lunes, 12 de enero de 2015

SUECIA


SUECIA      Europa Nórdica


Suecia es un país escandinavo que forma parte de la Unión Europea. Limita al O con Noruega, al NE con Finlandia y se asoma por el SO a los estrechos que constituyen el tránsito del Océano Atlántico al Mar Báltico. Está unida a Dinamarca por el puente de Oresund.

Excluyendo a Rusia, es el 4º país más extenso de Europa. Desde 1814 no ha participado en ningún conflicto bélico.



Capital: Estocolmo.
Forma de gobierno: Monarquía parlamentaria.
Superficie: 449.964 Km2 (54º)
Población: 9.723.809 hab (91º)   Densidad: 21,6 hab/Km2. ´
PIB/cápita: 40.900 $ (26º)
Miembro de: UE, Consejo Nórdico.

Los contactos culturales con los romanos comenzaron alrededor del s. I a.C. Durante esta época el clima empeoró, forzando a los granjeros a resguardar sus animales dentro de cobertizos durante los largos inviernos. Esto llevó a una acumulación anual de estiércol que pudo ser usado por primera vez de forma sistemática para enriquecer el suelo. 

A principios del s. II gran parte del mismo fue dividido en dos lotes separados por pequeñas bardas de piedra: a un lado sembradíos permanentes y prados para el forraje de invierno, y al otro el bosque y tierra de pasto. Esta división fue utilizada hasta el s. XIX.

El alfabeto rúnico fue inventado en el sur de Escandinavia en el s. II, pero sólo nos han llegado breves inscripciones con escasos vocablos; deducimos con todo que hablaban un idioma protogermánico del que derivaría el sueco y otras lenguas. 

Hoy el sueco, de vocales más abiertas que el danés, conserva la peculiaridad del artículo enclítico (es decir, al final de la palabra). Así, huse (casa) y huset (la casa); gata (calle) y gatan (la calle).

Durante la época de expansión vikinga (siglos VIII-XI), los suecos se extendieron hacia el S y hacia el E: Finlandia, países bálticos, Rusia, Constantinopla y hasta Bagdad. Formaron la llamada ‘Guardia varega’ de algunos emperadores bizantinos, y, lo que es más importante, se considera que con el nombre de ‘rus’ constituyeron el fermento cultural y social que daría nacimiento a Rusia.

Se conoce poco acerca del nacimiento del estado y de los primeros monarcas. En todo caso, en un principio eran dos los estados: Svealand (Suecia) y Götaland (Gotia), que más tarde se unirían. Sí quedan en cambio restos de importantes centros comerciales, sobre todo Ystad.

Durante el siglo XI el cristianismo se convirtió en la religión predominante. En el XIV las ciudades suecas comenzaron a obtener mayor autonomía y fueron fuertemente influenciadas por los mercaderes alemanes de la Liga Hanseática, especialmente activos en Visby.

En 1319 Suecia y Noruega quedaron unidas, y en 1397 la reina Margarita I de Dinamarca consiguió la unión personal de Suecia, Noruega y Dinamarca, la llamada Unión de Kalmar, aunque la monarquía danesa nunca logró controlar eficazmente a la nobleza sueca.

Óscar II
No es de extrañar que en 1523 los nobles de Suecia proclamaran rey a Gustavo I, lo que se considera la fundación del estado moderno de Suecia, si bien Dinamarca logró retener de momento la región meridional de Escania, importante por su extensión y agricultura. Gustavo I introdujo también la reforma protestante en el país.

En el siglo XVII, Suecia, hasta entonces reino pobre, poco poblado y con escasa participación en los asuntos internacionales, emergió como una potencia europea con la política expansionista de Gustavo II Adolfo y de su canciller Oxenstierna. Ello se produjo por la conquista de territorios de Rusia y de Polonia-Lituania, pero sobre todo por la participación en la Guerra de los Treinta Años (instigada por el cardenal francés Richelieu), apareciendo como líder continental del protestantismo hasta el colapso de 1721.

La participación sueca supuso un alto costo para el Sacro Imperio, en términos de pérdidas humanas, territoriales y económicas (la misma Praga fue saqueada brutalmente). Sin embargo, Gustavo II Adolfo murió en la batalla de Lützen de 1632, y, después de la gran derrota de Nordlingen, Suecia se retiró de la guerra.

