SUECIA
Europa Nórdica
Suecia es un país escandinavo que forma parte
de la Unión Europea. Limita al O con Noruega, al NE con Finlandia y se asoma por
el SO a los estrechos que constituyen el tránsito del Océano Atlántico al Mar
Báltico. Está unida a Dinamarca por el puente de Oresund.
Excluyendo a Rusia, es el 4º país más extenso
de Europa. Desde 1814 no ha participado en ningún conflicto bélico.
Capital: Estocolmo.
Forma de gobierno: Monarquía parlamentaria.
Superficie: 449.964 Km2 (54º)
Población: 9.723.809 hab (91º) Densidad: 21,6 hab/Km2. ´
PIB/cápita: 40.900 $ (26º)
Miembro de: UE, Consejo Nórdico.
Los contactos culturales con los romanos
comenzaron alrededor del s. I a.C. Durante esta época el clima empeoró,
forzando a los granjeros a resguardar sus animales dentro de cobertizos durante
los largos inviernos. Esto llevó a una acumulación anual de estiércol que pudo
ser usado por primera vez de forma sistemática para enriquecer el suelo.
A
principios del s. II gran parte del mismo fue dividido en dos lotes separados
por pequeñas bardas de piedra: a un lado sembradíos permanentes y prados para
el forraje de invierno, y al otro el bosque y tierra de pasto. Esta división
fue utilizada hasta el s. XIX.
El alfabeto rúnico fue inventado en el sur de
Escandinavia en el s. II, pero sólo nos han llegado breves inscripciones con
escasos vocablos; deducimos con todo que hablaban un idioma protogermánico del
que derivaría el sueco y otras lenguas.
Hoy el sueco, de vocales más abiertas
que el danés, conserva la peculiaridad del artículo enclítico (es decir, al
final de la palabra). Así, huse (casa) y huset (la casa); gata (calle) y gatan
(la calle).
Durante la época de expansión vikinga (siglos
VIII-XI), los suecos se extendieron hacia el S y hacia el E: Finlandia, países
bálticos, Rusia, Constantinopla y hasta Bagdad. Formaron la llamada ‘Guardia
varega’ de algunos emperadores bizantinos, y, lo que es más importante, se
considera que con el nombre de ‘rus’ constituyeron el fermento cultural y
social que daría nacimiento a Rusia.
Se conoce poco acerca del nacimiento del estado
y de los primeros monarcas. En todo caso, en un principio eran dos los estados:
Svealand (Suecia) y Götaland (Gotia), que más tarde se unirían. Sí quedan en
cambio restos de importantes centros comerciales, sobre todo Ystad.
Durante el siglo XI el cristianismo se
convirtió en la religión predominante. En el XIV las ciudades suecas comenzaron
a obtener mayor autonomía y fueron fuertemente influenciadas por los mercaderes
alemanes de la Liga Hanseática, especialmente activos en Visby.
En 1319 Suecia y Noruega quedaron unidas, y en
1397 la reina Margarita I de Dinamarca consiguió la unión personal de Suecia,
Noruega y Dinamarca, la llamada Unión de Kalmar, aunque la monarquía danesa
nunca logró controlar eficazmente a la nobleza sueca.
Óscar II |
No es de extrañar que en 1523 los nobles de
Suecia proclamaran rey a Gustavo I, lo que se considera la fundación del estado
moderno de Suecia, si bien Dinamarca logró retener de momento la región
meridional de Escania, importante por su extensión y agricultura. Gustavo I
introdujo también la reforma protestante en el país.
En el siglo XVII, Suecia, hasta entonces reino
pobre, poco poblado y con escasa participación en los asuntos internacionales,
emergió como una potencia europea con la política expansionista de Gustavo II
Adolfo y de su canciller Oxenstierna. Ello se produjo por la conquista de
territorios de Rusia y de Polonia-Lituania, pero sobre todo por la
participación en la Guerra de los Treinta Años (instigada por el cardenal
francés Richelieu), apareciendo como líder continental del protestantismo hasta
el colapso de 1721.
