sábado, 15 de junio de 2013

CHILE



CHILE      América del Sur


Capital: Santiago
Forma de gobierno: República Democrática Presidencial
Fecha de independencia (de España): 12 de febrero de 1818
Superficie: 756.102 Km2 (38º)
Población: 17.216.945 hab (62º)    Densidad: 22,7 hab/Km2
PIB/cápita: 18.400 $ (72º)
Miembro de: OEA, OCDE, Mercosur

La República de Chile se sitúa en el extremo SO del continente sudamericano. Comprende una larga y estrecha faja de terreno en la costa occidental del Cono Sur, la cual se extiende a lo largo de 4.270 Km, en términos aproximados, entre la ribera del Pacífico y la cordillera de los Andes. Alcanza una anchura máxima de 445 Km y una mínima de 90 Km.

Limita al N con Perú, al NE con Bolivia y al E con Argentina, totalizando 6.339 Km de fronteras terrestres. Posee una costa de 6.435 Km de longitud.

El Chile continental está complementado por un conjunto de islas volcánicas en el Pacífico Sur, siendo entre ella la más conocida la isla de Pascua, perteneciente geográficamente a la Polinesia, por sus llamativos vestigios de culturas desaparecidas.

El llamado Territorio Antártico Chileno es una reclamación, válida pero congelada mientras se mantenga en vigor el Tratado Antártico (ver entrada ‘Antártida).

Es considerado un país de ingresos medio – altos y en vías de desarrollo. En cuanto a crecimiento económico, calidad de vida y desarrollo humano, se encuentra entre los mejor situados de Iberoamérica; por otra parte, según agencias especializadas, figura en el puesto 20º del mundo en lo relativo a seguridad.

En 1535 los españoles intentaron hacerse con esas tierras meridionales una vez conquistado el Imperio Inca. La primera expedición, dirigida por Diego de Almagro, fracasó ante el desierto de Atacama. Pedro de Valdivia logró atravesar el mismo y fundó, más al Sur, nuevos asentamientos, entre ellos la actual capital, Santiago, en 1541.

Inició una campaña contra los indios mapuches (los ‘araucanos’ del poema de Alonso de Ercilla) en la que pereció. Los enfrentamientos continuaron, con intervalos, hasta establecerse un límite a lo largo del río Biobío en 1641, dando nombre a la zona conocida como ‘La Frontera’.


La Capitanía General de Chile, dependiente del Virreinato del Perú, fue una provincia pobre, por su alejamiento de las rutas comerciales. Su economía estaba dirigida a sustentar al virreinato en materias primas (cueros, trigo) y a los propios escasos residentes.

El proceso de autodeterminación comenzó con la formación de una Junta de Gobierno en septiembre de 1810. En 1814 tropas realistas recuperaron el territorio, pero las independentistas se unieron con el llamado ‘Ejército de los Andes’, mandado por el argentino José de San Martín, que consiguió una victoria decisiva en Chacabuco en 1817.

La independencia se declaró en 1818, bajo el gobierno del Director Supremo Bernardo O´Higgins, que dimitiría en 1823 por sus conflictos con la oligarquía.

Tras varios intentos fallidos, se consolidó en 1829 un periodo de estabilidad de signo conservador, sentándose las bases de la organización del Estado en la Constitución de 1833.

Mediante el Tratado de Tantauco de 1826, se incorporó al país la isla de Chiloé, que seguía ocupada por tropas españolas. La economía comenzó a cobrar auge con el descubrimiento de minas de plata y con el creciente comercio del puerto de Valparaíso, lo que llevó a tensiones con Perú por la supremacía marítima en la zona. De hecho, tras una victoria chilena en 1839, se disolvió la confederación peruano-boliviana.

Los primeros sellos de correos se emitieron en 1853.

En 1861 se inició una fase dominada por el partido liberal, caracterizada por la riqueza obtenida del salitre en las minas de Antofagasta, lo que provocó disputas con Bolivia, que consideraba esa región como propia.

