entre los mejor situados de
Iberoamérica; por otra parte, según agencias especializadas, figura en el
puesto 20º del mundo en lo relativo a seguridad.
En 1535 los españoles intentaron hacerse con
esas tierras meridionales una vez conquistado el Imperio Inca. La primera
expedición, dirigida por Diego de Almagro, fracasó ante el desierto de Atacama.
Pedro de Valdivia logró atravesar el mismo y fundó, más al Sur, nuevos
asentamientos, entre ellos la actual capital, Santiago, en 1541.
Inició una campaña contra los indios mapuches
(los ‘araucanos’ del poema de Alonso de Ercilla) en la que pereció. Los
enfrentamientos continuaron, con intervalos, hasta establecerse un límite a lo
largo del río Biobío en 1641, dando nombre a la zona conocida como ‘La
Frontera’.
La Capitanía General de Chile, dependiente
del Virreinato del Perú, fue una provincia pobre, por su alejamiento de las
rutas comerciales. Su economía estaba dirigida a sustentar al virreinato en
materias primas (cueros, trigo) y a los propios escasos residentes.
El proceso de autodeterminación comenzó con
la formación de una Junta de Gobierno en septiembre de 1810. En 1814 tropas
realistas recuperaron el territorio, pero las independentistas se unieron con
el llamado ‘Ejército de los Andes’, mandado por el argentino José de San
Martín, que consiguió una victoria decisiva en Chacabuco en 1817.
La independencia se declaró en 1818, bajo el
gobierno del Director Supremo Bernardo O´Higgins, que dimitiría en 1823 por sus
conflictos con la oligarquía.
Tras varios intentos fallidos, se consolidó
en 1829 un periodo de estabilidad de signo conservador, sentándose las bases de
la organización del Estado en la Constitución de 1833.
Mediante el Tratado de Tantauco de 1826, se
incorporó al país la isla de Chiloé, que seguía ocupada por tropas españolas.
La economía comenzó a cobrar auge con el descubrimiento de minas de plata y con
el creciente comercio del puerto de Valparaíso, lo que llevó a tensiones con
Perú por la supremacía marítima en la zona. De hecho, tras una victoria chilena
en 1839, se disolvió la confederación peruano-boliviana.
Los primeros sellos de correos se emitieron
en 1853.
En 1861 se inició una fase dominada por el partido
liberal, caracterizada por la riqueza obtenida del salitre en las minas de
Antofagasta, lo que provocó disputas con Bolivia, que consideraba esa región
como propia.
En 1865, por motivos ‘de honor’ propios de la
época, Chile (como Perú) entró en guerra con España. Tal guerra era
logísticamente absurda, y se limitó al bombardeo de Valparaíso por la escuadra
española al mando de Méndez Núñez. La paz se firmó en 1883.
Las disputas ya aludidas entre Chile y
Bolivia llevaron a la ‘Guerra del Pacífico’ (1879-1884), en la que las tropas
chilenas derrotaron a las de Bolivia, aliada con Perú, apoderándose de la zona
en disputa.
Chile obtuvo el dominio sobre el departamento
boliviano del Litoral y las provincias peruanas de Tarapacá, Arica y Tacna
(ésta última devuelta al Perú en 1929).
Bolivia no se resignó a quedarse sin salida
al mar, dando comienzo a una reivindicación que continúa y se ha recrudecido en
los últimos años. Chile ha ofrecido acceso sin restricciones al gas boliviano
hasta el mar, pero sin ceder un ápice de su soberanía, y Bolivia ha preferido
seguir otros caminos más complicados.
En el Sur, la ‘guerra de Arauco’ y la
pacificación de la parte meridional terminaron en 1881. En 1886 fue incorporada
la isla de Pascua.
La guerra civil de 1891, que dividió al
ejército, fue un conflicto entre partidarios del Congreso y el Presidente
Balmaceda. Causó entre 5.000 y 10.000 muertos y acabó con el triunfo de los
congresistas y el suicidio del presidente. Mencionamos el episodio porque, al
suponer la reforma de la Constitución de 1833, marca el paso de la llamada
‘República liberal’ al ‘Régimen parlamentario’, que imperaría hasta 1925.
Pese a intentos conciliadores de Alessandri
en 1925 y de Ibáñez del Campo en 1927, la situación social empeoró. El origen
estuvo en la crisis económica. En efecto, las repercusiones de la Primera
Guerra Mundial, en que Chile se mantuvo neutral, la mala gestión y la Gran
Depresión acabaron con la riqueza que había producido el salitre.
El PIB cayó a
menos de la mitad, y el país fue considerado como el más afectado por la crisis
mundial. Nuevos sectores sociales exigían modificaciones en la vida nacional.