Hagamos aquí un pequeño inciso. Cuando el rey estaba en Alemania, le llegó la poco grata noticia de que el Vasa, el fastuoso barco en que tanta ilusión había puesto, el mayor de la flota, se había ido al fondo  como una piedra nada más salir del astillero. Indudablemente su fastuosidad le había acarreado estar mal equilibrado. 

Pues bien, la desgracia de antaño ha resultado una suerte para el Estocolmo de hogaño. Tras el rescate, la conservación y la restauración más modélica que nunca se ha hecho, el Vasa, albergado dentro de un museo hecho a su medida, constituye hoy una de las más merecidamente preciadas atracciones de la capital sueca, siendo su visita imprescindible.

Gustavo V
Correspondió la sucesión de Gustavo Adolfo a un personaje excéntrico, tan notable por su inteligencia como por su atrabiliario carácter y sus más que probables desequilibrios hormonales. Hablamos de su hija Cristina, que aparentemente por llevar la contraria (pues nunca manifestó signos de devoción), decidió convertirse al catolicismo, abdicar la corona en favor de su primo y marchar del país. Infestó con su presencia y sus exigencias diversos lugares de Alemania, París y, sobre todo, Roma, donde varios Papas hubieron de tener extremada paciencia con ella, pues vivió muchos años.

A mediados del XVII, incluso tras perder buena parte de sus conquistas en Alemania, Suecia era el tercer país más extenso de Europa, sólo superado por Rusia y España. Pero, después de medio siglo de guerras casi constantes, la economía sueca se deterioró seriamente. Fue necesario un periodo de reconstrucción, mas en 1697 el nuevo rey, Carlos XII, recibió como legado uno de los mejores arsenales del mundo y un ejército numeroso.

En 1700 empezó la Gran Guerra del Norte. Tras la destrucción en Narva del ejército de Pedro I de Rusia, atacó y derrotó al del rey polaco Augusto II y, cubierta así su retaguardia, se lanzó hacia Moscú. Pero esta vez el ejército ruso estaba mejor preparado, y la derrota sueca de Poltava fue decisiva, significando el comienzo del derrumbe del imperio sueco.

En 1716 Carlos XII intentó invadir Noruega, pero murió en el asedio de una fortaleza y el ejército se retiró. Suecia, forzada a ceder grandes extensiones en el Tratado de Nystad de 1721 perdió su lugar como imperio y como estado dominante del Báltico.

Durante el XVIII el reino sueco se esforzó en conservar la actual Finlandia, codiciada por Rusia, apoyándose en la fortaleza de Sveaborg (hoy visitable) frente a Helsinki.

El soberano más conocido de esta centuria fue Gustavo III, enamorado del neoclasicismo, y también del absolutismo, pues estableció una monarquía de este tipo y acabó muriendo asesinado en 1792, no por un grupo de revolucionarios, como cabría suponer, sino por aristócratas descontentos. El episodio es recordado por la fama que le dio la ópera de Verdi ‘Un ballo in maschera’.

Las guerras napoleónicas proporcionaron a Suecia un cambio de dinastía. El país había permanecido en principio neutral, pero la edad y los achaques de Carlos XIII aconsejaron buscarle un heredero. La elección acabó recayendo en Juan Bautista Bernadotte.

Bernadotte había nacido en Pau en 1763. Participó con éxito en las guerras de la Revolución y, llegado el Imperio, fue nombrado Mariscal. Digamos de paso que su efigie real, muy mediterránea, poco se parece a la mostrada en alguna superproducción cinematográfica de éxito. 

Le fue ofrecido por los suecos el título de heredero de la Corona y Príncipe Real en 1810, y el estado físico del rey sueco le permitió de hecho actuar como regente. En 1813 se alió con los enemigos de Napoleón en la Sexta Coalición, lo que le permitió figurar entre los vencedores finales. 

Digamos de paso que, estando casado con Desirée Clary, era concuñado de José Bonaparte, el rey títere impuesto a España por Napoleón (la efigie de la tal Desirée ha sido igualmente mistificada por Hollywood).

En 1818 ascendió al trono por muerte de su antecesor, convirtiéndose en Carlos XIV. Pese a ser generalmente detestado por sus puntos de vista ultraconservadores, se mantuvo hasta su muerte en 1844 y consolidó la nueva dinastía que hoy permanece.

Cuando se remodeló el mapa europeo en 1814, estaba claro que Rusia, uno de los grandes vencedores, no iba a renunciar a Finlandia. Como Noruega estaba unida a Dinamarca, que figuraba entre los perdedores, la susodicha Noruega fue a parar a Suecia como compensación por la definitiva pérdida del territorio finlandés.