En 1865, por motivos ‘de honor’ propios de la época, Chile (como Perú) entró en guerra con España. Tal guerra era logísticamente absurda, y se limitó al bombardeo de Valparaíso por la escuadra española al mando de Méndez Núñez. La paz se firmó en 1883.

Las disputas ya aludidas entre Chile y Bolivia llevaron a la ‘Guerra del Pacífico’ (1879-1884), en la que las tropas chilenas derrotaron a las de Bolivia, aliada con Perú, apoderándose de la zona en disputa.

Chile obtuvo el dominio sobre el departamento boliviano del Litoral y las provincias peruanas de Tarapacá, Arica y Tacna (ésta última devuelta al Perú en 1929).

Bolivia no se resignó a quedarse sin salida al mar, dando comienzo a una reivindicación que continúa y se ha recrudecido en los últimos años. Chile ha ofrecido acceso sin restricciones al gas boliviano hasta el mar, pero sin ceder un ápice de su soberanía, y Bolivia ha preferido seguir otros caminos más complicados.

En el Sur, la ‘guerra de Arauco’ y la pacificación de la parte meridional terminaron en 1881. En 1886 fue incorporada la isla de Pascua.

La guerra civil de 1891, que dividió al ejército, fue un conflicto entre partidarios del Congreso y el Presidente Balmaceda. Causó entre 5.000 y 10.000 muertos y acabó con el triunfo de los congresistas y el suicidio del presidente. Mencionamos el episodio porque, al suponer la reforma de la Constitución de 1833, marca el paso de la llamada ‘República liberal’ al ‘Régimen parlamentario’, que imperaría hasta 1925.

Pese a intentos conciliadores de Alessandri en 1925 y de Ibáñez del Campo en 1927, la situación social empeoró. El origen estuvo en la crisis económica. En efecto, las repercusiones de la Primera Guerra Mundial, en que Chile se mantuvo neutral, la mala gestión y la Gran Depresión acabaron con la riqueza que había producido el salitre. 

El PIB cayó a menos de la mitad, y el país fue considerado como el más afectado por la crisis mundial. Nuevos sectores sociales exigían modificaciones en la vida nacional.

En ese ambiente se inicia el periodo de gobierno del Partido Radical; se realizaron cambios económicos, promoviendo la industrialización, y se prestó más atención a los problemas sociales.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Chile resistió a las presiones norteamericanas para declarar la guerra al Eje, aunque tuvo que romper relaciones con esos países en 1943; posteriormente declaró la guerra al Japón, y como premio fue invitado a participar en la creación de la ONU como miembro fundador. Durante la Guerra Fría se alineó con las potencias occidentales, prohibiéndose el Partido Comunista en 1948.

En los años 60 se inició la reforma agraria y se estableció el sistema político llamado de los ‘tres tercios’: derecha, democracia cristiana y la izquierdista Unidad Popular. Pese a los intentos conciliadores del democristiano Eduardo Frei, elegido en 1964, las tensiones y enfrentamientos fueron aumentando.

En 1970 fue elegido el socialista Salvador Allende con el apoyo de Unidad Popular, obteniendo el 36,3% de los votos, lo que requirió el pronunciamiento a su favor del Congreso.

El gobierno de Allende llevó a cabo una errática política económica que conllevó la oposición del resto del espectro político y la de los EE.UU. El cobre fue nacionalizado en 1971, lo que no impidió que la economía cayera en una profunda crisis y que la hiperinflación llegara a cifras del 800%, mientras los enfrentamientos callejeros se hacían frecuentes, alcanzando altos niveles de violencia. 

El Partido Socialista, más radical que el mismo Allende, creía en la legitimidad de un levantamiento popular armado para retener el poder.