La participación sueca supuso un alto costo
para el Sacro Imperio, en términos de pérdidas humanas, territoriales y
económicas (la misma Praga fue saqueada brutalmente). Sin embargo, Gustavo II
Adolfo murió en la batalla de Lützen de 1632, y, después de la gran derrota de
Nordlingen, Suecia se retiró de la guerra.
Hagamos aquí un pequeño inciso. Cuando el rey
estaba en Alemania, le llegó la poco grata noticia de que el Vasa, el fastuoso
barco en que tanta ilusión había puesto, el mayor de la flota, se había ido al
fondo como una piedra nada más salir del
astillero. Indudablemente su fastuosidad le había acarreado estar mal
equilibrado.
Pues bien, la desgracia de antaño ha resultado una suerte para el
Estocolmo de hogaño. Tras el rescate, la conservación y la restauración más
modélica que nunca se ha hecho, el Vasa, albergado dentro de un museo hecho a
su medida, constituye hoy una de las más merecidamente preciadas atracciones de
la capital sueca, siendo su visita imprescindible.
Gustavo V |
Correspondió la sucesión de Gustavo Adolfo a un
personaje excéntrico, tan notable por su inteligencia como por su atrabiliario
carácter y sus más que probables desequilibrios hormonales. Hablamos de su hija
Cristina, que aparentemente por llevar la contraria (pues nunca manifestó
signos de devoción), decidió convertirse al catolicismo, abdicar la corona en
favor de su primo y marchar del país. Infestó con su presencia y sus exigencias
diversos lugares de Alemania, París y, sobre todo, Roma, donde varios Papas
hubieron de tener extremada paciencia con ella, pues vivió muchos años.
A mediados del XVII, incluso tras perder buena
parte de sus conquistas en Alemania, Suecia era el tercer país más extenso de
Europa, sólo superado por Rusia y España. Pero, después de medio siglo de
guerras casi constantes, la economía sueca se deterioró seriamente. Fue
necesario un periodo de reconstrucción, mas en 1697 el nuevo rey, Carlos XII,
recibió como legado uno de los mejores arsenales del mundo y un ejército
numeroso.
En 1700 empezó la Gran Guerra del Norte. Tras
la destrucción en Narva del ejército de Pedro I de Rusia, atacó y derrotó al
del rey polaco Augusto II y, cubierta así su retaguardia, se lanzó hacia Moscú.
Pero esta vez el ejército ruso estaba mejor preparado, y la derrota sueca de
Poltava fue decisiva, significando el comienzo del derrumbe del imperio sueco.
En 1716 Carlos XII intentó invadir Noruega,
pero murió en el asedio de una fortaleza y el ejército se retiró. Suecia,
forzada a ceder grandes extensiones en el Tratado de Nystad de 1721 perdió su
lugar como imperio y como estado dominante del Báltico.
Durante el XVIII el reino sueco se esforzó en
conservar la actual Finlandia, codiciada por Rusia, apoyándose en la fortaleza
de Sveaborg (hoy visitable) frente a Helsinki.
El soberano más conocido de esta centuria fue
Gustavo III, enamorado del neoclasicismo, y también del absolutismo, pues
estableció una monarquía de este tipo y acabó muriendo asesinado en 1792, no
por un grupo de revolucionarios, como cabría suponer, sino por aristócratas
descontentos. El episodio es recordado por la fama que le dio la ópera de Verdi
‘Un ballo in maschera’.
Las guerras napoleónicas proporcionaron a
Suecia un cambio de dinastía. El país había permanecido en principio neutral,
pero la edad y los achaques de Carlos XIII aconsejaron buscarle un heredero. La
elección acabó recayendo en Juan Bautista Bernadotte.
Bernadotte había nacido en Pau en 1763.
Participó con éxito en las guerras de la Revolución y, llegado el Imperio, fue
nombrado Mariscal. Digamos de paso que su efigie real, muy mediterránea, poco
se parece a la mostrada en alguna superproducción cinematográfica de éxito.
