Capital: Tirana
Forma de gobierno: República parlamentaria
Fecha de independencia (del Imperio Otomano): 1912
Superficie: 28.748 Km2 (139º)
Población: 3.002.859 (137º); Densidad: 104,5 hab/Km2
PIB/cápita: 8.000 $ (128º)
Miembro de: OTAN
En el siglo XV los turcos otomanos invadieron la península balcánica. Entre
1443 y 1468, Giorgi Kastriot (llamado Skanderberg)
dirigió las luchas de los pueblos de la zona, descendientes de los antiguos
ilirios, contra los invasores, convirtiéndose hasta hoy en un icono de la
independencia nacional.
Bajo la ocupación otomana, la mayoría de los que no se habían exiliado fue
adoptando la religión musulmana, haciendo de Albania un territorio privilegiado
y leal al Imperio.
Albania acabó reclamando su independencia y consiguiéndola gracias al apoyo austriaco e italiano; las potencias colocaron como soberano a un tal príncipe Guillermo de Wied, que ha dejado poco recuerdo, abriéndose así la etapa del Principado. Sus sellos cubren de marzo de 1914 a 1921.
La 1ª Guerra Mundial y la postguerra barajaron todas las cartas, llegándose al caos primero y a la República después.
Es entonces cuando entra en escena Ahmed Zogú, como diputado primero
y, tras un golpe de estado, como Presidente más tarde. El sello adjunto nos
presenta al personaje como presidente de la república, la cual duró de 1922 a
1928.
Ahmed Zogú era todo un personaje, en el que vale la pena detenerse. Pertenecía a una familia de gerifaltes locales, que, apoyados en sus sicarios, se limitaban a vigilar sus rebaños de cabras y a impartir sumaria justicia debajo de una higuera; pero Ahmed tenía más altas aspiraciones. Tras haber estudiado en la Academia militar otomana, llegó durante la guerra a coronel del ejército austriaco.
Tras haber sido tres años presidente, por el método que se ha dicho,
se proclamó Rey en 1928 con el
nombre de Zog I y creó una Corte
de opereta. Sólo confiaba en sus hermanas, a las que nombró generalas, y que,
vestidas de uniforme, pululaban por la corte y preparaban personalmente las
comidas del soberano, que, de todas maneras, tenía un perro para que las
probase antes que él.
Aceptaba gustoso las numerosas propinas italianas y
admitía casi un protectorado italiano de facto, pero cuando quería se permitía
desplantes que molestaban mucho en Roma. Así, antes de aceptar una princesa
relacionada con la Casa de Saboya, se fijó en la fotografía de una condesa
húngara, de alta familia muy venida a menos, la hizo venir a Tirana y la
convirtió en la reina Geraldine, que por cierto fue una persona atractiva y
excelente.
Es fácil adivinar que bajo ese régimen el país no prosperaba mucho, y la sombra de Italia se iba haciendo más amenazadora. En realidad, la ocupación de Albania fue la “guerra de Ciano”, obsesionado con el tema y a la sazón Ministro de AA.EE. de Mussolini. Al Duce le costó varios años decidirse, y lo que le decidió fue dar una “lección” a su aliado-enemigo Hitler, quien tenía el hábito, que al Duce ponía furibundo, de ocupar territorios sin avisar a su aliado, comunicándoselo ya a tiro hecho; ahora Mussolini iba a demostrar que él sabía hacer lo mismo, y lanzó un ultimátum en el verano de 1939.
La invasión hubiera sido un desastre (digno preludio de los continuos desastres que afligirían a las tropas italianas en los años siguientes), si los albaneses hubieran resistido; pero no resistieron. El rey Zog pidió varias prórrogas al ultimátum, que se le concedieron (¿?), y aprovechó esos días para huir con sus joyas y con su esposa recién parida a Grecia, pero no sin antes ordenar que se abrieran las cárceles para liberar a multitud de presos comunes que se esparcieron por el país matando, violando y saqueando; de hecho, los únicos ocho muertos italianos de la operación lo fueron a manos de esos facinerosos.
Se nombró un Representante, se constituyó un Partido Fascista Albanés y se le ofreció la corona a Víctor Manuel III, quien la recibió, sin particular entusiasmo, junto a las dos que ya tenía, la de Italia y la imperial de Abisinia. Días antes había comentado a uno de sus colaboradores: “No valía la pena tomarse tantas molestias por cuatro pedruscos”.