Tal solución no les hizo ninguna gracia a los noruegos, que se habían hecho ilusiones de independencia, habían elegido un rey y redactado una Constitución, Pero les dio igual; los suecos lanzaron una campaña militar que forzó a Noruega a una unión personal con Suecia, Esta campaña de 1814 fue la última guerra en que el ejército sueco participó como beligerante. Veremos en otra entrada cómo, a principios del s. XX, ambos países se separaron.

Entre 1750 y 1850 la población se duplicó. Suecia seguía con una economía básicamente agrícola, cuando Dinamarca y otros países de Europa Occidental habían comenzado a industrializarse. Como solución, entre 1850 y 1910 más de un millón de suecos emigraron a Estados Unidos, estableciéndose la mayoría en el Medio Oeste, principalmente en Minnesota.

Esto no quita para que la agricultura sueca experimentara cambios importantes debidos a las innovaciones tecnológicas: programas de cercamiento de campos, introducción de nuevas semillas como la patata, etc. Los granjeros adquirieron papel de protagonistas en los procesos políticos, que se ha mantenido en el tiempo, como la importancia del Partido Agrario (hoy llamado Partido de Centro).

Paralelamente, durante la segunda mitad del XIX, se produjeron movimientos sociales y sindicales importantes, que comenzaron a presionar en favor de un estado democrático. En 1889 se fundó el Partido Socialdemócrata. Conforme la Revolución Industrial avanzaba, se inició y fue creciendo la emigración rural hacia las ciudades. En 1921 se estableció una monarquía parlamentaria de tipo democrático.

Durante las dos guerras mundiales del siglo XX, Suecia se mantuvo oficialmente neutral, aunque en la segunda esa neutralidad fuese objetable. No se trata de que los voluntarios suecos fuesen mayoría en la SS División Norrland, una de las unidades más efectivas del Reich, ni de que se proporcionase acero y maquinaria a Alemania, sino de que las unidades alemanas pudieron desplazarse de la ocupada Noruega a la URSS y viceversa cuantas veces resultó necesario. 

Todo ello no es óbice para que los aliados vencedores mirasen hacia otro lado para que Suecia, no sólo entrara en el entonces club restringido que era la ONU, sino que también disfrutara de los generosos beneficios del Plan Marshall.

En los tiempos de la Guerra Fría, el país siguió manteniendo públicamente una posición de neutralidad, incluso negándose a entrar en la OTAN, pero de forma oficiosa se conservaron conexiones con EE.UU. Entre tanto, se valió de su estructura industrial intacta, estabilidad social y recursos naturales para expandir su industria y elevar el nivel de vida.

Durante la mayor parte de la postguerra Suecia fue gobernada por el Partido Socialdemócrata. Éste creó el llamado ‘modelo sueco’ (aunque igual se le podría haber llamado modelo danés), que de forma duradera fue considerado como un desiderátum por muchas personas, pese a las reticencias de economistas liberales más clásicos.

Conforme a dicho modelo, el estado adquirió un papel decisivo y la cantidad de empleados públicos aumentó notablemente. Se trataba de crear un ‘estado de bienestar’ en que todas las necesidades (necesidades en un sentido muy amplio) del ciudadano fueran cubiertas ‘desde la cuna hasta la tumba’.

El primer problema es que ello resultaba terriblemente caro; en consecuencia, entre 1971 y 1990 las subidas fiscales fueron espectaculares (y recuerden los lectores de alma pícara que en Suecia el fraude fiscal y la ocultación ni se dan ni se permiten).

Además tales subidas se hacían con tipos muy progresivos, buscando la mayor igualdad posible de ingresos, con la consecuencia de que disminuía la competitividad y el deseo de progreso. Para decirlo con palabras de Raymond Cartier, ‘si en un tren el maquinista, con mayores conocimientos y responsabilidad, y el fogonero ganan prácticamente lo mismo, resultará difícil encontrar quien quiera ser maquinista’. Se comenzó a percibir la marcha al extranjero de personas especialmente dotadas.

Especial relevancia dentro del periodo tiene la figura del político socialdemócrata Olof Palme, Primer Ministro entre 1969 y 1972, y reelecto en 1982. Preocupado por la política internacional, defendió con firmeza sus principios en diversos foros, criticando a los EE.UU. (sobre todo con relación a la guerra de Vietnam), las armas nucleares y el apartheid sudafricano, mientras defendía el derecho de autodeterminación de Palestina. 