Le
fue ofrecido por los suecos el título de heredero de la Corona y Príncipe Real
en 1810, y el estado físico del rey sueco le permitió de hecho actuar como
regente. En 1813 se alió con los enemigos de Napoleón en la Sexta Coalición, lo
que le permitió figurar entre los vencedores finales.
Digamos de paso que,
estando casado con Desirée Clary, era concuñado de José Bonaparte, el rey
títere impuesto a España por Napoleón (la efigie de la tal Desirée ha sido
igualmente mistificada por Hollywood).
En 1818 ascendió al trono por muerte de su
antecesor, convirtiéndose en Carlos XIV. Pese a ser generalmente detestado por
sus puntos de vista ultraconservadores, se mantuvo hasta su muerte en 1844 y
consolidó la nueva dinastía que hoy permanece.
Cuando se remodeló el mapa europeo en 1814,
estaba claro que Rusia, uno de los grandes vencedores, no iba a renunciar a
Finlandia. Como Noruega estaba unida a Dinamarca, que figuraba entre los
perdedores, la susodicha Noruega fue a parar a Suecia como compensación por la
definitiva pérdida del territorio finlandés.
Tal solución no les hizo ninguna gracia a los
noruegos, que se habían hecho ilusiones de independencia, habían elegido un rey
y redactado una Constitución, Pero les dio igual; los suecos lanzaron una
campaña militar que forzó a Noruega a una unión personal con Suecia, Esta
campaña de 1814 fue la última guerra en que el ejército sueco participó como
beligerante. Veremos en otra entrada cómo, a principios del s. XX, ambos países
se separaron.
Entre 1750 y 1850 la población se duplicó.
Suecia seguía con una economía básicamente agrícola, cuando Dinamarca y otros
países de Europa Occidental habían comenzado a industrializarse. Como solución,
entre 1850 y 1910 más de un millón de suecos emigraron a Estados Unidos,
estableciéndose la mayoría en el Medio Oeste, principalmente en Minnesota.
Esto no quita para que la agricultura sueca
experimentara cambios importantes debidos a las innovaciones tecnológicas:
programas de cercamiento de campos, introducción de nuevas semillas como la patata, etc.
Los granjeros adquirieron papel de protagonistas en los procesos políticos, que
se ha mantenido en el tiempo, como la importancia del Partido Agrario (hoy
llamado Partido de Centro).
Paralelamente, durante la segunda mitad del XIX,
se produjeron movimientos sociales y sindicales importantes, que comenzaron a
presionar en favor de un estado democrático. En 1889 se fundó el Partido
Socialdemócrata. Conforme la Revolución Industrial avanzaba, se inició y fue
creciendo la emigración rural hacia las ciudades. En 1921 se estableció una
monarquía parlamentaria de tipo democrático.
Durante las dos guerras mundiales del siglo XX,
Suecia se mantuvo oficialmente neutral, aunque en la segunda esa neutralidad
fuese objetable. No se trata de que los voluntarios suecos fuesen mayoría en la
SS División Norrland, una de las unidades más efectivas del Reich, ni de que se
proporcionase acero y maquinaria a Alemania, sino de que las unidades alemanas
pudieron desplazarse de la ocupada Noruega a la URSS y viceversa cuantas veces
resultó necesario.
Todo ello no es óbice para que los aliados vencedores
mirasen hacia otro lado para que Suecia, no sólo entrara en el entonces club
restringido que era la ONU, sino que también disfrutara de los generosos
beneficios del Plan Marshall.
En los tiempos de la Guerra Fría, el país
siguió manteniendo públicamente una posición de neutralidad, incluso negándose
a entrar en la OTAN, pero de forma oficiosa se conservaron conexiones con
EE.UU. Entre tanto, se valió de su estructura industrial intacta, estabilidad
social y recursos naturales para expandir su industria y elevar el nivel de
vida.