En ese ambiente se inicia el periodo de
gobierno del Partido Radical; se realizaron cambios económicos, promoviendo la
industrialización, y se prestó más atención a los problemas sociales.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Chile
resistió a las presiones norteamericanas para declarar la guerra al Eje, aunque
tuvo que romper relaciones con esos países en 1943; posteriormente declaró la
guerra al Japón, y como premio fue invitado a participar en la creación de la
ONU como miembro fundador. Durante la Guerra Fría se alineó con las potencias
occidentales, prohibiéndose el Partido Comunista en 1948.
En los años 60 se inició la reforma agraria y
se estableció el sistema político llamado de los ‘tres tercios’: derecha,
democracia cristiana y la izquierdista Unidad Popular. Pese a los intentos
conciliadores del democristiano Eduardo Frei, elegido en 1964, las tensiones y
enfrentamientos fueron aumentando.
En 1970 fue elegido el socialista Salvador
Allende con el apoyo de Unidad Popular, obteniendo el 36,3% de los votos, lo
que requirió el pronunciamiento a su favor del Congreso.
El gobierno de Allende llevó a cabo una
errática política económica que conllevó la oposición del resto del espectro
político y la de los EE.UU. El cobre fue nacionalizado en 1971, lo que no impidió
que la economía cayera en una profunda crisis y que la hiperinflación llegara a
cifras del 800%, mientras los enfrentamientos callejeros se hacían frecuentes,
alcanzando altos niveles de violencia.
El Partido Socialista, más radical que
el mismo Allende, creía en la legitimidad de un levantamiento popular armado
para retener el poder.
Tal situación llevó, el 11 de septiembre de
1973, a un golpe de estado del prestigioso ejército chileno que acabó con el
gobierno de Allende, quien se suicidó tras el bombardeo del Palacio de la
Moneda.
Se instauró un Gobierno Militar encabezado
por Augusto Pinochet, Comandante en Jefe del Ejército. Como sucede en estos
casos, hubo represión política y diversas violaciones de los derechos humanos.
La izquierda organizó una gran campaña internacional, con abundante apoyo
mediático, presentando a Allende como un glorioso mártir laico y a Pinochet
como un demonio. Las cifras sobre las víctimas del régimen siguen sujetas a
discusión.
El nuevo gobierno implantó un neoliberalismo que
provocó el crecimiento económico, cediendo el Estado al sector privado gran
parte de su peso en la economía.
En 1978, Chile y Argentina se enfrentaron en
el llamado ‘conflicto del Beagle’, referente al dominio de algunas islas en
Tierra de Fuego. Se estuvo a un paso de la guerra, detenida en el último minuto
por la mediación del Papa Juan Pablo II.
En 1980, Pinochet, en un plebiscito,
consiguió la aprobación de una nueva Constitución, convirtiéndose en Presidente.
Sin embargo, la crisis económica de 1982 incrementó el desempleo y la pobreza,
lo que determinó una serie de protestas contra el gobierno y su modelo
económico que se extenderían hasta el final del mandato.
En 1985 la economía logró recuperarse,
produciéndose un explosivo crecimiento, pero aumentando la desigualdad en la
distribución de los ingresos. El Presidente inició un proceso de cambio
político que dio lugar al plebiscito de octubre de 1988, con victoria de la
opción ‘no’ con el 54,71% de los votos.
Augusto Pinochet dejó el cargo el 11 de marzo
de 1990; continuó como Jefe del Ejército hasta 1998 y murió en 2006. No parece
temerario afirmar que Chile resolvió el problema de la transición de forma más
matizada y flexible que algún otro país vecino suyo, lo que ha repercutido
favorablemente en su evolución posterior.
El periodo de transición se puede considerar
acabado con la elección de Eduardo Frei en 1994 y la promulgación de un nuevo
texto constitucional en 1980, que por lo demás ha sido reformado en diversas
ocasiones.
Se ha llegado a un sistema electoral que ha
favorecido la consolidación de dos bloques políticos mayoritarios: la Coalición
por el Cambio, de tendencia centroderechista, y la Concertación de Partidos por
la Democracia, de centro-izquierda.
Después de haber sido la principal fuerza
opositora por veinte años, la Coalición ha logrado en las últimas elecciones de
2010 el triunfo de su candidato, Sebastián Pinera, por el 51,61% de los votos,
en segunda vuelta.
En el sistema vigente, el Presidente, Jefe
del Estado, lo es también del Gobierno, nombrando a los ministros. Tras
permanecer en el poder 4 años, no puede ser reelegido para el periodo
siguiente. El sufragio femenino se aprobó en 1949. El Congreso es bicameral;
ambas cámaras son elegidas por votación popular.