Se comprometió profundamente con la problemática de los países del Tercer Mundo, abriendo las puertas de Suecia a numerosos refugiados de sus países ‘preferidos’, con tanta largueza que no pocos suecos se sintieron discriminados, todo ello siempre en nombre del pacifismo.

Fue asesinado en Estocolmo el 28 de febrero de 1986, cuando caminaba con su esposa, saliendo de un cine y sin guardaespaldas. Debido a que el crimen nunca ha sido resuelto, se han apuntado múltiples teorías, muchas rastreando un móvil político tras el magnicidio.

Gustavo VI
Volviendo al hilo del relato: en la década de 1980, los pilares de la industria fueron en gran medida reestructurados. Se canceló la construcción naval, se integró la tala de bosques al proceso moderno de producción del papel, se centralizó y especializó la industria del acero y la ingeniería mecánica se orientó hacia la robótica. Pero el gasto público superó la mitad del PIB.

A principios de la década de 1990, el país cayó en una crisis fiscal. La respuesta del nuevo gobierno conservador fue rebajar los gastos e instituir una serie de reformas para, según el gobierno, impulsar la competitividad, reformas entre las que se encontraban reducir el ‘estado de bienestar’ y privatizar bienes y servicios públicos. 

Carlos XVI
Las reformas le permitieron entrar en la UE, a la que pertenece desde 1995, aunque sin adoptar el euro, pues decidió mantener la corona sueca como moneda nacional.

Actualmente es uno de los países con más alto Índice de Desarrollo Humano, encontrándose entre las 20 economías mayores del mundo.

El monarca Carlos XVI Gustavo tiene un poder limitado sólo a funciones ceremoniales y oficiales. El poder legislativo reside en el Riksdag, conformado por 349 miembros que eligen al primer ministro. Las elecciones parlamentarias son cada 4 años, por sistema proporcional plurinominal. La Constitución puede ser modificada por el Riksdag por mayoría absoluta, pero fuera de los periodos de elecciones generales.

El número de votantes oscila en torno al 80%. Con el paso de los años, el nivel de confianza de los ciudadanos en los políticos ha ido disminuyendo hasta alcanzar un nivel más bajo que en los demás países de la región.

No hay federalismo, ni con ese ni con otro nombre. La nación está dividida en 21 provincias administrativas.

Al final hablaremos del resultado de las elecciones generales de 2010.

De acuerdo con un estudio de 2005, Suecia tiene un índice de delincuencia alto en comparación con otros países de la UE. Los delitos más frecuentes son los asaltos, crímenes sexuales, crímenes de odio y fraudes; por el contrario, presenta bajos niveles de robos a viviendas o de automóviles, problemas de adicciones y corrupción.

En el aspecto internacional, es un país activo en misiones de paz y ayuda humanitaria. Al ingresar en la UE, su política exterior y su doctrina de neutralidad han sido en parte modificadas, para jugar un papel más activo en la seguridad europea. Por otra parte, es desde 2014 el primer país de la UE que ha reconocido a Palestina como un estado soberano más.

Ya va siendo hora de hablar un poco de geografía. En su mayoría el territorio sueco es llano, con excepción del límite NO, donde surgen los Alpes Escandinavos que forman frontera con Noruega. Esa planicie, unida a la erosión postglaciar, da origen a numerosos lagos, destacando por su tamaño el Vänern, el Vättern y el Mälaren. El primero es el mayor del continente europeo después del Ladoga y el Onega en Rusia. 

El territorio sueco también comprende unas 221.800 islas, de las cuales 1.085 cuentan con una población permanente. Buena parte de ellas se agrupan en el llamado archipiélago de Estocolmo, a las puertas mismas de la capital, formando un simpar parque natural, bien comunicado además.

Cerca del 15% del territorio se ubica al N del Círculo Polar Ártico. En esa zona, la presencia de los sami o lapones, es menos preeminente que en las vecinas Noruega y Finlandia.
Suecia puede dividirse en tres grandes regiones: el norte (Norrland), el centro (Svealand) y el sur (Götaland, que viene a coincidir con la Escania histórica).

La escasamente poblada Norrland comprende más de la mitad de la superficie nacional. Sus espesos bosques silenciosos, cortados por rectas carreteras de muy escaso tráfico, con señales anunciadoras del posible paso de alces (y a veces pasan, vaya si pasan), no tienen equivalente más que en Finlandia; la actividad forestal es allí la industria más importante (salvo las minas de hierro de Kiruna), mientras que el sur es predominantemente agrícola.