Durante la mayor parte de la postguerra Suecia
fue gobernada por el Partido Socialdemócrata. Éste creó el llamado ‘modelo
sueco’ (aunque igual se le podría haber llamado modelo danés), que de forma
duradera fue considerado como un desiderátum por muchas personas, pese a las
reticencias de economistas liberales más clásicos.
Conforme a dicho modelo, el estado adquirió un
papel decisivo y la cantidad de empleados públicos aumentó notablemente. Se
trataba de crear un ‘estado de bienestar’ en que todas las necesidades
(necesidades en un sentido muy amplio) del ciudadano fueran cubiertas ‘desde la
cuna hasta la tumba’.
El primer problema es que ello resultaba
terriblemente caro; en consecuencia, entre 1971 y 1990 las subidas fiscales
fueron espectaculares (y recuerden los lectores de alma pícara que en Suecia el
fraude fiscal y la ocultación ni se dan ni se permiten).
Además tales subidas se hacían con tipos muy
progresivos, buscando la mayor igualdad posible de ingresos, con la
consecuencia de que disminuía la competitividad y el deseo de progreso. Para
decirlo con palabras de Raymond Cartier, ‘si en un tren el maquinista, con
mayores conocimientos y responsabilidad, y el fogonero ganan prácticamente lo
mismo, resultará difícil encontrar quien quiera ser maquinista’. Se comenzó a
percibir la marcha al extranjero de personas especialmente dotadas.
Especial relevancia dentro del periodo tiene la
figura del político socialdemócrata Olof Palme, Primer Ministro entre 1969 y
1972, y reelecto en 1982. Preocupado por la política internacional, defendió
con firmeza sus principios en diversos foros, criticando a los EE.UU. (sobre
todo con relación a la guerra de Vietnam), las armas nucleares y el apartheid
sudafricano, mientras defendía el derecho de autodeterminación de Palestina.
Se
comprometió profundamente con la problemática de los países del Tercer Mundo,
abriendo las puertas de Suecia a numerosos refugiados de sus países
‘preferidos’, con tanta largueza que no pocos suecos se sintieron
discriminados, todo ello siempre en nombre del pacifismo.
Fue asesinado en Estocolmo el 28 de febrero de
1986, cuando caminaba con su esposa, saliendo de un cine y sin guardaespaldas.
Debido a que el crimen nunca ha sido resuelto, se han apuntado múltiples
teorías, muchas rastreando un móvil político tras el magnicidio.
Gustavo VI |
Volviendo al hilo del relato: en la década de
1980, los pilares de la industria fueron en gran medida reestructurados. Se
canceló la construcción naval, se integró la tala de bosques al proceso moderno
de producción del papel, se centralizó y especializó la industria del acero y
la ingeniería mecánica se orientó hacia la robótica. Pero el gasto público
superó la mitad del PIB.
A principios de la década de 1990, el país cayó
en una crisis fiscal. La respuesta del nuevo gobierno conservador fue rebajar
los gastos e instituir una serie de reformas para, según el gobierno, impulsar
la competitividad, reformas entre las que se encontraban reducir el ‘estado de
bienestar’ y privatizar bienes y servicios públicos.
Carlos XVI |
Actualmente es uno de los países con más alto Índice
de Desarrollo Humano, encontrándose entre las 20 economías mayores del mundo.
El monarca Carlos XVI Gustavo tiene un poder
limitado sólo a funciones ceremoniales y oficiales. El poder legislativo reside
en el Riksdag, conformado por 349 miembros que eligen al primer ministro. Las
elecciones parlamentarias son cada 4 años, por sistema proporcional
plurinominal. La Constitución puede ser modificada por el Riksdag por mayoría
absoluta, pero fuera de los periodos de elecciones generales.
El número de votantes oscila en torno al 80%.
Con el paso de los años, el nivel de confianza de los ciudadanos en los
políticos ha ido disminuyendo hasta alcanzar un nivel más bajo que en los demás
países de la región.
No hay federalismo, ni con ese ni con otro
nombre. La nación está dividida en 21 provincias administrativas.