Albania iba a seguir dando juego. En el otoño de 1940, Mussolini, tras haber entrado ya en la guerra, cometió uno de sus actos más insensatos, y lo hizo exactamente por las mismas razones que se han explicado antes. Sin que hubiera ninguna razón objetiva, ni siquiera de orden ideológico, declaró la guerra a Grecia, sin avisar a Alemania. La inepcia del Estado Mayor italiano alcanzó cotas no superadas hasta entonces (el envío de una numerosa partida de botas, todas del pie izquierdo, podrá ser una anécdota, pero una anécdota plenamente significativa de lo que acaeció). La guerra se suponía que iba a ser corta, pero los griegos primero resistieron, y luego contraatacaron, ocupando una franja al Sur y Sureste de Albania. Fue entonces cuando emitieron los sellos de ocupación que se acompañan (la sobrecarga significa “ocupación griega”).
A Hitler, que estaba preparando, sin decir nada a su aliado, el ataque a la
URSS, se le pusieron los pelos de punta cuando se enteró de que los británicos
habían desembarcado en Grecia (cosa previsible) un cuerpo de ejército. En
resumen, tuvo que llegar hasta allí la Wehrmacht para poner las cosas en su
sitio, pero habiendo tenido para ello que derrotar y ocupar por el camino a
Yugoslavia, lo que retrasó el ataque a la URSS y con toda probabilidad
imposibilitó que Moscú cayera en manos alemanas antes de llegar el invierno.
Al tener lugar el colapso de Italia en septiembre de 1943, aparecieron las guerrillas, y, tras una administración autónoma (sept.1943 - octubre 1944), se proclamó una “república democrática” que pasó a ser en 1946 República popular, dirigida por el que se hizo llamar Partido del Trabajo, de la que iba a disfrutar Albania durante muchos años.
Bajo el dominio, absolutamente dictatorial, del líder Enver Hoxja, el país, aislado de forma total de Occidente, rompió por supuesto en 1948 con la “desviacionista” Yugoslavia, y en los años cincuenta con la URSS de Kruschev, por la denuncia antistalinista de ésta. Albania sale del Pacto de Varsovia y se queda sin aliados en Europa. Se acerca a la China de Mao, convirtiéndose en una especie de extraño satélite de ésta, pero, a la muerte de Mao-tse-tung, acusa también de revisionistas a los sucesores del mismo y rompe asimismo con ellos, al tiempo que transforma el país en un siniestro reducto.
Manifestación especialmente visible de éste son
los millares de búnkeres de hormigón con cubierta en forma de seta que cubren
Albania, constituyendo todavía hoy un rasgo típico del mismo. Absolutamente
inútiles, según los expertos, desde el punto de vista estratégico, son sin
embargo difíciles y carísimos de destruir (aunque, pulsando los resortes
adecuados, quizá no sería difícil obtener para ellos la declaración oficial de “Patrimonio
de la Humanidad”).
Ni que decir tiene que Hoxja intensificó la persecución contra la religión, convirtiendo el ateísmo en doctrina oficial obligatoria, cerrando todos los templos y poniendo particular interés en asesinar curas católicos. No hay apenas comercio exterior y el país se hunde en la miseria, en medio, eso sí, de una orgía de propaganda.
La paranoia se mantuvo hasta la muerte de Hoxja el 11-IV-1985; se inicia entonces un tímido proceso de reformas que, a raíz del hundimiento del bloque comunista, llevarán a las elecciones multipartidistas de 1992, que, aunque ganadas por “los de siempre”, convenientemente refundados, marcaron el comienzo de lo que hoy se llama República democrática.
La situación no era fácil. La emigración era, y sigue siendo, cuantiosa. En 1997 el Estado rozó la descomposición y la guerra civil al coincidir unas caóticas elecciones generales y un escándalo financiero con respaldo oficial que afectó a dos tercios de la población, lo que llevó a levantamientos armados; la ONU llegó a aprobar el envío urgente de una “fuerza de protección”.
Los indicadores económicos cayeron sensiblemente, con descensos en la producción industrial del 55 al 60%, abandono de empresas y emigración masiva. La reducción de producción afectó también a la agricultura, donde las colectividades fueron tomadas por los campesinos, creando una economía de subsistencia familiar que no producía excedentes.
Desde 1992 la situación ha
mejorado, aunque persiste el gran problema de la proliferación del crimen
organizado, que, a través del tráfico de drogas y armas, ejerce poderosa y
negativa influencia.
Continúan las
dificultades para la transición a un mercado libre y abierto. El gobierno ha
tomado medidas para disminuir los crímenes violentos y otras fiscales con
objeto de reducir la amplia economía sumergida, siempre pensando en la
atracción de inversión extranjera.
Las remesas de
emigrantes (casi todos empleados en Francia e Italia) se han reducido de un
12-15% del PIB antes de la crisis general, a un 8% en 2010.