Chile se ubica a lo largo de una zona
altamente sísmica y volcánica, perteneciente al llamado ‘cinturón de fuego’ del
Pacífico.
El relieve está integrado por la depresión
intermedia, que cruza el país en sentido longitudinal, y por los dos sistemas
montañosos que la flanquean y que constituyen cerca del 80% del territorio.
Se trata de la cordillera de los Andes al E
(frontera natural con Bolivia y Argentina, con altitud máxima de 6.891 m en el
Nevado Ojos del Salado, el volcán más alto del mundo) y la cordillera de la
Costa al O (punto más alto, 3.114 m).
Entre ellas se encuentran una serie de
planicies litorales, de extensión variable, que permiten el asentamiento
humano. También aparecen mesetas de altura rodeadas por elevados cordones
montañosos.
El Norte Grande es la zona comprendida entre
la frontera septentrional y el paralelo 26ºS. Ahí está el desierto de Atacama,
el de menor pluviosidad del mundo, aunque surcado por pequeños riachuelos que
permiten algo de vegetación (en Chile se les llama quebradas; ver foto
adjunta).
La cordillera costera es maciza y abrupta, no
permitiendo las planicies litorales. El brazo occidental de los Andes, con
importante actividad volcánica, ha permitido la formación del altiplano andino
y de lagos salados como el que se ve en la foto.
Al sur, hasta el río Aconcagua, se extiende
el Norte Chico. Los Andes empiezan ya a disminuir su altitud y se aproximan
hasta a 90 Km de la costa. La depresión intermedia prácticamente desaparece. La
existencia de ríos permite la aparición de valles transversales, hoy utilizados
ya para la agricultura. Las planicies litorales comienzan a ampliarse.
La Zona Central es la más habitada. Planicies
litorales amplias; la depresión central reaparece convertida en un fértil
llano.
La Patagonia se extiende desde el paralelo
41ºS. Los hielos de la última glaciación provocaron con su peso la alteración
de las estructuras geológicas. La depresión intermedia se hunde en el mar,
mientras que la cordillera costera da lugar a una serie de archipiélagos, como el
de Chiloé. Los Andes pierden altura y la erosión glaciar ha ocasionado fiordos.
La cordillera andina, igual que la costera,
acaba por desmembrarse y desaparecer bajo el mar de Tierra de Fuego, no sin
haber dejado al E pampas extensas y relativamente planas. En esta zona existen
también grandes ‘campos de hielo’, con numerosos glaciares.
La amplitud latitudinal de Chile (casi 40º de
meridiano) bastaría por si sola para explicar su variedad climática. Factores
importantes son también la cordillera andina, que dificulta el paso de las
masas de aire, y la corriente fría de Humboldt, la cual produce un descenso de
temperaturas a lo largo de la costa.
En el Norte Grande existe un clima desértico,
con muy escasas precipitaciones. La zona costera presenta abundante nubosidad,
mientras que en el interior la oscilación térmica es alta y las nubes escasas.
En el Norte Chico se da un clima de estepa cálido y semiárido que sirve de
transición hacia tierras más meridionales.
En la zona central domina el clima mediterráneo,
con las cuatro estaciones claramente marcadas. Las lluvias aumentan conforme se
baja al sur, creando un clima de tipo oceánico. En la parte austral aparece la
estepa fría, con bajas temperaturas y disminución de la pluviosidad.
La economía chilena es conocida como una de
las más sólidas del continente, y en los últimos años ha tenido un importante y
sostenido crecimiento. Implantado durante el Régimen Militar, el neoliberalismo
se ha mantenido bajo los gobiernos posteriores, que sólo han introducido
cambios menores para costear programas sociales.
Un aspecto negativo es, sin embargo, la baja
participación laboral de la mujer, la menor de Iberoamérica.
El 13,2% de los trabajadores se ocupa en la
agricultura, el 23% en la industria y el 63,8 en el sector servicios.
Chile se ha convertido en plataforma de
inversiones extranjeras para otros países iberoamericanos, y tiene también por
sí mismo una importante presencia en inversiones del sector terciario en el
extranjero.
Es una economía abierta, toda vez que la
nación chilena ha suscrito diversos tipos de tratados comerciales con 58
países, que representan el 60% de la población mundial. Sus principales socios
comerciales son la UE, EE.UU., Corea del
Sur, China y Nueva Zelanda. En 2010 pasó a ser miembro pleno de la OCDE, el
segundo de Iberoamérica.