Pese a su latitud, la mayor parte de Suecia posee un clima templado, con cuatro estaciones diferenciadas. Ello es posible porque hasta allí llega la influencia de la corriente del Golfo. La latitud, por otra parte, hace variar de forma considerable la duración del día; en Estocolmo, por ejemplo, dura más de 18 horas a finales de junio, pero sólo unas 6  a fines de diciembre.

En Svealand y Gotland las temperaturas promedio de invierno oscilan entre -6 a 2ºC, mientras que en Norrland están usualmente bajo el punto de congelación de octubre a junio.

Como promedio, la mayor parte de Suecia recibe entre 500 y 800 mm de precipitación al año. Gotland y Svealand tienden a estar virtualmente limpias de nieve.

En Svealand son comunes las coníferas, mientras que en Gotland predominan las caducifolias; únicamente en el extremo septentrional aparece la vegetación de taiga.

Naturalmente más en unas zonas que en otras, son comunes los osos, linces, lobos, alces, renos, zorros, patos y cisnes. Los lagos y costas son ricos en peces, lo que resulta en una gastronomía local fuertemente basada en alimentos marinos.

La economía de Suecia es una economía mixta orientada principalmente a la exportación y al comercio internacional. Cuenta con un moderno sistema de distribución, buenas comunicaciones y una fuerza de trabajo especializada. La madera, la energía hidráulica y el hierro constituyen la base económica del país, junto con el sector de ingenierías, que aporta el 50% de la producción y de las exportaciones.


Las telecomunicaciones y la industria automotriz y farmacéutica son también importantes. La agricultura supone sólo el 2% de la fuerza de trabajo.

En la actualidad casi toda la producción industrial es realizada por empresas privadas. 

Alrededor de 1/3 de la fuerza de trabajo cuenta con estudios superiores. La economía crece a un ritmo del 2% anual. Según la OCDE una de las claves del aumento de productividad es el apoyo al sector tecnológico. La inflación es de un 2% anual, una de las más bajas entre los países europeos.

Gran parte del sector energético es de propiedad privada, y se apoya en la energía hidráulica (53,8%) y en la nuclear (37,4%). La crisis del petróleo de 1973 reforzó la decisión del gobierno de disminuir la dependencia de combustibles fósiles. 

Tras un ‘parón nuclear’ en 2006, el gobierno, tras largo debate, decidió en 2010 anular esa política y seguir construyendo centrales nucleares, sin abandonar la estrategia de fijar impuestos (como los energéticos o el que grava la emisión de CO2) como instrumento de política ambiental.

El 88% de la población sueca está formada por descendientes de pueblos germánicos. Esto obliga a hacer alusión a los grandes procesos migratorios entre los países nórdicos, originados primeramente por la búsqueda de mejor empleo, pero después comenzaron a llegar los procedentes de países con conflictos de uno u otro tipo; Irán y Sudamérica primero; después, desde la década de 1990, antigua Yugoslavia y Oriente Próximo.

Esta llegada de inmigrantes ha causado y causa problemas de convivencia, y se ha traducido en un aumento de la criminalidad e inseguridad ciudadana en algunas regiones, como es el caso de la ciudad de Malmö, donde los inmigrantes y sus descendientes conforman el 40% de la población. De 2007 a 2010 la cifra promedio anual de inmigrantes alcanzó, considerando todas las categorías, las 100.000 personas. La inmigración ha provocado, tanto por su número como por la composición actual, un gran debate nacional, que también abarca las perspectivas de integración de la llamada ‘segunda generación’.

Tal debate no podía sino repercutir en la vida política. Suecia estaba gobernada por una alianza de centro-derecha. En las últimas elecciones (septiembre 2014) para el Riksdag (314 escaños), ganó por mayoría relativa la coalición de izquierda denominada Bloque roji-verde, con 43,7% de votos que le dieron 158 escaños. La alianza de centro-derecha experimentó un fuerte retroceso: 39,3% de votos que suponían 142 escaños. El nuevo partido Demócratas de Suecia, opuesto a la actual política inmigratoria, aumentó un 145%, esto es, 12,9% de votos con 49 escaños.


El bloque de izquierdas se dispuso a gobernar en minoría, pero, poco después, para sacar adelante el presupuesto, tuvo que pactar una alianza con el centro-derecha, situación que, presumiblemente, se repetirá una y otra vez.

También en la calle ha habido repercusiones de la situación anímica del país: en los últimos días de diciembre 2014 se han producido tres ataques incendiarios contra mezquitas en Eskilstuna y Uppsala.