El sector agrícola
emplea a la mitad de la mano de obra, pero produce sólo 1/5 del PIB; se limita
a pequeñas explotaciones familiares con finalidad de subsistencia por la falta
de equipo moderno, poca claridad en los derechos de propiedad y prevalencia de
los minifundios.
El déficit de energía
debido a una excesiva confianza en la energía hidroeléctrica (98%) y a
estructuras anticuadas contribuye a la pobreza del sector industrial.
Con ayuda económica de
la Unión Europea y EE.UU. se trata de mejorar la pobre red viaria y férrea,
otra barrera para el crecimiento. Los lazos comerciales y bancarios con Grecia
e Italia hacen a Albania muy vulnerable a los efectos de la crisis general. El
desempleo alcanza en la actualidad al 35,5%.
Sólo el 37% de la población vive en núcleos urbanos; Tirana es la única ciudad que supera los 700.000 habitantes.
Según estimaciones (no
hay estadísticas oficiales disponibles), el 70% son musulmanes, el 20%
ortodoxos y el 10% católicos. Todas las mezquitas e iglesias fueron cerradas en
1967, y prohibido el culto. En 1990 se empezó a permitir el culto privado.
La tasa de crecimiento
es de un 0,28%, y la tasa de fertilidad, 1,48 hijos/mujer. La esperanza de vida
es de 77,59 años y la alfabetización, del 98,7%.
Para finalizar, diremos que Albania sigue siendo un país miserable, que ni siquiera ha conseguido atraer al turismo, pero ha ingresado en la OTAN, por lo que cuenta con las bendiciones de los EE.UU. Los huesos de Enver Hoxja se remueven en su tumba.
ALEJANDRETA Oriente Próximo
Administración francesa. (Sandjak d´Alexandrette). Después de la Primera Guerra Mundial, Alejandreta o Iskanderun pasó con su territorio (sandjak) a formar parte del mandato francés de Siria en 1920, pero con estatuto especial. Al hablar de Alaouites (que se halla inmediatamente al sur, siguiendo la costa mediterránea), ya se expuso la causa de estos estatutos especiales.
En este caso, empero, la nueva Turquía de Kemal Atatürk exigió la devolución, alegando la importante proporción de población turca. Dado que Kemal, el cual había conseguido ya el objetivo más importante de hacer retirarse a las tropas francesas de Cilicia, decidió dejar en suspenso la cuestión, las cosas siguieron de momento igual.
Pero en 1938, ante la proximidad de otra Guerra Mundial y con el propósito de propiciar la entrada en ella de Turquía del lado anglofrancés, los franceses, de acuerdo con los británicos, propusieron a Ismet Inönü, sucesor del fallecido Atatürk, celebrar un referéndum en la zona, sabiendo a quién favorecería.
Aunque Turquía no entró en la guerra (lo haría sólo a título simbólico, pocos días antes de su final), dada la aplastante mayoría turca en el plebiscito Alejandreta pasó a Turquía, pese a las protestas airadas de los sirios, que sostenían había habido traslados masivos previos de turcos con la benevolencia francesa. Todavía no se han resignado del todo (téngase en cuenta que la rectificación deja a Siria con escasa salida al mar), pero la cuestión está ya zanjada.
Por todo lo antedicho, no extrañará que Francia se molestara en emitir sellos para Alexandrette sólo en 1938. Se trata de ejemplares de la Siria francesa con sobrecarga.
Administración turca. Turquía emitió sellos con la leyenda “Hatay Devleti” (estado de Hatay), únicamente en 1939. Desde entonces utiliza sin más los sellos turcos.
Iskanderun, la capital provincial, es hoy en día un activo centro industrial, terminal de un importante oleoducto procedente de Irak y el mayor puerto militar turco en el Mediterráneo.
Cerca estaba situada la gran metrópoli
grecorromana de Antioquía, cuyos restos apenas se han empezado a excavar.
ALEJANDRÍA Oriente próximo
En esta ciudad funcionó a fines del siglo XIX una oficina postal francesa, para la cual se emitieron sellos propios desde 1899 hasta 1931, año en que fue cerrada. Desde entonces, como es lógico, utiliza sólo los sellos egipcios.
Se trataba, según el sistema francés de la época, de sellos-tipo, es decir, tipos generales con grabados comunes para todos los destinos, pero dejando en blanco un cartucho para añadir en él la leyenda correspondiente en cada caso.
De la problemática que dio lugar a estas oficinas postales, no sólo francesas, se tratará en la entrada LEVANTE.
No hay comentarios:
Publicar un comentario