Tal situación llevó, el 11 de septiembre de 1973, a un golpe de estado del prestigioso ejército chileno que acabó con el gobierno de Allende, quien se suicidó tras el bombardeo del Palacio de la Moneda.

Se instauró un Gobierno Militar encabezado por Augusto Pinochet, Comandante en Jefe del Ejército. Como sucede en estos casos, hubo represión política y diversas violaciones de los derechos humanos. La izquierda organizó una gran campaña internacional, con abundante apoyo mediático, presentando a Allende como un glorioso mártir laico y a Pinochet como un demonio. Las cifras sobre las víctimas del régimen siguen sujetas a discusión.

El nuevo gobierno implantó un neoliberalismo que provocó el crecimiento económico, cediendo el Estado al sector privado gran parte de su peso en la economía.

En 1978, Chile y Argentina se enfrentaron en el llamado ‘conflicto del Beagle’, referente al dominio de algunas islas en Tierra de Fuego. Se estuvo a un paso de la guerra, detenida en el último minuto por la mediación del Papa Juan Pablo II.

En 1980, Pinochet, en un plebiscito, consiguió la aprobación de una nueva Constitución, convirtiéndose en Presidente. Sin embargo, la crisis económica de 1982 incrementó el desempleo y la pobreza, lo que determinó una serie de protestas contra el gobierno y su modelo económico que se extenderían hasta el final del mandato.

En 1985 la economía logró recuperarse, produciéndose un explosivo crecimiento, pero aumentando la desigualdad en la distribución de los ingresos. El Presidente inició un proceso de cambio político que dio lugar al plebiscito de octubre de 1988, con victoria de la opción ‘no’ con el 54,71% de los votos.

Augusto Pinochet dejó el cargo el 11 de marzo de 1990; continuó como Jefe del Ejército hasta 1998 y murió en 2006. No parece temerario afirmar que Chile resolvió el problema de la transición de forma más matizada y flexible que algún otro país vecino suyo, lo que ha repercutido favorablemente en su evolución posterior.

El periodo de transición se puede considerar acabado con la elección de Eduardo Frei en 1994 y la promulgación de un nuevo texto constitucional en 1980, que por lo demás ha sido reformado en diversas ocasiones.

Se ha llegado a un sistema electoral que ha favorecido la consolidación de dos bloques políticos mayoritarios: la Coalición por el Cambio, de tendencia centroderechista, y la Concertación de Partidos por la Democracia, de centro-izquierda.

Después de haber sido la principal fuerza opositora por veinte años, la Coalición ha logrado en las últimas elecciones de 2010 el triunfo de su candidato, Sebastián Pinera, por el 51,61% de los votos, en segunda vuelta.

En el sistema vigente, el Presidente, Jefe del Estado, lo es también del Gobierno, nombrando a los ministros. Tras permanecer en el poder 4 años, no puede ser reelegido para el periodo siguiente. El sufragio femenino se aprobó en 1949. El Congreso es bicameral; ambas cámaras son elegidas por votación popular.

Chile se ubica a lo largo de una zona altamente sísmica y volcánica, perteneciente al llamado ‘cinturón de fuego’ del Pacífico.

El relieve está integrado por la depresión intermedia, que cruza el país en sentido longitudinal, y por los dos sistemas montañosos que la flanquean y que constituyen cerca del 80% del territorio.

Se trata de la cordillera de los Andes al E (frontera natural con Bolivia y Argentina, con altitud máxima de 6.891 m en el Nevado Ojos del Salado, el volcán más alto del mundo) y la cordillera de la Costa al O (punto más alto, 3.114 m).

Entre ellas se encuentran una serie de planicies litorales, de extensión variable, que permiten el asentamiento humano. También aparecen mesetas de altura rodeadas por elevados cordones montañosos.

El Norte Grande es la zona comprendida entre la frontera septentrional y el paralelo 26ºS. Ahí está el desierto de Atacama, el de menor pluviosidad del mundo, aunque surcado por pequeños riachuelos que permiten algo de vegetación (en Chile se les llama quebradas; ver foto adjunta).