Al final hablaremos del resultado de las
elecciones generales de 2010.
De acuerdo con un estudio de 2005, Suecia tiene
un índice de delincuencia alto en comparación con otros países de la UE. Los
delitos más frecuentes son los asaltos, crímenes sexuales, crímenes de odio y
fraudes; por el contrario, presenta bajos niveles de robos a viviendas o de
automóviles, problemas de adicciones y corrupción.
En el aspecto internacional, es un país activo
en misiones de paz y ayuda humanitaria. Al ingresar en la UE, su política
exterior y su doctrina de neutralidad han sido en parte modificadas, para jugar
un papel más activo en la seguridad europea. Por otra parte, es desde 2014 el
primer país de la UE que ha reconocido a Palestina como un estado soberano más.
Ya va siendo hora de hablar un poco de
geografía. En su mayoría el territorio sueco es llano, con excepción del límite
NO, donde surgen los Alpes Escandinavos que forman frontera con Noruega. Esa
planicie, unida a la erosión postglaciar, da origen a numerosos lagos,
destacando por su tamaño el Vänern, el Vättern y el Mälaren. El primero es el
mayor del continente europeo después del Ladoga y el Onega en Rusia.
El
territorio sueco también comprende unas 221.800 islas, de las cuales 1.085
cuentan con una población permanente. Buena parte de ellas se agrupan en el
llamado archipiélago de Estocolmo, a las puertas mismas de la capital, formando
un simpar parque natural, bien comunicado además.
Cerca del 15% del territorio se ubica al N del
Círculo Polar Ártico. En esa zona, la presencia de los sami o lapones, es menos
preeminente que en las vecinas Noruega y Finlandia.
Suecia puede dividirse en tres grandes
regiones: el norte (Norrland), el centro (Svealand) y el sur (Götaland, que
viene a coincidir con la Escania histórica).
La escasamente poblada Norrland comprende más
de la mitad de la superficie nacional. Sus espesos bosques silenciosos,
cortados por rectas carreteras de muy escaso tráfico, con señales anunciadoras
del posible paso de alces (y a veces pasan, vaya si pasan), no tienen
equivalente más que en Finlandia; la actividad forestal es allí la industria
más importante (salvo las minas de hierro de Kiruna), mientras que el sur es
predominantemente agrícola.
Pese a su latitud, la mayor parte de Suecia
posee un clima templado, con cuatro estaciones diferenciadas. Ello es posible porque
hasta allí llega la influencia de la corriente del Golfo. La latitud, por otra
parte, hace variar de forma considerable la duración del día; en Estocolmo, por
ejemplo, dura más de 18 horas a finales de junio, pero sólo unas 6 a fines de diciembre.
En Svealand y Gotland las temperaturas promedio
de invierno oscilan entre -6 a 2ºC, mientras que en Norrland están usualmente
bajo el punto de congelación de octubre a junio.
Como promedio, la mayor parte de Suecia recibe
entre 500 y 800 mm de precipitación al año. Gotland y Svealand tienden a estar
virtualmente limpias de nieve.
En Svealand son comunes las coníferas, mientras
que en Gotland predominan las caducifolias; únicamente en el extremo
septentrional aparece la vegetación de taiga.
Naturalmente más en unas zonas que en otras,
son comunes los osos, linces, lobos, alces, renos, zorros, patos y cisnes. Los
lagos y costas son ricos en peces, lo que resulta en una gastronomía local
fuertemente basada en alimentos marinos.
La economía de Suecia es una economía mixta
orientada principalmente a la exportación y al comercio internacional. Cuenta
con un moderno sistema de distribución, buenas comunicaciones y una fuerza de
trabajo especializada. La madera, la energía hidráulica y el hierro constituyen
la base económica del país, junto con el sector de ingenierías, que aporta el
50% de la producción y de las exportaciones.
Las telecomunicaciones y la industria
automotriz y farmacéutica son también importantes. La agricultura supone sólo
el 2% de la fuerza de trabajo.