La economía chilena se caracteriza por la
explotación y la exportación de materias primas, con una balanza comercial muy
favorable.
La minería es el motor económico, y su
principal producto es el cobre. El país es el primer productor del mundo, y
satisface el 36% del mercado mundial. La empresa estatal Codelco explota
yacimientos como Chuquicamata y El
Teniente, las mayores minas a cielo abierto y subterránea del mundo,
respectivamente.
También procede mencionar la explotación de
otros recursos minerales, como hierro, molibdeno, nitratos, oro y plata.
Concentra el 42% de la producción mundial de litio. En el Sur, la explotación
de crudos es importante para el consumo interno.
Agricultura y ganadería son las principales
actividades del centro y sur del país. Los principales productos agrícolas son
cereales, frutas y verduras. La exportación de estas dos últimas ha alcanzado
altos niveles al abrirse las puertas de los mercados asiáticos y europeos. Lo
mismo ha sucedido con productos de la explotación forestal, pesca y crustáceos.
En el ramo vitivinícola ha llegado a ser el
5º exportador y el 8º productor mundial.
La industria se dedica meramente al
abastecimiento local, salvo en la producción de harinas de pescado, de las que
es el 2º productor del mundo.
Desde mediados de los 90 el turismo ha pasado
a ser un recurso digno de ser tenido en cuenta, sobre todo en los extremos N y
S del país. La mayoría de los visitantes proceden de países del continente,
sobre todo Argentina, pero en los últimos años han aumentado los europeos,
sobre todo alemanes.
Chile es energéticamente bastante
dependiente, pues carece de grandes reservas de recursos no renovables. En
2010, únicamente un 3,5% del petróleo y un 47,53% del gas consumidos provinieron
de los yacimientos australes.
Por otra parte, es rico en potencial
hidroeléctrico, que utiliza abundantemente, existiendo planes para la
exportación de electricidad a Argentina; y eso que sólo se ha aprovechado un
20% del potencial hidroeléctrico del país para evitar la destrucción de
sistemas ecológicos con la construcción de embalses.
La población está prácticamente estancada: en
2012 el crecimiento fue de 0,86%. La esperanza de vida es alta: 78,27 años, y
la tasa de fertilidad, 1,85 hijos/mujer. Las cifras permiten establecer un
proceso de envejecimiento.
Aunque no existan clasificaciones oficiales
étnicas, se estima que el grupo de criollos y mestizos constituye el 95,4%; los
mapuches, el 4%; otros grupos indígenas, el 0,6%. De todas formas, según
estudios biológicos ya no existen poblaciones indígenas puras en Chile.
En los siglos XIX y XX arribaron como
inmigrantes gentes de los más diversos pueblos, pero cabe destacar, a partir de
1848, la colonización alemana patrocinada por el gobierno para poblar la parte
meridional, que ha dejado diversas huellas culturales.
Hoy día es más importante la inmigración
procedente de países vecinos, sobre todo Perú y Argentina. La emigración es
escasa.
La movilidad de población de las últimas
décadas ha aumentado el porcentaje de población urbana (89%), creando áreas
metropolitanas de las cuales la más importante es la de Santiago, con más de 6
millones de habitantes.
El país sigue presentando el grave defecto de
la desigualdad de ingresos de la población, con la consiguiente brecha social
entre ricos y pobres; en 2011, por ejemplo, el 10% más rico ganaba 27 veces más
que el 10% más pobre.
El español, lengua oficial, es hablado por el
99,3% de los habitantes. Las lenguas autóctonas se usan poco, no por más de
200.000 personas, y varias se hallan en proceso de extinción.
La tasa de alfabetización es del 95,7%. El
66,65% se considera católico; el 16,4%, evangélico, y un 12,5%, ateo o
agnóstico.
Islas de Juan Fernández
Se trata de un archipiélago de dos islas y
varios islotes, en el Pacífico, a 600 km de la costa y en la latitud de
Valparaíso. Actualmente sólo una de las islas se halla habitada (96,4 km2 y
unos 600 habitantes). La principal ocupación es la pesca de langostas, pero la
población disminuye por la emigración de la juventud.
En tiempos fue fortín contra piratas; luego
han sido utilizadas en diversas ocasiones como penal. En una de ellas, en 1910,
se emitieron sellos sobrecargados para uso de los presos, guardianes y otros
escasos residentes.
Según una tradición tan antigua como falta de
fundamento, es en una de esas islas donde fue abandonado Selkirk, que inspiró
al escritor Daniel Defoe su personaje de Robinson Crusoe.
Un blog fantastico. Me quedo para seguir todas las historias de cerca.
ResponderEliminarUn saludo