La cordillera costera es maciza y abrupta, no permitiendo las planicies litorales. El brazo occidental de los Andes, con importante actividad volcánica, ha permitido la formación del altiplano andino y de lagos salados como el que se ve en la foto.

Al sur, hasta el río Aconcagua, se extiende el Norte Chico. Los Andes empiezan ya a disminuir su altitud y se aproximan hasta a 90 Km de la costa. La depresión intermedia prácticamente desaparece. La existencia de ríos permite la aparición de valles transversales, hoy utilizados ya para la agricultura. Las planicies litorales comienzan a ampliarse.

La Zona Central es la más habitada. Planicies litorales amplias; la depresión central reaparece convertida en un fértil llano.

La Patagonia se extiende desde el paralelo 41ºS. Los hielos de la última glaciación provocaron con su peso la alteración de las estructuras geológicas. La depresión intermedia se hunde en el mar, mientras que la cordillera costera da lugar a una serie de archipiélagos, como el de Chiloé. Los Andes pierden altura y la erosión glaciar ha ocasionado fiordos.

La cordillera andina, igual que la costera, acaba por desmembrarse y desaparecer bajo el mar de Tierra de Fuego, no sin haber dejado al E pampas extensas y relativamente planas. En esta zona existen también grandes ‘campos de hielo’, con numerosos glaciares.

La amplitud latitudinal de Chile (casi 40º de meridiano) bastaría por si sola para explicar su variedad climática. Factores importantes son también la cordillera andina, que dificulta el paso de las masas de aire, y la corriente fría de Humboldt, la cual produce un descenso de temperaturas a lo largo de la costa.

En el Norte Grande existe un clima desértico, con muy escasas precipitaciones. La zona costera presenta abundante nubosidad, mientras que en el interior la oscilación térmica es alta y las nubes escasas. En el Norte Chico se da un clima de estepa cálido y semiárido que sirve de transición hacia tierras más meridionales.

En la zona central domina el clima mediterráneo, con las cuatro estaciones claramente marcadas. Las lluvias aumentan conforme se baja al sur, creando un clima de tipo oceánico. En la parte austral aparece la estepa fría, con bajas temperaturas y disminución de la pluviosidad.

La economía chilena es conocida como una de las más sólidas del continente, y en los últimos años ha tenido un importante y sostenido crecimiento. Implantado durante el Régimen Militar, el neoliberalismo se ha mantenido bajo los gobiernos posteriores, que sólo han introducido cambios menores para costear programas sociales.

Un aspecto negativo es, sin embargo, la baja participación laboral de la mujer, la menor de Iberoamérica.

El 13,2% de los trabajadores se ocupa en la agricultura, el 23% en la industria y el 63,8 en el sector servicios.

Chile se ha convertido en plataforma de inversiones extranjeras para otros países iberoamericanos, y tiene también por sí mismo una importante presencia en inversiones del sector terciario en el extranjero.

Es una economía abierta, toda vez que la nación chilena ha suscrito diversos tipos de tratados comerciales con 58 países, que representan el 60% de la población mundial. Sus principales socios comerciales  son la UE, EE.UU., Corea del Sur, China y Nueva Zelanda. En 2010 pasó a ser miembro pleno de la OCDE, el segundo de Iberoamérica.

La economía chilena se caracteriza por la explotación y la exportación de materias primas, con una balanza comercial muy favorable.

La minería es el motor económico, y su principal producto es el cobre. El país es el primer productor del mundo, y satisface el 36% del mercado mundial. La empresa estatal Codelco explota yacimientos  como Chuquicamata y El Teniente, las mayores minas a cielo abierto y subterránea del mundo, respectivamente.

También procede mencionar la explotación de otros recursos minerales, como hierro, molibdeno, nitratos, oro y plata. Concentra el 42% de la producción mundial de litio. En el Sur, la explotación de crudos es importante para el consumo interno.