En la actualidad casi toda la producción
industrial es realizada por empresas privadas.
Alrededor de 1/3 de la fuerza de
trabajo cuenta con estudios superiores. La economía crece a un ritmo del 2%
anual. Según la OCDE una de las claves del aumento de productividad es el apoyo
al sector tecnológico. La inflación es de un 2% anual, una de las más bajas
entre los países europeos.
Gran parte del sector energético es de
propiedad privada, y se apoya en la energía hidráulica (53,8%) y en la nuclear
(37,4%). La crisis del petróleo de 1973 reforzó la decisión del gobierno de
disminuir la dependencia de combustibles fósiles.
Tras un ‘parón nuclear’ en
2006, el gobierno, tras largo debate, decidió en 2010 anular esa política y
seguir construyendo centrales nucleares, sin abandonar la estrategia de fijar
impuestos (como los energéticos o el que grava la emisión de CO2) como
instrumento de política ambiental.
El 88% de la población sueca está formada por
descendientes de pueblos germánicos. Esto obliga a hacer alusión a los grandes
procesos migratorios entre los países nórdicos, originados primeramente por la
búsqueda de mejor empleo, pero después comenzaron a llegar los procedentes de
países con conflictos de uno u otro tipo; Irán y Sudamérica primero; después,
desde la década de 1990, antigua Yugoslavia y Oriente Próximo.
Esta llegada de inmigrantes ha causado y causa
problemas de convivencia, y se ha traducido en un aumento de la criminalidad e
inseguridad ciudadana en algunas regiones, como es el caso de la ciudad de
Malmö, donde los inmigrantes y sus descendientes conforman el 40% de la
población. De 2007 a 2010 la cifra promedio anual de inmigrantes alcanzó,
considerando todas las categorías, las 100.000 personas. La inmigración ha
provocado, tanto por su número como por la composición actual, un gran debate
nacional, que también abarca las perspectivas de integración de la llamada
‘segunda generación’.
Tal debate no podía sino repercutir en la vida
política. Suecia estaba gobernada por una alianza de centro-derecha. En las
últimas elecciones (septiembre 2014) para el Riksdag (314 escaños), ganó por
mayoría relativa la coalición de izquierda denominada Bloque roji-verde, con
43,7% de votos que le dieron 158 escaños. La alianza de centro-derecha
experimentó un fuerte retroceso: 39,3% de votos que suponían 142 escaños. El
nuevo partido Demócratas de Suecia, opuesto a la actual política inmigratoria,
aumentó un 145%, esto es, 12,9% de votos con 49 escaños.
El bloque de izquierdas se dispuso a gobernar
en minoría, pero, poco después, para sacar adelante el presupuesto, tuvo que
pactar una alianza con el centro-derecha, situación que, presumiblemente, se
repetirá una y otra vez.
También en la calle ha habido repercusiones de
la situación anímica del país: en los últimos días de diciembre 2014 se han
producido tres ataques incendiarios contra mezquitas en Eskilstuna y Uppsala.
Volviendo a datos demográficos básicos: se
trata de un país viejo, con una media de edad de 41,2 años (los de 65 años y
más constituyen el 20,5%). La tasa de fertilidad es 1,88 hijos/mujer; la
esperanza de vida, 81,89 años.
La población urbana constituye el 85,2%, siendo
la mayor aglomeración Estocolmo, con 1,4 millones de habitantes.
El idioma más hablado es el sueco, comprensible
para noruegos y daneses, aunque legalmente no tenga la consideración de lengua
oficial. Los finlandeses que habitan al E forman la minoría lingüística más
significativa. El inglés, obligatorio para todos los alumnos, está sumamente
extendido.