Volviendo a datos demográficos básicos: se trata de un país viejo, con una media de edad de 41,2 años (los de 65 años y más constituyen el 20,5%). La tasa de fertilidad es 1,88 hijos/mujer; la esperanza de vida, 81,89 años.

La población urbana constituye el 85,2%, siendo la mayor aglomeración Estocolmo, con 1,4 millones de habitantes.

El idioma más hablado es el sueco, comprensible para noruegos y daneses, aunque legalmente no tenga la consideración de lengua oficial. Los finlandeses que habitan al E forman la minoría lingüística más significativa. El inglés, obligatorio para todos los alumnos, está sumamente extendido.

La Reforma protestante implantó el luteranismo, pero también la separación entre Iglesia y Estado. Cerca del 67,5% de la población integra la Iglesia de Suecia, pero menos del 10% asiste regularmente a los oficios religiosos. Téngase en cuenta que, desde 1996, sólo son incluidos los niños efectivamente bautizados. Alrededor de 275.000 suecos pertenecen  a otras iglesias protestantes, y, debido a la inmigración, viven en Suecia alrededor de 500.000 musulmanes, 100.000 cristianos ortodoxos y 92.000 católicos.

Suecia dedica a la salud el 9,4% del PIB. Su sistema sanitario es a menudo clasificado como uno de los mejores del mundo. La atención sanitaria es universal y gratuita, financiada en su gran mayoría con impuestos.

Los gastos en educación son el 7% del PIB. La alfabetización se puede considerar total.

El país es líder mundial en múltiples campos científicos, y la alta calidad en el desarrollo tecnológico es reconocida en todo el mundo. Juntos, el sector público y el privado dedican un 4% del PIB a la investigación y desarrollo.

Muchas de las compañías creadas en el último tercio del XIX son aún reconocidas a nivel internacional. En ese siglo destacan Wenström, pionero de la corriente alterna y Nobel, inventor de la dinamita. Éste último es bien conocido por la institución en 1895 de los premios que llevan su nombre y que se refieren a diferentes campos, si bien el de la Paz se otorga en Oslo, ciudad en esa fecha vinculada a la corona sueca.

Aunque se han entregado 7 Premios Nobel de Literatura a escritores del país (aunque con frecuencia con criterios arcanos y misteriosos de la Academia Sueca, y esto vale independientemente de la nacionalidad de los premiados), lo cierto es que hoy suenan más otros nombres, como la escritora de cuentos para niños Astrid Lindgren (creadora de Pippi Langstrump), la autora de novelas policíacas Camilla Läckberg y Henning Mankell, a quien bien se puede considerar como polígrafo.

En las décadas de 1960 y 1970, Suecia fue uno de los lugares donde surgió un movimiento que a veces se conoce como ‘revolución sexual’. No sólo promoviendo la igualdad de género, sino reflejando un punto de vista muy liberal sobre la sexualidad. De hecho, el porcentaje de personas solteras es uno de los más altos del mundo.

Por lo demás, los suecos no siempre son vistos con simpatía por sus primos nórdicos. No es raro encontrar aplicado a ellos el calificativo de ‘aburridos’ y con frecuencia se les califica de ‘orgullosos’, probablemente por razones históricas.

En realidad al visitante sin prejuicios le parecen, más que orgullosos, tímidos y, eso sí, mucho más formalistas y ceremoniosos que sus vecinos. Por supuesto, el problema atracción- miedo por el alcohol les afecta como a otros pueblos de Europa septentrional, y se manifiesta (como en Noruega) por instituciones tan curiosas como los systembolaget, expendedurías de monopolio estatal con pintorescas reglamentaciones.

Finalmente, sin pretender convertir esta entrada (ni ninguna otra) en una guía turística, procede señalar que se trata de un país muy bello, afortunadamente todavía poco contaminado por hordas salvajes y multitudinarias de turistas.

Estocolmo bien puede ser considerada como una de las más hermosas ciudades de Europa, sosteniendo en sus múltiples islas una combinación de Naturaleza, patrimonio histórico- artístico y barrios modernos originales y bien construidos que no tiene parigual. 

Además, catedrales como las de Lund y Uppsala, castillos como el de Kalmar, los bosques y lagos de que ya se ha hablado, encantadoras pequeñas ciudades como Sigtuna o Ystadt, y la zona costera preferida por los habitantes del país para sus vacaciones, la situada entre Göteborg y la frontera noruega, son lugares a los que se desea volver.