Agricultura y ganadería son las principales actividades del centro y sur del país. Los principales productos agrícolas son cereales, frutas y verduras. La exportación de estas dos últimas ha alcanzado altos niveles al abrirse las puertas de los mercados asiáticos y europeos. Lo mismo ha sucedido con productos de la explotación forestal, pesca y crustáceos.

En el ramo vitivinícola ha llegado a ser el 5º exportador y el 8º productor mundial.

La industria se dedica meramente al abastecimiento local, salvo en la producción de harinas de pescado, de las que es el 2º productor del mundo.

Desde mediados de los 90 el turismo ha pasado a ser un recurso digno de ser tenido en cuenta, sobre todo en los extremos N y S del país. La mayoría de los visitantes proceden de países del continente, sobre todo Argentina, pero en los últimos años han aumentado los europeos, sobre todo alemanes.

Chile es energéticamente bastante dependiente, pues carece de grandes reservas de recursos no renovables. En 2010, únicamente un 3,5% del petróleo y un 47,53% del gas consumidos provinieron de los yacimientos australes.

Por otra parte, es rico en potencial hidroeléctrico, que utiliza abundantemente, existiendo planes para la exportación de electricidad a Argentina; y eso que sólo se ha aprovechado un 20% del potencial hidroeléctrico del país para evitar la destrucción de sistemas ecológicos con la construcción de embalses.

La población está prácticamente estancada: en 2012 el crecimiento fue de 0,86%. La esperanza de vida es alta: 78,27 años, y la tasa de fertilidad, 1,85 hijos/mujer. Las cifras permiten establecer un proceso de envejecimiento.

Aunque no existan clasificaciones oficiales étnicas, se estima que el grupo de criollos y mestizos constituye el 95,4%; los mapuches, el 4%; otros grupos indígenas, el 0,6%. De todas formas, según estudios biológicos ya no existen poblaciones indígenas puras en Chile.

En los siglos XIX y XX arribaron como inmigrantes gentes de los más diversos pueblos, pero cabe destacar, a partir de 1848, la colonización alemana patrocinada por el gobierno para poblar la parte meridional, que ha dejado diversas huellas culturales.

Hoy día es más importante la inmigración procedente de países vecinos, sobre todo Perú y Argentina. La emigración es escasa.

La movilidad de población de las últimas décadas ha aumentado el porcentaje de población urbana (89%), creando áreas metropolitanas de las cuales la más importante es la de Santiago, con más de 6 millones de habitantes.

El país sigue presentando el grave defecto de la desigualdad de ingresos de la población, con la consiguiente brecha social entre ricos y pobres; en 2011, por ejemplo, el 10% más rico ganaba 27 veces más que el 10% más pobre.

El español, lengua oficial, es hablado por el 99,3% de los habitantes. Las lenguas autóctonas se usan poco, no por más de 200.000 personas, y varias se hallan en proceso de extinción.

La tasa de alfabetización es del 95,7%. El 66,65% se considera católico; el 16,4%, evangélico, y un 12,5%, ateo o agnóstico.


Islas de Juan Fernández

Se trata de un archipiélago de dos islas y varios islotes, en el Pacífico, a 600 km de la costa y en la latitud de Valparaíso. Actualmente sólo una de las islas se halla habitada (96,4 km2 y unos 600 habitantes). La principal ocupación es la pesca de langostas, pero la población disminuye por la emigración de la juventud.

En tiempos fue fortín contra piratas; luego han sido utilizadas en diversas ocasiones como penal. En una de ellas, en 1910, se emitieron sellos sobrecargados para uso de los presos, guardianes y otros escasos residentes.

Según una tradición tan antigua como falta de fundamento, es en una de esas islas donde fue abandonado Selkirk, que inspiró al escritor Daniel Defoe su personaje de Robinson Crusoe.