La Reforma protestante implantó el luteranismo,
pero también la separación entre Iglesia y Estado. Cerca del 67,5% de la
población integra la Iglesia de Suecia, pero menos del 10% asiste regularmente
a los oficios religiosos. Téngase en cuenta que, desde 1996, sólo son incluidos
los niños efectivamente bautizados. Alrededor de 275.000 suecos pertenecen a otras iglesias protestantes, y, debido a la
inmigración, viven en Suecia alrededor de 500.000 musulmanes, 100.000
cristianos ortodoxos y 92.000 católicos.
Suecia dedica a la salud el 9,4% del PIB. Su
sistema sanitario es a menudo clasificado como uno de los mejores del mundo. La
atención sanitaria es universal y gratuita, financiada en su gran mayoría con
impuestos.
Los gastos en educación son el 7% del PIB. La
alfabetización se puede considerar total.
El país es líder mundial en múltiples campos científicos,
y la alta calidad en el desarrollo tecnológico es reconocida en todo el mundo.
Juntos, el sector público y el privado dedican un 4% del PIB a la investigación
y desarrollo.
Muchas de las compañías creadas en el último
tercio del XIX son aún reconocidas a nivel internacional. En ese siglo destacan
Wenström, pionero de la corriente alterna y Nobel, inventor de la dinamita.
Éste último es bien conocido por la institución en 1895 de los premios que
llevan su nombre y que se refieren a diferentes campos, si bien el de la Paz se
otorga en Oslo, ciudad en esa fecha vinculada a la corona sueca.
Aunque se han entregado 7 Premios Nobel de
Literatura a escritores del país (aunque con frecuencia con criterios arcanos y
misteriosos de la Academia Sueca, y esto vale independientemente de la
nacionalidad de los premiados), lo cierto es que hoy suenan más otros nombres,
como la escritora de cuentos para niños Astrid Lindgren (creadora de Pippi
Langstrump), la autora de novelas policíacas Camilla Läckberg y Henning
Mankell, a quien bien se puede considerar como polígrafo.
En las décadas de 1960 y 1970, Suecia fue uno
de los lugares donde surgió un movimiento que a veces se conoce como ‘revolución
sexual’. No sólo promoviendo la igualdad de género, sino reflejando un punto de
vista muy liberal sobre la sexualidad. De hecho, el porcentaje de personas
solteras es uno de los más altos del mundo.
Por lo demás, los suecos no siempre son vistos
con simpatía por sus primos nórdicos. No es raro encontrar aplicado a ellos el
calificativo de ‘aburridos’ y con frecuencia se les califica de ‘orgullosos’, probablemente
por razones históricas.
En realidad al visitante sin prejuicios le
parecen, más que orgullosos, tímidos y, eso sí, mucho más formalistas y
ceremoniosos que sus vecinos. Por supuesto, el problema atracción- miedo por el
alcohol les afecta como a otros pueblos de Europa septentrional, y se
manifiesta (como en Noruega) por instituciones tan curiosas como los
systembolaget, expendedurías de monopolio estatal con pintorescas
reglamentaciones.
Finalmente, sin pretender convertir esta
entrada (ni ninguna otra) en una guía turística, procede señalar que se trata
de un país muy bello, afortunadamente todavía poco contaminado por hordas
salvajes y multitudinarias de turistas.
Estocolmo bien puede ser considerada como una
de las más hermosas ciudades de Europa, sosteniendo en sus múltiples islas una
combinación de Naturaleza, patrimonio histórico- artístico y barrios modernos
originales y bien construidos que no tiene parigual.
Además, catedrales como las de Lund y Uppsala, castillos como el de Kalmar, los bosques y lagos de que ya se ha hablado, encantadoras pequeñas ciudades como Sigtuna o Ystadt, y la zona costera preferida por los habitantes del país para sus vacaciones, la situada entre Göteborg y la frontera noruega, son lugares a los que se desea volver.
Además, catedrales como las de Lund y Uppsala, castillos como el de Kalmar, los bosques y lagos de que ya se ha hablado, encantadoras pequeñas ciudades como Sigtuna o Ystadt, y la zona costera preferida por los habitantes del país para sus vacaciones, la situada entre Göteborg y la frontera noruega, son lugares a los que se desea volver.